10

38 5 0
                                    

Ya era por la tarde, Mía volvió a su casa muy feliz. Había pasado una noche magnífica con Adrien y no dudaba en querer repetirlo, pero no solo una vez, sino muchas más veces.

Cogió los exámenes y empezó a corregirlos. Los alumnos estaban de suerte, su profesora estaba tan contenta que fue generosa con la calificación de los exámenes.

Tras terminar todo su trabajo, cogió su móvil y vio que tenía un mensaje de Adrien.

Es sábado, ¿salimos por ahí?

Bueno, está bien. Nos iremos de fiesta, ¿te parece bien?

Sí, a las 9 paso a buscarte preciosa.

¿Qué te parece si cenamos en mi casa? Ayer estuvimos en la tuya, esta vez toca la mía.

A sus órdenes, estaré ahí a las 8.

Mía vio que eran casi las 7, ¡no le daba tiempo! Fue a su cuarto y rebuscó en su armario que ponerse, encontró un vestido blanco, no, muy formal y se mancharía muy facilmente.

Optó por hacer una videollamada con Amy para que la ayudase.

-Hola, Mía, ¿te pasa algo? Me has dicho que necesitabas mi ayuda urgentemente.

-Verás, Adrien y yo salimos esta noche y no se lo que ponerme.

-¿Tenéis una cita? ¡Qué suerte tía!- chilló ella.

-Bueno, en realidad anoche...

-¿Anoche...?- repitió ella.

-Me invitó a su casa porque me lo encontré en la playa y me di contra su tabla de surf. Me dijo que me quedase a cenar y después... Lo hicimos- explicó ella.

Amy volvió a chillar, Mía pensó que sus vecinos estarían creyendo que estaba matando a alguien por tantos chillidos.

-¿Y qué más?

-Me dijo que le gustaba y que fuesemos amigos con derecho a roce porque él no quería pareja. Me prometió que no se liaría con nadie más y que él no era un mujeriego.

-Pues al ser tan guapo me extraña, dios mío puede tener a las chicas que quiera en nada de segundo.

Esas últimas palabras resonaron en la mente de Mía, eso era verdad seguro, pero... ¿Se iría con otra en nada de tiempo?

Amy ayudó a Mía, le dijo que se pusiese algo provocativo para que si se liase con otra que viera lo que se estuviera perdiendo.

Sacó un vestido rojo ceñido al cuerpo era de tirantes y muy corto, con unos tacones negros.

Se metió en la ducha y tras estar un rato duchándose, se salió del agua. Llamaron al timbre, ¿quién podría ser? No tuvo más remedio que salir solamente con una toalla puesta.

Abrió la puerta y ahogó un gemido. Era Adrien. Él estaba guapísimo con una camiseta negra de mangas cortas, unos vaqueros y unas zapatillas blancas.

No podía estar pasando más vergüenza. Ella estaba en toalla. Abrió la puerta, Adrien subió la mirada, anteriormente estaba observando el suelo, y se quedó sin palabras.

Delante de él tenía a una Mía semidesnuda y empezó a sentir mucha calor, necesitaba tranquilizarse, no era la primera vez que le pasaba aquello con Mía delante.

-¿Ya son las 8?

-Según mi reloj- miró a su reloj digital que llevaba en la muñeca- sí.

-Perdona, estuve hablando con Amy durante un buen rato y se me olvidó por completo la hora. Entré muy tarde en la ducha y ni me he dado cuenta. Pasa.

Él cogió su rostro y besó los labios de ella con pasión, Mía no se lo esperaba.

-Estás muy sexy así, ojalá fueras así, pero tendrías a tíos babosos detrás.

-Empezando por ti- rió ella.

-Muy graciosa- la secundó con ironía.

Tras parar de reír, Mía le comunicó a Adrien que se quedase en el salón mientras ella se preparaba.

Mía volvió a ir al baño, se secó el pelo, se puso el vestido rojo y se calzó con unas chanclas, no se iba a poner en ese momento los tacones, eran horribles al tenerlos puestos tanto tiempo y quien sabe cuanto estarían fuera.

Ella volvió al salón y Adrien la vitoreó con un silbido, la miró de arriba a abajo y ella se puso muy colorada por la vergüenza.

-Guau, tendré que espantar a los chicos esta noche- dijo esto con un guiño al final.

-Y yo a las chicas- ella le guiñó un ojo también, para seguirle el rollo a Adrien.

Ambos pidieron otra vez a domicilio, como ocurrió la noche anterior, esta vez pidieron comida americana, concretamente a un Burger King.

Cuando terminaron de comer, Mía terminó de prepararse, se maquilló y se puso los tacones negros.

Adrien, al verla, no pudo resistir darle un beso apasionado, no podía reprimir su deseo por ella.

Durante el beso, la mano de Adrien empezó a subir lentamente el vestido por la parte baja, lo que provocó que Mía se estremeciera y gimiese, sus gemidos eran música para los oídos de Adrien.

-Adrien, creo que será mejor que paremos o no saldremos nunca, ¿no crees?

-Tienes razón, pero es que no puedo parar algunas veces contigo, me pones mucho preciosa, no te lo voy a negar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 05, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Querido profesor de gimnasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora