Episodio 1 ✔

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  [El amor sigue a una estrella fugaz]

Tres dias han pasado desde el encuentro de las dos chicas. Ambas se dieron cuenta que no tenian nada en común, pero aquello no impidió que se llevaran bien.

La pelinegra con su cabeza apoyada en su mano miraba la ventana y el cielo oscuro que estaba acompañado por las estrellas. Suspiró mientras escuchaba la voz de la locutora.

Kiss in Tokio. Hoy la lluvia de lira se puede observar desde su ventana, si aún no has declarado tu amor, pide un deseo y se hará realidad .

La chica se levantó de su lugar y caminó hasta estar más cerca del marco de la ventana. Asombrada observó como una linea blanca pasó rapidamente en el cielo. Cerró los ojos y con una sonrisa pidió un deseo.

ㅡKotoko, Despierta... Ya es tarde.- una suave voz pedía.- Tienes que asistir a la institución, Kotoko.

ㅡNo- susurró la nombrada y tiró de la sabana para cubrirse completamente.

Lo que sintió después fue el suelo. Abrió los ojos y su ceño se fruncio al ver a la castaña parada a su lado.

ㅡSiete con cuarenta.- sonrió al ver la cara sorprendida de Kotoko y cómo la misma se ponía de manera rapida de pié.

Un chico azabache continuó su camino hacia la institución. Detuvo su paso para sacar un cuaderno, pero antes de lograr su cometido sintió un cuerpo impactar en el suyo.

ㅡLa carta, tengo que regresar por ella.- fue lo que se escuchó.

ㅡ¿Podrías mirar dónde caminas?- preguntó con cierto enojo.

ㅡ¿Naoki?- contestó con otra pregunta y pronto comenzó su nerviosismo.

ㅡOlvidalo.- pasó una mano por su uniforme.

ㅡEspera.- dijo al ver cómo el chico parecía irse pero este parecía no hacer caso.ㅡ ¡Me gustas!

Los estudiantes que pasaban a su lado se detuvieron al escucharla. Pronto los susurros comenzaron.

ㅡLastima, tú a mi no.- ignorando a los demás entró al edificio.

Ella miró el suelo con dolor, retuvo sus lágrimas e imitó al azabache. Una vez llegó a la clase F tomó asiento ocultando su rostro con palmas.

ㅡKotoko.

ㅡNo digas nada, por favor.

ㅡEsta bien.- pronunció para después brindarle un abrazo en forma de consuelo.

Cuando las clases terminaron la pelinegra fue acompañada por sus amigos para ayudarla con la mudanza. En ningún momento vio a Jae y eso le pareció extraño más no mencionó nada.

ㅡ¡Es demasido grande la casa!

ㅡLo sé, no perdamos tiempo y metamos las cosas.- Ordenó el mayor recibiendo un "Si" por respuesta.

La tarde pasó de manera rápida, y sin darse cuenta habían terminado. Ahora se dedicaban a contemplar la casa desde afuera.

ㅡPor fin compli con la promesa que le hice a la madre de Kotoko. Ahora ella tendrá un hogar y cuando forme su propia família podrán estar aquí sin necesidad de preocuparse por tener un techo en donde dormir.- miró con cariño a su hija.ㅡ Entremos, prepararé algo.

Exclamaciones de gusto se hicieron presente, pero no lograron su cometido ver cómo otra persona se acercaba a ellos.
Pero la castaña se detuvo a unos metros de ellos, viendo solamente la casa con inquietud.

—¿Pasa algo, Jae?- Preguntó Kotoko, caminando hacia ella para ver qué estuviese bien.

—Tengo un mal presentimiento.

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