Episodio 9 ✓

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[Cuando renuncias a tu amor, primera parte]

-Deja de mirarme de esa manera.- Pidió desviando su propia vista a otro lado al sentirse culpable.

-Jae, cielo, ¿cómo pretendes que no te vea así si tan sólo le dijiste "Jaja, gracias" y seguiste como si nada.

-Ya...- Hizo una mueca al recordar la expresión del mayor ante su respuesta.- Tan sólo me puse nerviosa.

-Es comprensible de cierta manera. ¿Hablarás con él?

-Claro que lo haré, Tae. Tengo que disculparme con él ante mi actitud, realmente no quería decir eso.

-¿Y qué es lo que querías decir entonces, dulzura?

Abrió la boca ligeramente para responder, pero de esta no salió palabra alguna por más que intentara decir algo, así que declinó de hacerlo.

>>Primero debes de pensar que es lo que quieres, Jae. Saber si tu disculpa es por no poder corresponder sus sentimientos, o por sentirte igual que él y no saber expresarlo. Pero eso te lo dejo de tarea, ahora, ¿Batido de fresa o chocolate?

Tan sólo pidió el primero y se mantuvieron un tiempo más hablando sobre otras cosas, pero al regresar a su nuevo hogar se puso a pensar en la conversación que entabló con su mejor amigo, ¿Naoki le gustaba, era simple atracción física, o sólo no pudo rechazarlo?

Y sus pensamientos la atormentaron durante horas más, incluso perturbado sus horas de descanso y no se dió cuenta de ello hasta que su celular sonó anunciando la hora de levantarse. Con un suspiro se levantó a ducharse y prepararse para un día más de clases. Trató de evitar frecuentar con el azabache, cosa que no pudo concretar cuando chocaron en un momento de distracción. Tenía en mente tan sólo dar vuelta y regresar por dónde llegó, pero negó su propio escape y tomó de la mano al mayor cuando este hizo amago de irse.

-Naoki.- Llamó con su voz siendo apenas perceptible, pero que a los oídos contrarios fue tan dulce que lo dejó segundos perdiéndose en esa melodía.- ¿Puedo pedirte algo?

-¿Después de la respuesta que me diste ayer?- Levantó ligeramente una de sus cejas.

-Lo siento por eso, sólo no sabía que decir, es por ello que quiero pedirte algo.

-¿Qué es lo que me quieres pedir?

-Ten una cita conmigo.

Y es que el azabache no se esperó esa propuesta, por ello miró los dulces ojos frente a él y aceptó al percibir la duda junto el miedo de un rechazo en ellos.

-Está bien. ¿Cuando deseas que salgamos?

-Hoy mismo.- Respondió sin dudar.

-¿A qué hora se llevará a cabo el encuentro?

-Ahora mismo.

-¿Uhm?

Su mano fue tomada y no tuvo tiempo de protestar cuando notó que estaba fuera de la universidad, aunque claro, antes de hacerlo recibieron varias miradas sobre su persona. Sus labios dibujaron una pequeña sonrisa cuando vió a la chica detenerse abruptamente murmurando un "¿Qué lugares son dignos de una cita?".

Y no tomó demasiado tiempo para ser nuevamente arrastrado hacia dirección contraría, caminaron por algunos minutos hasta que llegaron a una cafetería que tenía una terraza con flores azules a su alrededor.

Fue guiado por la chica que seguía tomando de manera delicada su mano, y debía admitir que le encantaba el toque suave de la pequeña mano. Tan delicado como ella.

Tomaron asiento en una para dos y pidieron un postre junto a dos bebidas. Posterior a ello se quedaron en silencio mientras se miraban fijamente, siendo interrumpidos por una tercera persona.

-Aquí tienen su pedido, pueden solicitar mi presencia si necesitan algo más, con permiso.

-Gracias.- Dijo haciendo un leve asentimiento.

Y aunque el ambiente se sentía un poco distinto a veces anteriores, pudieron convivir sin inconvenientes.

-Debo admitir que conocía a Kotoko tiempo antes de que se confesara.

-¿Uhm?

-Sí, la conocía, pero no precisamente de buena manera, ella mantenía ya una reputación un poco mala desde antes.

-Ya veo.

-Recuerdo que una vez llegó al salón donde tomaba mis clases y peleó con el docente diciéndole que esa no era su clase y se había equivocado, cuando la que se equivocó fue ella.- Mencionó con una sonrisa que se ensanchó cuando escuchó la dulce risa de la persona frente a él.

Las horas pasaron, quizá más de las que esperaban, ya que cuando lo notaron se sorprendieron a ver qué eran las cinco de la tarde. Hicieron el pago de los alimentos que consumieron y se detuvieron fuera del café, dónde la menor tomó su mano para que la mirara.

-Naoki.- Llamó.

El nombrado guardó silencio en espera de lo que se le fuese a decir, y notó con detalle como Jae parecía discutir consigo misma en voz baja, así que se mantuvo paciente.

>>Naoki.- Volvió a decir su nombre.

-¿Qué pasa, Jae?- Preguntó percibiendo un suspiro derrotado.

-También me gustas.

-MinMandarinitas🍊

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-MinMandarinitas🍊

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