let me love u {Yoonmin}

[7]

Habían quedado en que sólo se quedaría a cenar y se iría, pero una fuerte tormenta hizo que Yoongi no se fiara de dejarle irse sólo a su departamento, así que tras una rápida discusión el peliazul se encontraba sacudiendo las sábanas del colchón que tenía su cama-nido para los invitados mientras que Jimin se cambiaba y se ponía el pijama, que consistía en una camiseta de rayas antigua de Yoongi, y unos pantalones holgados y oscuros.

-Yoongi. -llamó Jimin desde el baño.- Tengo un problema.

-Di, bebé.

-La camiseta... Me está demasiado pequeña -Yoongi pudo notar la boca de Jimin contraerse en una mueca a pesar de no verle.

-Espera, voy para allá. -respondió Yoongi, dejando a un lado las sábanas y encaminándose hacia el baño.

Cuando llegó tuvo que taparse la boca para contener la risa, ya que Jimin parecía un embutido con la camiseta de Yoongi. El rubio le miró enfadado y se la quitó rápidamente, con los labios abultados en un puchero y las mejillas ligeramente teñidas de rojo por el enfado. Yoongi no hizo más que quedarse de piedra mientras le observaba. Su pálido torso no estaba muy tonificado, pero se podían apreciar sus abdominales ligeramente. Su espalda, con una fina cintura y unos anchos hombros hacía que Yoongi no pudiera apartar la vista de ese lugar, siguiendo con su mirada la profunda línea que se le marcaba entre los omóplatos y que bajaba hasta perderse en los pantalones negros que llevaba el chico.

-Quédate así. -resolvió el peliazul, aún con la mente en otra parte.- Por mí no hay problema.

-Está bien entonces. -el rubio se dio la vuelta y se encontró con la profunda mirada de Yoongi, algo que le cohibió un poco.- ¿Ocurre algo?

-No, no, sólo... -sus manos se movieron solas, y mediante suaves toques, que más que toques, parecían caricias, le dio la vuelta, volviendo a tener la oportunidad de apreciar la espalda del rubio.- Se te marca un montón la línea de la espalda.

-¿Qué línea? -Jimin estaba nervioso, y su piel ya estaba de gallina gracias a los ligerísimos toques de Yoongi en su espalda. Un gran escalofrío le recorrió como si de electricidad se tratase cuando dos suaves dedos recorrieron un trazo desde su cuello, hasta un poco más arriba de los pantalones.

Jimin cerró los ojos disfrutando de las caricias que el mayor le estaba dejando en su espalda mientras pensaba en lo extraña que estaba siendo esa situación, pero sonrió suavemente al notar por el rabillo del ojo la mirada de Yoongi en su nuca, evaluando las reacciones del menor. De un instante a otro, las caricias pararon, dejando al rubio con una mueca de confusión por el repentino cambio de actitud.

-La tormenta hace que las temperaturas bajen, así que te pondré un par de mantas. -comentó Yoongi de repente desde el cuarto.

-No hace falta, Yoongi, suficiente es que me dejas pasar la noche aquí. -respondió sonriendo el rubio, aún tratando de calmar el suave dolor de su estómago que había causado la confusión de minutos antes.

-Te las pondré. -hizo una pausa, terminando de colocar las sábanas y mirando después a Jimin, quien volvía del baño tapando con la camisa de Yoongi su torso con timidez.- Y no hay más que hablar.

Jimin asintió en silencio y se sentó en el borde de la cama que el peliazul le había preparado jugando con sus manos mientras Yoongi salía de la habitación en busca de las mantas. Jimin miró en silencio por la única ventana del cuarto cómo caía la lluvia sin cesar, estremeciéndose cuando el resplandor blanco de un relámpago iluminó la habitación, que ya de por sí estaba bien iluminada por la luz de la lámpara. El pequeño miró fugazmente por la puerta para asegurarse de que Yoongi se hubiese ido a la otra sala y se acurrucó en la cama esperando que llegara el ruido del trueno que tantísimo temía.