Capitulo 5

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— Puedes llamarme Eli.

— No prendo ser tu amigo, solo te llamaré Elizabeth y tu me llamaras Meliodas.

— Esta bien.. — dijo un poco disgustada.

— Si, te vas serás castigada — la miro serio.

— Castigada?—  Espera no me puse a pensar y si es la bestia pero no lo parece el símbolo que lleva en su frente podrá ser.

En que piensas? — pregunto.

— Ah? Perdón no te escuche, estoy un poco distraída —. A decir verdad es muy serio no creo que sea,  porque si lo fuera tendría otra actitud.

— Podrías dejar de pensar — agarro de la mano a Elizabeth — Me molesta!

— Disculpa Me..lio..das pero si yo quiero pensar voy a pensar — Pero que testarudo.

— Te llevare a tu cuarto — la cargo tipo princesa.

— Sueltame.. Sueltame... Bajame o si no..

— O si no que lo prometiste dijiste que ibas a estar conmigo — grito.

— Yo..yo..— Elizabeth dejo de hacer forcejeo y se tranquilizó.

Meliodas llevo a Elizabeth a su cuarto era un cuarto muy grande para el gusto de Ella pero con unas ventanas grandes que dejaban ver la nieve y la iluminación era perfecta.

— Bien este es tu cuarto — la bajo bruscamente.

— Nunca te enseñaron como tratar a alguien — se levantó y entro al cuarto se dio media vuelta para cerrarle la puerta en su cara.

— Oye dejame entrar — grito golpeando la puerta.

— No y no dejame en paz ya estoy en tu torre de marfil así que vete — Fue a la cama para taparse los oídos con la almohada.

— Dejame entrar ya verás.. Voy a estar aquí hasta que salgas.

— Así!! Pues espara todo lo que quieras.

.
.

Ya había pasado un buen rato después de la pelea que tu vieron.

Meliodas se quedó dormido a un lado se la puerta Elizabeth se encontraba en su habitación caminando de un lado a otro pensando si era bueno salir tenía mucha hambre así que salió en busca de comida.

Al salir se encontró con Meliodas durmiendo al lado de la puerta.

— Meliodas? Pero que tierno — dio una leve sonrisa — será mejor que lo lleve al cuarto.

La peliplata cargo al chico y empezó a tambalearse.

— Por dios que pesado!! Vamos Elizabeth tu puedes tu puedes — se daba ánimos.

Abrió la puerta con un pie para pasar al cuarto cuidadosamente porque no quería despertarlo tambalea hasta llegar a la cama y lo dejo allí.

— Parece que cuando duerme no hay nadie quien lo pueda despertar, bien iré a la cocina.

Salió del cuarto para dirigirse a la cocina que se encontraba en el primer piso.

Mi amor es para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora