Fuera de la UA, en un apartamento bastante amplio y lleno de plantas por doquier se encontraba una mujer de casi un metro ochenta de estatura tratando de crear una nueva receta para un libro de cocina que escribía durante sus horas libres.
Koumori Sero era una mujer divorciada que sentía una pasión enorme por la gastronomía. Normalmente diría que vivía felizmente con su único hijo en aquel luminoso lugar, pero la verdad era que actualmente se encontraba viviendo totalmente sola porque su mocoso se había metido en la cabeza que quería ser un héroe, y no podía aprender a ser eso en una academia normal ¡No! Tenía que ingresar precisamente en la UA... Aunque Koumori, si tenía que ser sincera, seguía sin creerse que su chico-cinta realmente hubiera logrado el ingreso a semejante academia.
Hacía poco había recibido una llamada de Hanta comentándole algo sobre una actividad escolar que harían en Yuuei. Al parecer todos los cursos participarían y a él (Como miembro del curso de héroes) le tocaba representar a un personaje de cuentos clásicos, y ella, como la buena madre que pensaba ser, iría.
La verdadera pregunta era ¿Tenía que contárselo al (Maldito, desgraciado, "correcto y maduro") padre de su muchacho?
Debía, claro, pero como a ella le gustaba hacerlo quedar como un mal padre se reservaría la información hasta último minuto, donde le fuera muy difícil al estúpido de su ex sacar permisos de su trabajo.
Que gran madre era.
– ¡Yo también quiero ir, mamá! No me puedo perder la presentación de Ei-chan.
Chushutsu Kirishima, mujer de temple, estaba un poco harta del berrinche que su pequeña hija le había empezado a montar desde que le había comentado algo a su esposo sobre aquella obra en la que su Eijiro participaría de principal (O algo así le había entendido en la llamada rápida que le había dedicado).
– Mira Mijuku – Chushutsu se giró para poder ver de frente a su pequeña malcriada con los brazos puestos en jarras sobre su cadera – Puedes venir con papá y conmigo – La niña sonrió ampliamente – Con una condición – Mijuku dejo de sonreír – Tienes que ganar todas tus evaluaciones con más de ochenta y cinco puntos.
Para el momento en el que termino de poner aquella condición la pequeña de cabello negro ya estaba corriendo hacía la sala, donde se empezó a tironear del brazo de su padre – ¡Papi, papi! Mamá está siendo inusta conmigo.
– "Injusta" – Le corrigió el hombre con tranquilidad mientras seguía leyendo su periódico.
– ¡Dile que pare, papi! Está pidiendo mucho.
– Está pidiéndote lo que sabe que puedes darle Mijuku.
– Que sea de mínimo setenta puntos.
– Ochenta y cinco – Reafirmo su madre desde la cocina.
– ¡Setenta y cinco! – Gritó la niña.
– ¿Ochenta? – Comento Yasashi Kirishima aun sosteniendo su periódico en lo alto.
– Noventa – Aumento Chushutsu nada dispuesta a ceder.
– Ya que estamos ponle noventa y cinco – Rebatió el padre más metido en la discusión que antes.
Chushutsu fue a decir algo con tono de madre molesta cuando Mijuku, al parecer poco consciente de sus palabras, alzo mucho la voz – ¡CIEN PUNTOS! Tómenlo o déjalo.
– Lo tomo – Dijo Chushutsu sabiendo que después, cuando ya estuviera más calmada, Mijuku se arrepentiría rotundamente.
Pero ya sería muy tarde.
YOU ARE READING
¿Una obra de que? [Cancelada]
FanfictionUna obra realizada por todos los cursos de Yuuei suena como una gran idea en la cabeza de Nedzu... Desgraciadamente acababa de abusar del té cuando pensó aquello. Un regalo por adelantado para mi Kohei @TotyRosero6