Capitulo 15

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Becca

Me seguía observando en el espejo, mis nervios se disipaban, volví nuevamente a mojar mi rostro, papá seguía afuera esperándome.

Es ahora o nunca.

Tras tomar una bocanada de aire salgo del baño y me aproximo a la sala acercándome a mi padre

—¿Porqué? — vuelvo a preguntar aquello que en varias ocasiones no pudo contestarme, me mira entendiendo a que me refiero, suelta un gran respiro cargado de lo que parece frustración o hasta miedo. Veo miedo en sus ojos y quisiera saber el porqué

—Antes de responder, quiero preguntarte... — se toma unos segundos — ¿ He sido un buen padre?

Me sorprende su pregunta — Por supuesto, de eso no tengo la menor duda.

—Eso me tranquila... — acaricia mi mejilla — Recuerdo cuando me enteré del embarazo de Berenice...— toma posición y empieza en tono calmado mientras lo escucho atenta — estaba en la universidad con mis amigos, al principio admitiré que no lo creí, hasta dude de que sería padre pero mientras los meses fueron pasando y veía la panza de ella crecer me fui convenciendo y asimilando tal responsabilidad, te veía en cada cita médica — sonríe con nostalgia, contagiándome también lo hago — mis ganas por tenerte entre mis brazos incrementaban, Berenice estaba ansiosa de tu llegada por supuesto... — deja de hablar y lo siento tragar saliva para continuar, por mi mente pasa un pensamiento malo — todo fue normal después de que naciste, yo estaba recién graduado y tenía una oportunidad que no podía desaprovechar, tu madre... retomó la universidad, yo me decía que todo sería normal pero no fue así hija —tras unos minutos de silencio, suelta una gran bocanada de aire — Llegaba tarde, cuando me tocaba trabajar hasta tarde para poder tener más ingresos, ella se molestaba y te dejaba con la vecina para ella irse a la universidad, si mal no recuerdo tendrías aproximadamente cinco meses. — mientras escucho a papá y su tono de voz va cambiando, comienzo a entender ciertas cosas — vivíamos lejos de nuestras familias así que eran escasos los días en que te dejábamos con ellos. Una noche estaba profundamente estresado y solo quería llegar a descansar, en cuanto llego encuentro a tu madre terminando de arreglarse para irse a una fiesta. Sentí rabia, impotencia y más por el hecho de verte a ti llorando mientras ella no hacía nada para calmarte, mi defecto fue quedarme callado, no reclamarle. Peleamos pero de igual manera ella se fue. Así fueron pasando los días y hasta semanas, llegaba un fin de semana y ella se iba con sus amigos, te dejaba con la vecina mientras yo me partía el lomo por mantenerlas. — dice lo último con rencor en su voz. Ahora comprendo porque se puso de esa forma cuando salí con Marcos. — Ella manejaba las cuentas, pero de momento a otro empecé hacerlo yo, en cuanto revise mi cuenta, porque gracias a mi esfuerzo ganaba bien, sentí impotencia al ver un monto alto gastado en ropa y alcohol. Esperaba que ella regresara a casa, tú no podías dormir y yo te tenía en mis brazos, para ese momento estabas a punto de cumplir un año y lo que había ahorrado lo tenía para celebrar tu día — mi pecho se encoge y siento mis lagrimas a punto de descender, no permito que salgan, papá no me puede ver llorar — Hija.... — toma mis manos que se encuentran un poco temblorosas, me aprieta dándose fortaleza para continuar — Llego tarde y alcoholizada, como dije, no podías dormir, yo estaba sumamente furioso así que explote... — le muestro una expresión sorprendida — No hija, no soy un hombre violento si es lo que piensas, no llegue a esos extremos, discutimos, seguramente la pelea la escucharon los vecinos, ella tenía una botella en su mano, intente quitársela pero no podía, no sé cómo pero la rompió — cierra sus ojos con fuerza tratando de no recordar aquel momento — pensé que me golpearía, tu presenciabas todo, no parabas de llorar. Le pedí que se calmara, por ti, pero no me escuchaba, de momento a otro te perdí de vista por estar concentrado en detener a esa mujer que desconocía. — su voz pierde fuerza, me acerco a él con mis lágrimas descendiendo, las limpio y lo abrazo aferrándome a su pecho — déjame terminar, por favor. — suplica, obedezco separándome un poco pero sin soltar su mano —Pasó tan rápido, no se que hizo pero tu llanto desgarrador me estremeció, entonces te vi, parada seguramente dando tus primeros pasos mientras el rojo carmesí descendía de tu clavícula. Ella se quedó paralizada, solo te observó, no actuó, la empuje tan fuerte y salí corriendo contigo en mis brazos. — no lo puedo creer— te sentí débil en mis brazos, tu llanto poco a poco disminuía y yo me estaba muriendo. Cómo dije, vecinos escucharon la pelea, todos prácticamente y uno de ellos me auxilio al hospital más cercano. — me mira mientras deja su mano en mi mejilla — Tenía miedo de perderte, en ese entonces la única que me daba fortaleza, eras tú. Pasaste un buen rato en el hospital, lo suficiente para que yo pudiera recapacitar y pensar las cosas, tu herida había sido profunda, te habían puesto más de 30 puntos. — acaricia mi cabello en el momento en que suelta un gran suspiro, limpio un pequeño rastro de lágrima que desciende por su mejilla —...Después de eso, vinieron temas legales donde termine ganando tu custodia completa, nos separamos y no tuve la intención de saber más de ella, ciertamente ella tampoco tuvo la intención de buscarme... Hasta que 20 años después, tu la encuentras.

—Papá, no... — mi voz entrecortada no me deja hablar — no puedo creerlo.— bajo mi mirada hacia mi cicatriz

—Fue duro, pero en cierta forma agradezco que haya pasado — lo miro sin comprender — por qué te quedaste conmigo Rebecca, me esforcé al máximo por darte la mejor educación, una buena estabilidad, por supuesto sin dejar de ser un padre estricto — sonrío, porque en cierta forma es verdad lo que dice y lo que agradezco es que así cómo supo y sabe darme mi espacio, también sabe cómo acortarlo y hasta ahora lo supe entender — Te amo como no tienes idea.

Mis ojos nuevamente se empañan— y yo a ti papá. — nuevamente lo abrazo

—¿Volverás a casa? — pregunta mientras acaricia mi espalda.

Me lo pienso por un instante antes de responder.

Ciertamente podría volver, pero añoro la idea de independizarme, de tener mi propio lugar.

De demostrarle a papá que puedo valerme por mí misma

Cuando estoy a punto de responderle, con una sonrisa en sus labios niega para decir– entiendo que quieres tener tu propio espacio

—¿De verdad, no tienes ningún problema?

—¿Te sientes a gusto aquí? — asiento convencida — Entonces, no tengo ningún problema

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Una vez que mi padre se marcho me dirigí inmediatamente a un espejo cercano

Me miraba y me miraba, la historia de mi padre seguía retumbando en mi cabeza en cuanto observaba mi clavícula.

Si antes veía con recelo esa parte de mi cuerpo, a partir de hoy la miraría de manera diferente.

Antes, me hacía sentir repugnante, de pequeña todos me veían como si tuviera algún problema y eso poco a poco logró afectar mi autoestima y mi seguridad.

Ahora, siento que tiene un mejor significado y sonrío, me miro al espejo contemplando mi mejor semblante, mi seguridad poco a poco regresa, esta marca para mí comienza a representar todo el sacrificio que mi padre tuvo que hacer para poder hacer de mi la muchacha que se está observando en el espejo.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2018 ⏰

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