6° *cuidado*

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Sam....

Esto sí que es una mierda. No entendía porque debían haber reglamentos de vestimenta tan retrogradas e incómodos. ¿Como se supone que ataque a alguien con tanta tela entre mis piernas?

- ¡No usaré vestido!- me quejé nuevamente, oyendo el bufido de Allen.

- aqui vamos...- el Alíen rodó los ojos en mi dirección, dándose casi por vencido.

Siempre es lo mismo con las misiones de clase alta. Debemos ir formal, usar falda y vestidos escotados, con panties y mucho maquillaje. Sacos y trajes negros y con una corbata a juego.
Y comienza nuestra rutina. Me niego a ir, con Allen discutimos, le digo que no quiero ir, Allen me grita, volvemos a pelearnos, y por último, termino aceptando ir.

La verdad no sé porque me quejo pero algo me dice que no debo ir con vestido, y le haré caso a ese Algo. Aunque a Allen no le agrade del todo la idea.

- bien. Sabía que dirias eso- bufó por cuarta vez el Alien con el que vivo.- Es por eso que le pedí a la agencia algo menos abierto y... Escotado.

Bajo mi atenta mirada, tomó otra bolsa de la caja que la agencia nos había enviado hace unas horas atrás, donde dentro había un largo entero de color rojo. Sonreí ampliamente, embobada por lo que mis ojos estaban viendo.

- dame eso- me levanté aún en ropa interior y fui a mi probador, ansiosa de ver si esto me quedaba.

Me lo coloqué con sumo cuidado de no dañarlo y sonreí una vez pude ver el resultado en el espejo de mi cuarto. Esto es hermoso, y se ve aún más hermoso sobre mí.

Era de color rojo, suelto de los muslos para abajo y apretado de las caderas para arriba, logrando marcar mi figura.
Era sin mangas, y lo único que lo sujetaba eran unas tiras a los lado de mis hombros.

 Era sin mangas, y lo único que lo sujetaba eran unas tiras a los lado de mis hombros

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Seguí arreglándome mientras Allen se intentaba hacer la corbata detrás de mi. Reí levemente al ver su rostro de frustración.

Me maquillé y me amarré el cabello en una coleta alta y firme. Levanté el entero hasta las caderas y escondí una calibre pequeña cargada en mi muslo, siendo sujetada por una liga. Hice lo mismo en la otra pierna, solo que llevaba mi cuchillo.

Tomé mi bolsillo y en la tira de mi sostén en mi espalda, escondí una navaja recién afilada.

Una vez lista y armada, salí del baño, encontrándome a Allen junto a mis tacones especiales diseñados por la agencia.

Eran a simple vista unos tacones, pero gracias a un botón detrás de estos, cuando necesite pelear el pequeño tacón se eleva, desapareciendo para darme una mayor comodidad al correr.

- estás tan hermosa como siempre, Sam- me alagó el rubio, haciéndome sonreír. Me aferré a su brazo, lista para salir de la casa e irnos directo a aquel museo.

Identidad Secreta ® #IS1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora