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-¡¡Tú!!- Gritó la mujer-de-pelo-lila-rarita mientras todo el campamento se giraba hacia mí. -¡Es ella! ¡Cogedla!
La mujer se me empezó a acercar y detrás de ella todo el campamento, empecé a retroceder, los sentidos se me empezaron a agudizar y sentía que estaba en peligro. La mujer empezó a caminar hacia mí con más rápidamente, me giré y empecé a correr hacia la salida del campamento, pero una chica con alas y plumas por sus brazos y por lados de su cara se interpuso en mi camino y empezó a obligarme a retroceder. Me giré y vi como dos chicos se acercaban a mí con demasiada rapidez, uno de ellos me agarró por la muñeca y me tiró al suelo con una fuerza que me dejo sin respiración. El otro chico se acercó a mi y me empezó a atar las manos mientras yo forcejeaba, este se parecía mucho a la chica que había evitado que saliese del campamento, y, en medio de mi desesperación por salir, reconocí al chico que me estaba atando. Ese chico era un copia clavada al muchacho con el cual me había chocado en las escaleras el primer día de clases.
-Mathew- murmure mientras miraba al chico, él me devolvió la mirada y esta cambió de confusión a sorpresa en tan solo unos instantes. Dejé de forcejear y observé como Mathew, a pesar de todo, seguía atándome. Me arrastraron hasta un poste de madera donde trataron con fusionarme con él a base de cuerdas. No forcejeé durante unos minutos, y para cuando volví a la realidad, me estaban atando a un poste astilloso. Desesperada, le pegué una patada a unos de los muchachos que me estaban atando, este se encogió un poco y me devolvió la patada en la espinilla, se me escapó un grito ahogado.
Cuando acabaron de atarme, la mujer-de-pelo-lila-rarita se acercó a mi y me cogió la cara y me dio una bofetada. Yo grité de sorpresa y la miré a la cara. Estaba roja como un tomate y me miraba enfurecida. Con un gesto, despacho a todos los que estaban en el campamento, los cuales se empezaron a organizar para hacer yo-que-se-que.
Me dejaron allí todo el día, y para cuando llegó la hora de comer, me dejaron atada mientras miraba la gente comer y beber. Cuándo llegó la cena, todo el campamento volvió a empezar a instalarse delante de mí para comer, mi garganta estaba seca y mi estómago rugía con fuerza. Volví a observar como comían delante de mí, observe como hablaban sobre el día y compartían sus risas. Cuando todo el mundo se fue, una chica con una piel azulada se acercó a mi y me ofreció un líquido.
-¿Que es?- le dije amargamente y con la voz cascada,
-Agua- me respondió firmemente.
La miré directamente a los ojos unos instantes, como si no la creyera, y tras unos segundos, me bebí el agua.
Disfruté cada trago como si nunca se acabara y cuando el agua se acabó, le pedí más. Ella me miró con cara de no entender, pero volvió unos minutos más tarde con más agua. Me dejaron el resto de la noche atada al palo.
A la mañana siguiente estaba adolorida, las cuerdas habían irritado mi piel y la cabeza me daba vueltas. El campamento empezó a despertar una hora después de mí, la mujer-pelo-lila-rarita salió de su tienda y se acercó a mí. Agitó su mano y dos chicas se acercaron a ella.
-Desatadla y llevadla a mi tienda, allí ya veremos que hacer.
Las chicas asintieron y me empezaron a desatar, mientras una me desataba la otra me cogía y me ataba las extremidades de tal manera que me pudiesen llevar sin que me escapaba, como si me pudiese ir muy lejos. Al llegar a la tienda de la mujer-pelo-lila-rarita me ataron a una silla, una de las chicas se colocó delante de mí, al lado de la mujer y la otra detrás de mí, delante de la entrada. El silencio reinó por unos minutos, hasta que la mujer suspiro y dijo:
-¿Como abriste ese portal?
Ese pregunta me dejó en shock, ¿Portal?, como que portales. Encima de gente extravagante había portales? y magia ya que estamos!
-¿Portal?- Entonces me lo pensé, un portal también podía ser una puerta grande, pero la única que había abierto yo era la que daba a la habitación con los guardias de pacotilla.- ¿Un portón?- dije
La mujer me miró muy severamente, como si fuese una especie de broma o yo le estuviese mintiendo.
-No-me dijo- Un portón no, un portal interdimensional a otra dimensión.
Palabras demasiado grandes como para asimilar cuando has estado atada a un poste casi sin comida durante casi veinticuatro horas.
-Yo no he abierto ningún portal...- le dije, entonces se me fue la chapa y mi aturdida mente empezó a decir disparates... En voz alta- No que yo sepa. Pueden que hayan sido las flores... Las campanillas. Teletrasportaron la nieve, toda enterita. O puede que fuera cuando salté por la ventana, porque volé hasta mi casa.-Las tres chicas me miraron estupefactas.- Por un agujero negro. Volé hasta casa en un agujero negro...
La mujer-pelo-lila-rarita levantó la mano y una de las chicas me mando a callar con un golpe en la boca.
-Aaaaau- me quejé- eso ha dolido...
Me dio otro golpe.
La mujer suspiró y me miró directamente a la cara.
-Pero a una fugitiva mentirosa se la trata diferente.- me soltó.
-¡¿Fugitiva mentirosa?!- exclamé- ¿Desde cuando soy yo una fugitiva mentirosa?
Otra cachetada.
-¡Han pasado dos semanas desde que te escapaste del castillo menor! ¡Todo lo mundo te esta buscando, tienes un preció sobre la cabeza!
-¡Y yo como lo voy a saber! ¡Ni que fuera adivina!- le dije mientras recibía otro golpe, igualmente seguí- ¡Y que sepas que estas dos semanas me las he pasado tan "tranquilamente" en mi casa mientras esta mierda de sitio no se me salía de la cabeza...- la chica me puso la mano el la boca para que callara, enfurecida, se la mordí.
-¿Tienes casa? ¿Donde?- me pregunto la mujer mientras levantaba la mano para que dejaran de pegarme.
-Pues en mi mundo.- le respondí
-¿Y cual es tu mundo?
-El mío
-No te recomiendo que eludas las respuestas jovencita, puede acabar mal.
-¿Y que me vas a hacer? ¿Me vas a dejar atada al poste más días? ¿Me vas a matar a tortazos?
-Si tuviera tiempo sí, pero no es el caso.
En ese mismo instante un soldado con unos ocho brazos entró en la sala.
-Shinee Dolali, las escolta real menor ya ha llegado.
La mujer-pelo-lila-rarita-ahora-llamda-ShineeYoQueSeQue se giró hacia mi y me dijo:
-Espero que sepas hablar mejor en el palacio, allí no aceptar renegados.

Leila & LailaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora