era tan pobre que no tenía más que dinero

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Buenos días lectores fieles, la Reina Cotilla aquí, su única fuente confiable de la escandalosa vida de la élite de Manhattan

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Buenos días lectores fieles, la Reina Cotilla aquí, su única fuente confiable de la escandalosa vida de la élite de Manhattan. ¿No aman los lunes en la mañana?... Es una broma ¿Quién lo hace? La depresión post fin de semana nos deja destruidos y lo único que queremos al comenzar las clases de nuevo son unos anteojos muy oscuros y un expreso súper cargado, pero déjenme alegrarles la cruel madrugada con un chismecito de última hora. Unos pajaritos mañaneros me han contado que R ha salido de su casa más temprano de los normal. En una mano unos panecillos y en el otro dos lates de vainilla.

¿Su destino? Calle 94 con la quinta avenida, sí la fortaleza Brown, cuidado golden boy, estás buscando lo que no se te perdió.











Cuando Romeo entró a la habitación de cierta castaña esa mañana luego de insistirle a su hermana que lo dejara pasar a buscarla ya se imaginaba el cuadro, pero cuando empezó a subir las escaleras y no escuchó All By My Self a todo volumen supo que lo de Millie no era un drama común y típico, y al encontrársela sentada en el piso con un buzo viejo azul sin su pijama rosa confirmó sus sospechas, aquello no era pura teatralidad o una exageración, ella sí estaba dolida por lo que le habían hecho sus amigos, inconsciente o conscientemente.

— Hey. — la saludó con calma dejando el desayuno encima de su cómoda y sentándose a su lado, sin embargo la joven no lloraba ni mucho menos, solo estaba ahí, con la mirada perdida y la respiración lenta — Te fuiste muy rápido de la fiesta el viernes, no puede despedirme.

— La campanilla de las 12 sonó y tuve que irme. — responde sin siquiera observarle.

— No tienes que mentirme, sé por qué te haz ido. — se apresura a contraatacar Beckham — ¿Quieres contármelo tú?

La más bajita niega y es como si las emociones no existieran en su ser — No pasó nada, ha sido una estupidez de mi parte creer que la gente cambia. — se encoge de hombros como si esa fuera la aclaración más obvia que pudiera dar, como si la cosas en esta estuvieran implícitas, y sí, es Romeo, su mejor amigo desde el kinder, ni siquiera tiene que decirlo, pero él lo quiere escuchar.

— ¿Segura que no es nada? – indaga con cuidado — Mills, me preocupo por ti. — y esta última oración hace magia, porque es lo único que necesita, saber que a alguien en este mundo aún le importa lo que pueda sentir, cuando el resto parece mandar sus emociones al carajo.

Así que la princesita rota decide hablar y decir lo que su cabeza le grita con el volumen al máximo — ¿No te pasa que te levantas con muchas ganas de llorar? — es tan simple su cuestión pero al mismo tiempo significa demasiadas cosas.

— Creo que a todos nos pasa. — concluye con calma el rapaz mientas se acerca un poco a la muchacha — Pero luego de un rato te sientes mejor, y desaparece. — ante las palabras del contrario, la castaña solo asiente varias veces, aún no lo ha mirado.

La Reina Cotilla; fillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora