El pequeño estudio de grabación era sofocante y todos se movían en sus taburetes, deseando estar en otro lugar. Los auriculares de Alfred picaban y quería quitárselos, pero sabía que si lo hacía, sería un infierno pagar. -Una vez más,- la voz de una mujer entró por el micrófono a la habitación y los instó a continuar. Habían estado allí durante seis horas y ya intentaban establecer las pistas de su nuevo álbum. La etiqueta quería que se lanzara antes de su primer show en unas pocas semanas.
Alfred echó un vistazo unos pocos asientos hacia abajo, donde Arthur estaba sentado en el borde de su taburete. Se había estado moviendo por allí durante las últimas horas luciendo increíblemente incómodo. Alfred trató de no pensar por qué sentarse podría ser doloroso para el otro hombre, pero no pudo evitar revivir su noche tórrida. Había estado tratando de hablar con Arthur sobre eso durante dos días, pero cada vez que caminaba hacia el inglés, Arthur desaparecía o comenzaba una conversación con otra persona. Alfred no quería que lo que tenía que decir fuera escuchado, por lo que siguió dándose por vencido. Pero él iba a tener éxito. Iba a hablar de esto con Arthur si eso lo mataba.
Después de que terminaron la última canción, la puerta del stand se abrió y una mujer escultural entró en el área de grabación. Tenía el cabello suelto y un vestido verde brillante en sus impresionantes curvas.
-Soy Elizabeta-, anunció. -Soy el director de la etiqueta y me detuve para ver cómo estaban tus chicos. ¡Suenan genial!- Ella los elogió con una sonrisa. -Tengo un buen presentimiento sobre todos ustedes.
Le agradecieron y la vieron girar y se fue. La voz incorpórea de la cabina regresó por los micrófonos. -Francis, estabas un poco chato en el último coro y Alfred, necesito algo más de volumen. Arthur, debes actuar como si te preocupara por esto, solo estás ahí sentado. Dale más.
La música empezó a vibrar una vez más y Alfred le lanzó una mirada a Arthur. El inglés parecía demacrado y pálido. Se movió en su banquillo una vez más e hizo una mueca y Alfred casi perdió su oportunidad de entrar debido a que su atención estaba en Arthur. Apenas cubrió su metedura de pata y sabía que tendrían que cantar la canción otra vez por su culpa. Juró prestar atención a lo que estaba haciendo y apartar a Arthur de su mente. Encontraría una forma de acorralar al otro hombre una vez que terminaran con el trabajo. Su carrera fue lo primero después de todo.
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-Arthur no parecía ser el mismo hoy -, comentó Yao mientras presionaba el botón para llamar al ascensor en su hotel esa misma tarde. -No ha parecido correcto por unos días-, reflexionó el atractivo chino. Ivan no respondió. Simplemente estiró su mano para sostener la puerta del elevador cuando se abrió, permitiendo que Yao interviniera ante él. -¿Qué crees que está pasando?- Yao se volvió hacia Iván.
-No me podría importar menos-, dijo el hombre ruso corpulento, con los ojos cerrados. -Solo estoy preocupado por ti.
-Tienes que dejar de hablarme de esa manera-, lo reprendió Yao.
Las puertas del ascensor se cerraron e Ivan se acercó a Yao, su estatura le permitía elevarse sobre el hombre más bajo. -Te hablaré como me gustaría-, dijo. -¿Te gusto?.
Yao se sonrojó de un rojo brillante y miró hacia el piso. Estaban solos, pero él sentía que todo el mundo los estaba mirando. -No puedo, ya lo sabes-, insistió y se alejó un paso del ruso. Iba a luchar contra esta atracción, sin importar lo difícil que fuera.
El ascensor dio un portazo y las puertas se abrieron mostrando a Alfred esperando en el pasillo. -¿Hola chicos, que hay?- él dijo. Aunque estaba sonriendo, no alcanzó sus ojos.
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Doing it in secret
RomanceDespués de competir en un nuevo reality show donde los miembros de una nueva banda de chicos son elegidos, los Aliados terminan por hacerse famosos. A medida que se forman las relaciones, algunos obstáculos les impiden avanzar. ¿El deseo de fama se...