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La aparición

Carlos entró en el edificio.

- Esto tenemos que contárselo a todos.- Iba diciendo, con la vista clavada en el suelo.

- ¡No!- Pidió Leo.- Por favor, Carlos.

Él se giró hacia su amigo.

- Es algo muy fuerte, Leo. No hay razones para ocultarlo.

- Pues yo te puedo decir al menos veinte ahora mismo.- Suspiró acercándose a él.- Te lo pido por lo que más quieras. Te deberé una.- Carlos alzó la ceja- Dos.- Siguió impasible.- ¡Vale, tres!- Alzó un dedo, amenazante- Pero no puede salir de aquí.

Carlos aceptó a regañadientes, pero se notaba que seguía preocupado.

De repente, las puertas del comedor se abrieron de par en par, dejando pasar a todos los alumnos del Internado a la entrada donde estaban ellos. Al frente del grupo, Virginia, Eric y Liah.

- Estoy por jurar que se han liado en el bosque. No digáis que no os avisé cuando vengan mañana andando raro.

- ¡Eric!- Exclamó Silvia- ¡Eres un malpensado!

- Yo sigo sosteniendo la teoría del oso.- Comentó a lo suyo Virginia, mientras se comía un yogur.

- ¿Y no les habrás gastado una broma de las tuyas?- Preguntó Toni, que las había sufrido en sus propias carnes.

- No... Tranquilo, esas te las reservo a ti.

- Son unos cracks... Yo sólo digo eso.- Les decía Liah a Paula y Aria -Se han conseguido escapar de aquí y nos han dejado atrapados.

- ¡¡Leo!!-Exclamó Sam, parándose en medio del holl, mirando a los desaparecidos recientemente aparecidos.

- ¿Carlos?- Preguntaron Canela y Toni a la vez. Luego se miraron, confusos por decir lo mismo.

Carlos salió de allí subiendo las escaleras, sin decir ni mirar a nadie, mientras Leo suspiraba.

- Voy.- Volvieron a decir a coro el mejor amigo de Carlos y la reciente mejor amiga de Carlos.

Se miraron otra vez, amenazantes, y luego salieron corriendo escaleras arriba como haciendo una carrera, persiguiendo al que se había dado a la fuga.

Después de observarlos extrañada, Sam se giró hacia Leo.

- ¿Estás bien?

Su pelo oscuro normalmente perfecto estaba caído y sin volumen. Sus ojos cansados y sin su acostumbrada alegría. Estaba claro que Leo no estaba bien.

Aún así, dijo:

- Si... No es nada.- Se mordió el labio inferior, confuso, cerrando con fuerza los ojos.- Estoy bien.

- Y yo soy Juana de Arco...- Axel, que lo conocía desde que nació, solía levantarle la moral a Leo tomándose todo a cachondeo, dado que a su amigo no le gustaba hablar de sentimientos.- La última vez que te vi esa cara fue cuando...- La sonrisa se fue apagando.- No jodas.

Leo alzó la mirada hacia él, y Axel, ante la atenta mirada de todos los demás, se acercó a Leo.

- Por favor, no me digas que es eso.

Leo apartó la mirada.

- No es nada, Ax. Me voy, que tengo que cargar el móvil.

Y subió la escaleras.

- Axel, ¿qué cojones le pasa?- Preguntó Sam.

- Nada...- Contestó antes de subir las escaleras hacia los dormitorios él también.

Todos miraron a Liah, con la esperanza de que supiese qué le pasaba al mejor amigo de su novio.

- ¿Qué está pasando?- Preguntó Paula, con Héctor (el que no había abierto la boca en dos horas excepto para comer) detrás.

- No tengo ni idea, pero no creo que sea lo que Axel piensa... Si me equivoco, Leo está jodido.- Habló Liah, con los ojos clavados en la pared- Totalmente jodido.

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Ni Leo ni Carlos salieron de sus respectivas habitaciones. Ni siquiera dejaron entrar a sus compañeros de cuarto.

La gente, poco a poco, le fue restando importancia y haciendo sus quehaceres habituales.

Toni tuvo que estudiar en la biblioteca, donde Canela fue sólo con la esperanza de que Carlos fuese allí también, pero no fue en todo el día.

Sam salió a correr por la tarde, para despejarse. Se encontró con una de las no-citas de Héctor y Paula en el parque, y al volver al edificio esperaba encontrarse con Leo, como siempre pasaba antes de que cambiase su rutina a correr por las mañanas, pero Leo seguía en su habitación.

Virginia sufrió la ausencia de Leo viviendo en primera persona la relación de Axel y Liah en su habitación, así que decidió irse a la biblioteca, donde estaba Canela escuchando a Toni hablar sobre ecuaciones no lineales mientras se pegaba con el cuaderno en la cabeza.

- ¡Carlos, socorro!- Gritó Canela unas horas después aporreando la puerta de éste.

Así consiguió que abriese la puerta a toda prisa, preocupado.

- ¿Qué pasa? ¡¿Estás bien?!- Preguntó el chico mirando a su alrededor -¡¿¡Ha entrado un oso!?!

- ¡No! Necesito una sesión de Play, que es mucho más importante.

Carlos sonrió, dejando caer la cabeza y apoyándose en el marco de la puerta.

- Anda, pasa.- Invitó con un gesto de la cabeza.

- ¡Como no abras tiro la puerta abajo!- Gritó Sam a la habitación de Leo.

- Es capaz...- Comentó Silvia, detrás suya.

En en pasillo estaban la loca esa dando gritos, su gemela y Gabi.

- ¿Crees que lo conseguirá?- Preguntó el chico a la rubia.

- No sé. Pero ya la veo entrando por la ventana.

- Buena idea.- Contestó Sam saliendo de allí con los otros dos detrás.

- ¡Sam!

- No pienso descansar hasta que salga.

- ¡Ya saldrá! Tiene que comer en algún momento.- Intentó convencerle Gabi siguiéndolas fuera del internado, entre las hierbas de la parte de atrás del edificio.

- Déjala, es porque está enamorada.- Sonrió Silvia.

Sam se giró furibunda hacia ella.

- ¿Qué?

- ¿¡Queréis dejar de dar gritos!?- Exclamó Aria por una ventana.

- Pues ya no le saco de allí... Ala, que se joda.- Decía Sam yendo otra vez hacia dentro.

Gabi y Silvia se quedaron solos en la puerta.

- Tu hermana está loca.

- Si.

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Pero pronto pasó algo que hizo que lo que fuese que les había pasado a Carlos y Leo se esfumase como la arena del desierto cuando hay tormenta, o como dos bocadillos en medio de la mesa en la que están sentados un león y Canela.

Y ese algo tenía nombre.

Se llamaba...






























































Te esperas al siguiente capítulo. 😉

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Internado zodiacal [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora