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[Anna]

Las experiencias con fuertes cargas emocionales quedan grabadas en nuestra mente como la tinta de un tatuaje.

Era inevitable, incontrolable lo que mi mente me recordaba con tanta frecuencia a pesar de que los años habían intendado cerrar todas las heridas.

El despertador me altero con su estridente sonido como lo hacía cada mañana. Siempre tenía sueño, desde hace tres años ya que vivía con sueño. Las lluvias de otoño teñían de gris la ciudad. Me miré en el espejo y noté cómo mi cuerpo había cambiado. Amamantar tenía sus beneficios, subir dos tallas de sostén y mantener mi cintura era algo que agradecía cada mañana.

La vida que en la que estaba siendo protagonista, no era la que yo había elegido, sin embargo era feliz. Aliha dormía sobre su cama con más juguetes de los que yo tuve en toda mi niñez.

Se parecía tanto a él.

Un suspiro en el café recién hecho y los recuerdos volvían.

Seokjin nunca la aceptó.

Mis padres tampoco.

Ellos me hicieron a un lado, el mundo entero pareció olvidarse de mi existencia, mis necesidades y bienestar.

Exepto por él.

Namjoon me acompañó por los largos nueve meses de mi horrible embarazo. Me acogió en su casa aunque sus padres nunca estuvieron de acuerdo en su decisión de cuidarme. El había sido la luz al final del túnel. Mi linterna en la oscuridad, mi sostén y apoyo.

Gracias a él, tenía mi pequeño departamento, mi trabajo y el contacto con la madre de SeokJin, porque ella, fue una de las pocas que decidió apoyarme en esta carrera que estaba afrontando.

-¿Será que tu abuela no conocerá otro color que no sea el rosado?- Ali se despertó y frunció el ceño- Tenemos que vestirnos muy muy lindas para ir al kinder.

-¿Y papi?

No sabía con exactitud que es lo que debía sentir. La situación era un asco. Mi hija, la hija de Seokjin, reclamaba como su padre al primo de su verdadero progenitor.

-Vendrá en unos minutos- la tomé en mis brazos- Se que lo extrañaste mucho, por eso después del trabajo iremos por un helado.

Comenzó a festejar con su aguda voz.

Se emociona por la comida como Seokjin .

* * *

-¿Donde esta papi?- Ali lloraba en la calle de camino a su escuela. La gente ya me estaba mirando raro, como cñ siempre, pero esta vez irritados por la casi insoportable voz de mi hija.

-Lo veremos después- susurré con bastante autoridad, o al menos eso fue lo que intenté.

El llanto seguía presente en cada paso que caminábamos a su kinder.

Yo también quería llorar en este punto.

Su intercambio había durado seis meses. Casi 26 semanas en las cuales me había hecho falta. Iba a ser la primera vez que lo vería luego de casi 170 días de ausencia y lo cancela de un segundo a otro. Ali estaba triste, yo también.

La maestra nos recibió y la pena se convirtió en felicidad cuando vio a otros pequeños correr por el hall de entrada.

La rutina seguía.

Los recuerdos seguían perturbando mi mente. Sabía que estos podían ayudarme o devastarme, ser de progreso o retroceso. Por que los condenados era un arma de doble filo. Aprender o aferrarse de las malas experiencias. Solo yo tenía el poder de seguir adelante con las marcas y las heridas que había provocado una yo, mucho más estúpida del pasado.

Nam estaba serio, Seokjin no entendía porque el clima silencioso, más intuía que nada bueno podía avecinarse con el gélido clima entre su novia y su primo.

-Tienes que entender que no es fácil para ninguno- comenzó Namjoon, como siempre, tratando de ser el caballero de armadura dorada

-Dejen de hacer de esto una gran espectáculo- dijo con una risa nerviosa- estoy seguro que no es para tanto.

Y qué doloroso es crear expectativas cuando la realidad tiene distintos planes para ti.

-Jin...- traté de ser suave, y quizás lo fui demasiado al pronunciar su nombre en un susurro.

Me sonrió con su bella sonrisa.

Todo iba a estar bien.

Me ama.

Me lo ha dicho miles de veces.

-Estoy embarazada.

El brillo de sus ojos desapareció, al igual que su sonrisa.

-Anna... no- dijo negando con la cabeza- Sabes que voy a la univerisad en septiembre- vociferó aumentando el tono de su voz cada vez más- No, No NO.

-SeokJin- Nam habló enojado- Tomaste decisiones y debes hacerte cargo.

-No.

SeokJin tomó su chaqueta y se voltió a observarme con rudeza en sus ojos

-Tú- pronunció con algo que pude identificar como asco- No te vuelvas a acercar a mí.

* * *

Y fue entonces cuando vi a alguien, que estaba rondando en mi mente, como una jodida consecuencia, como si fuese el precio a pagar por pensar en él.

Tan alto y tan hermoso como lo recordaba.

SeokJin estaba en la puerta del edificio donde trabajaba.

Y me estaba mirando.

-Anna- susurró, más fue todo lo que pude oír entre las personas y el sonidos de la ciudad.

Esta aquí.

daddy [k.n.j]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora