4- Nada

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Se paraba sobre el sillón y jugaba con los cojines, ambas reíamos, cuidarla era lo mas tierno que podía haber. La veía reír, brincar, hacer muecas, mirarla era mi mas grande y necesitado vicio.

Alberto nos llamo a la mesa, obvio que no discutimos sobre eso, obedientes fuimos hacia la cocina, nos lavamos las manos y serví la comida. todo hombre perfecto sabe cocinar, pues el mio no, mi querido novio solo había calentado lo que encontró primero en el refrigerador.

Mi querido hombre se dedico a alimentar a su hija, aunque comió mas el que ella, me sentía encantada de haberlo encontrado.

al principio la relación fue como la de un par de adolescentes, sentir revuelto el estomago al verlo venir a ti, después notar los nervios a través de tus piernas que no dejan de temblar y hablar después de minutos de silencio, pero ahora era diferente, nos sentíamos cómodos uno con el otro sin importar como estábamos: arreglados o despeinados, flacos o gordos, por fin habíamos madurado o intentado por lo menos.

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Habían pasado las semanas, con las visitas frecuentes de Alberto y Cristine a la casa, en la familia de Karina y de mi pareja se levantaban las sospechas a causa de las desapariciones de ese par, le preguntaban como era posible que él aguantara a su hija solo y por que nunca estaba en casa, el trataba de calmarlos pero al parecer le importaba mas a las hermanas y cuñadas que a la propia karina.

NARRA ALBERTO

Por fin había llegado el tiempo, la ultima maleta con todo que restaba de nuestras cosas estaba en el auto, listo para emprender el viaje hacia mi futuro, mi  feliz futuro.

Recorrí junto a Cristine la casa, camine por ultima vez entre los pasillos de esa casa que alguna vez conseguí con tanto trabajo y que hoy parecía caerse sobre mi. Sente a Cristine en el porta bebe del auto y me dirigí hacia el trabajo de la un mi esposa, quería que se despidieran, no me perdonaba el haber arrancado a mi hija de su madre.

---¡hey! hola mis amores---corrió Karina hacia nosotros.

Cristine no pudo evitar emocionarse al ver a su madre, extendió y rogó sus brazos, me la recibió llenándola de besos.

---que bueno que pasan ya los extrañaba, llame a la casa pero no me contestaste.

---estaba ocupado---respondí algo serio y cortante.

---y tambien llame a tu celular

tome mi nuca---ya te dije que andaba ocupado.

---esta bien ¿quieres que lleve algo de cenar o tu te encargas?

---no...

---¿no que?

---no nada olvídalo.---siguió teniendo su momento con Cristine y yo respeto eso.---dámela es hora.

---¿que?  no espera, aun no.

---ya es suficiente dámela.

---¿es suficiente de que?, ¿cual es tu problema?, es mi hija ¿que te sucede?

---nada solo que hay cosas por hacer.

algo preocupada asintió, beso por ultima vez a mi hija y me la dio.

---te marco mas tarde.

---si esta bien no te preocupes.

salimos de ahí, volví a colocar a Cristine en su lugar y me dirigí a mi casa; nuestra partida era muy notoria, en el closet no quedaba nada de ropa excepto la de Karina, en las cajoneras de la bebe estaban vacías, no había absolutamente nada.

llegamos con lis, me ayudo a desempacar todo y me ayudo con Cristine lo mas difícil, era tarde y el celular no paraba de sonar, era Karina, que de seguro ya se había dada cuenta de nuestra partida. desconecte todo con lo que podía ser rastreado y estuve a punto de tirar el celular lejos de nosotros.

A Karina por las siguientes semanas no se le ocurrió presentarse en el hospital lo cual agradecí pero me extrañaba, algo raro ocurría. Encendí mi celular, ya no había mas llamadas de ella, era mas que extraño ¿que planeaba?, no lo sabia pero de seguro no era nada bueno. Como las cosas asimilaban estar bien salimos un día  a la plaza a comprar algunas cosas necesarias, cargaba a mi hija en el brazo izquierdo mientras ayudaba a escoger algunas papas a lisi, después de pagarlas le devolví a la niña y me hice cargo de las bolsas, caminamos escasos 10 metros, había algo de música y comencé a mover los hombros al ritmo de esta, lis comenzó a reír y nos imito, se acerco a mi y me dio un beso largo y apasionado.

levante la mirada cuando cierta distancia veo a alguien que se me hace familiar , la conocía, la conocía tan bien,era ella.

Empezó a esquivar  a la multitud para llegar a nosotros, hice lo mismo, tome a Cristine y le di las bolsas a lis, como pude la tome del brazo y la jale con fuerza para que se diera cuenta de la importancia de escapar. Por fin entendió y se apresuro a caminar sin poner resistencia, subí a lis al auto y coloque  sobre ella a mi hija, hice lo mismo y maneje lo mas lejos que pude, maneje por varias calles hasta asegurarme de que nadie me siguiera. Sin darme cuenta caí en medio de un gran tráfico mire por el retrovisor y vi acercarse un auto igual al del hermano de karina, maldije todo lo que pude, quería salir corriendo y llevarme a mi hija lejos de ahí, en el estomago se me hizo un gran hueco por la desesperación, en mi garganta un nudo impidió mis palabras. Aquí había acabado todo. Intente descifrar si en realidad era karina dentro del auto.
Gracias a Dios no era, mire a mi alrededor y no había señales de ella.

Gracias virgen del Carmen
Gracias a todos los dioses griegos.
Hasta a la virgen de los abdominales agradecí y a todos los santos que se me vinieron a la mente.

El amor de su vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora