Capítulo Nueve

7.5K 697 18
                                    

Capítulo Nueve. El más modesto.

TRACY

Observo detalladamente el rostro perfecto de Kevin, quien se encuentra con una caja de chocolates en la mano y un café doble en la otra.

-¿Acaso quieres que muera? Tú simplemente no puedes ser tan perfecto- tomo las cosas de sus manos y besos sus labios con suavidad.

-¿Segura de que tienes el día libre, Trace? Este día es importante, no quiero llamadas espontáneas.

-¡Y no las habrá!- aseguro y como prueba le muestro mi teléfono- lo dejaré aquí y así no podrán interrumpirnos. ¿No habrá llamadas por tu parte?

-¿Quién podría llamarme?- sonríe encantadoramente.

-No lo sé, tal vez tú amante con la que me engañas.

-Claro, cuando ella exista probablemente lo haga.

-¿Probablemente?

-No le daría el número que tú conoces, vaquera.

-¿Ah, no?

-Usaría un teléfono desechable, por supuesto.

-Eso asusta.

-No es cierto.

-¡Tienes razón, me encanta!- le sonrío y abro la caja de chocolates.

-Primero debes desayunar, Trace.

-¿Hmm?- murmuro con el chocolate en la boca. Lo trago y pregunto-: ¿este no es mi desayuno?

-¿Estás loca? ¿Crees que yo te daría chocolate y café para desayunar? El café es para que espabiles y el chocolate para después.

-¡Pero, mi amor!

-¡Nada!- me calla-, toma tú abrigo y vámonos.

-Bien- bufo aparentando estar enojada pero se me escapa una sonrisa.

¿Cómo estar enojada con él?

-Es la primera vez que no te veo con unos pantalones- señala al adelantarme a pedir el elevador.

-¿Eso quiere decir que te gusta cómo me veo?

-Tracy, podrías llevar puesto un saco de patatas y yo simplemente te vería hermosa.

-¡Por Dios, Kevin! Eres un empalagoso.

-Y te fascina, no mientas- dice y entramos al ascensor.

Ahí es cuando Kevin me escrudiña por completo. Comienza dando un breve repaso por mi cabello suelto y raramente peinado, mi rostro levemente maquillado, observa la chaqueta de jean que cubre el vestido blanco que moldea mi cuerpo hasta las rodillas. Se toma un tiempo con mis piernas desnudas y por último mis inseparables vans.

-¿Acabaste?- pregunto, mirándolo con una sonrisa sobre mi hombro.

-Y el resultado es magnífico, vaquera. Luces espectacular.

Sonrío y con mi cabello cubro mi rostro, intentando que no note mi sonrojo.

-¿Se puede saber a dónde vamos?- pregunto una vez que nos encontramos caminando hacia un auto que no conozco.

-¿Y este coche?

-Jordan me lo trajo.

-¿Es tuyo? No recuerdo haberlo visto por el pueblo alguna vez.

-Se lo había prestado a mi hermano menor para que se movilizará por la ciudad cómodamente mientras yo estaba en la guerra. Pero ahora que estamos aquí, se lo pedí devuelta.

NAVY SEALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora