Episodio 3 ✔

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[¿El café de la mañana es el del amor?]

El azabache leyó la carta que encontró sobre la mesa y volvió a dejarla en su lugar una vez terminó. Tomó sus cosas y emprendió camino a la institución donde visualizó a la castalla que vivía con él. Intentó acercarse, pero el grito agudo de Hina interrumpió su propósito.

-¡JaeYumi!

-¿Sucede algo?

-¡Estoy cansada de tu presencia, todos hablan de tí y lo perfecta que eres, deja de arruinar mi vida!

-¿Disculpa?, en ningún momento quise tener la atención que me brindan. Y sí quieres que alguien esté a tu lado empieza cambiando esa actitud de mierda que tienes.

Naoki alzó una ceja al escucharla decir esa grosería, pero negó entendiendo que hasta la persona más paciente se podría desesperar con alguien como Hina.

-¿¡Tú quién te crees para decirme que hacer!?

-Ya basta, Hina. Creeme que no soy la única que desearía que guardes silencio por un minuto. Estoy cansada de tus reclamos sin argumentos. Por favor deja de comportarte tan infantil.

-No sabes lo que es vivir sin que alguien esté a tu lado.

-Claro que lo sé, pero mírame, no estoy haciendo un escándalo por ello. No tengo porque condenar a otros por no saber cómo arreglar mis problemas, deberías comprender aquello.

Hina guardó silencio antes de retirarse del salón y entonces pudo cumplir con lo propuesto antes del incidente.

-Si no lo hacías tú, lo hacía yo. Mi paciencia estaba al límite.

-Te creo.-Apoyó su mandíbula en la palma de su mano y lo miró.

-¿Estás bien?

-Un poco cansada, es todo. Por favor, si me notas desconcentrada llámame la atención, no quiero perder clases.

-De acuerdo, lo haré.

Y no debió pedir aquello porque cada cinco minutos recibía pellizcos por parte de Naoki. Apretó el borde de su libreta y cuando volvió a sentir el ligero dolor golpeó con esta la cabeza del azabache.

-¡Deja de pellizcarme!

-¡Pero estás desconcentrada!

-¡Pero duele!

Y no pudieron seguir peleando porque el profesor se paró frente a ellos y los sacó de la clase.

>>Genial, no quería perder la clase y me sacan de ella.

-Tú tienes la culpa.- Dijo.-Ven, vayamos al jardín.

Su mano extendida fue sostenida por la más pequeña y caminaron de esa manera hasta el área verde que brindaba la institución. Tomaron asiento en el césped y se quedaron mirando el cielo sin decir palabra alguna. El movimiento de un arbusto llamó su atención y la primera en ir a ver fue Jae.

-Oh.- Murmuró.- Un cachorrito.

-¿Umh?- se acercó para mirar.- Es lindo.

-¿Lo adoptamos?

-No podemos, madre no lo permitiría.

-Una linda actuación nos ayudaría a que aceptara. Y para tu suerte doy buena en ello.

-¿Realmente quieres adoptenme al cachorro?

-Si, es pequeño y necesita de una linda familia.

El más alto vió con curiosidad a la menor cuando guardó silencio y lo miró con el ceño fruncido antes de sonreír haciendo que sus ojos se hicieran dos finas líneas.

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