Capítulo Cuatro

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Capítulo Cuatro. La chica es mía.

KEVIN

¡Carajo! exclama Jordan con asombro.

¿Qué ocurre? enarco una ceja. Tomo una botella de cerveza y la destapo.

Es el tercer vaso que se toma en dos minutos. Y es whisky seco.

¿De quién estás hablando?

¿Quién más hermano? De la ardiente mujer del vestido rojo.

Escupo el trago de cerveza. Jordan me mira descolocado.

¿Hablas de Tracy?

¿La ardiente mujer a pocos metros de aquí? ¿Así se llama?

Asiento, lentamente. Sintiendo como mis músculos se tensan.

Así es.

Me gusta. No veo a muchas mujeres en Nueva York que beban de esa forma.

¿Y qué planeas hacer al respecto?

Hablaré con ella se encoge de hombros.

¿Y qué le dirás?

¿A qué se debe tu interés, hermano? enarca una ceja.

Solo quiero saber.

La invitaré a salir, ahora que tengo varios días de vacaciones no me importaría tener un poco de compañía para andar por el pueblo.

¡No seas idiota! Tienes mi compañía, y la de Michael. No te hace falta ningún tipo de compañía femenina. Menos la de ella se me escapa. Resoplo.

Y cuando está a punto de contestarme, Tracy se acerca. 

No, preciosa. Por favor no.

¡Ey! saluda con entusiasmo y sonríe.

Vaya.

¿No estás un poco pasada de copas, preciosa?- dice el bocón de mi hermano.

Ella lo mira confundida.

¡Eres el cabeza de chorlito! dice para luego hipar.

¿Cómo?

El padre de mi mejor amiga te dice así se encoge de hombros. Ladea la cabeza y me mira—, ¿bailamos?

Él no está de ánimos, preciosa. Si quieres, puedo bailar contigo.

¿Por qué Kevin no está de ánimos?

No lo sé, él vino con alguien. No se vería bien que Kevin bailara con otra mujer que no es su pareja.

Definitivamente se vería mal asiente y me mira—, ¿bailamos?

Por supuesto que sí, vaquera.

Jordan frunce el ceño.

Hoy no, hermano. La chica es mía.

TRACY

Suspiro y estiro mi cuerpo, que roza con la tela de la colcha que me cubre, erizándome la piel. Acomodo mi cabeza contra la almohada de plumas, sonrío. Que cómoda estaba mi cama este día. Tanto, que no me apetecía levantarme por nada en el mundo. Ni siquiera para trabajar en el rancho, ¿cómo lo iba a estar después de la fiesta de anoche? Ni siquiera recuerdo cómo es que llegue a mi casa.

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