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Regla 10V3...

Regla 10V3...

Regla10V3...

Es de las reglas que jamás se debe romper. JAMÁS, y eso le constaba a ambos villanos.

Regla 10V3:
No involucres al amor.

No seas así.

Y recordar esa regla y saber que su jefe la rompió... no le significaba nada bueno... o malo... ¿qué debía suponer?

-¿qué-é...? -murmuró nervioso el científico.

-la rompí... -dijo en el mismo tono que el menor.- la rompí, maldita sea... ¡y es tu culpa! -lo volvió a golpear contra la pared.- ¿¡sabes lo que he hecho por esa regla!? ¿¡lo sabes maldito animal!?

Y la respuesta llegó y salió de Flug:

-tratarme bien... -susurró.

¿por qué se sintió quebrado por un momento?

-exacto... y eso duele, Flug... -murmuró Black Hat, soltando lentamente su camisa y colocando sus manos en la pared.- duele no poder dormir o hacer lo que sea... sin sentir algo tan asqueroso en mi pecho... -apuntó a su pecho, donde todo humano debería tener el órgano vital y de amor.

El corazón.

Y Flug sentía el suyo apunto de explotar al igual que el caliente de su rostro. Tal vez Black Hat no lo sabía, pero en vez de una queja o reclamo... era como una declaración.

-¿qu-ué...? ¿qué siente? -se atrevió a preguntar el científico mientras su respiración comenzaba a acelerar.

-un... bombardeo... -respondió el villano en un suspiró mientras se alejaba del menor.- es... es tan... malditamente bueno ese bombardeo... -vuelve a suspirar, con algo de cansancio.- no quiero que sea bueno...

-je-efe... -susurró Flug, con un nudo en la garganta que le impedía hablar y con sus piernas temblando.

-sal de aquí... -ordenó mientras se giraba y comenzaba a alejarse del doctor, queriendo ir a su escritorio.

Pero Flug no se quedaría confundido así sin más. Por ello, sacudió su cabeza y se aproximó rápidamente a él.

-señor, necesito que me dé la razón del porqué es mi culpa. -dijo, con los nervios y la leve molestia mezclados.

-Flug, sal ahora. -volvió a ordenar, con los dientes juntos.

Pero ahora, Flug no estaba para seguir las ordenes de su jefe, sino a las de su corazón.

-no, no, lo lamento, jefe pero no puedo marcharme ahora. Quisiera que razonara conmigo, ¿por qué yo? ¿por qué yo soy el responsable de eso?

-retírate, ahora. Ve a dormir -ordenó.

-no lo haré, no podré dormir. -dijo.

Y se asustó, se arrepintió de lo dicho al ver como el demonio giraba de golpe su cabeza y le miraba con su pupila afilada y una sonrisa tan extraña y su mirada tan... lujuriosa.

-oh, lo haré dormir, doctor. -dijo con ese pecado en su voz mientras se acercaba al doctor rápidamente.

Y Flug no tuvo tiempo de reaccionar cuando el demonio lo tomó y lo arrojó sobre su escritorio y el de sombrero se colocó sobre el palido cuerpo del humano.
Flug lo miraba con terror, con miedo, como hacía mucho no lo hacía, con sus palabras en su garganta. Y la mirada tan intensa sobre él, no ayudaba en lo más mínimo.

Quítate La MáscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora