El desastre.

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En mis largos pero cortos diecinueve años he vivido incontables veces el desastre. Lo he llorado, reído y carcajeado ante la visión de mi propia miseria pero, ¿No es de eso que se trata la vida? ¿No era a eso a lo que se refería Elizabeth Grant—mejor conocida como Lana Del Rey—en hacer de la vida una obra de arte? Yo no soy ni seré la mejor poeta de nuestros tiempo, quizá ni siquiera este intento de poemario haga la repercusión que espero que haga, sin embargo, tengo por seguro que ya he hecho impacto en las personas que siempre he deseado impactar.

Es que la vida no se trata de tener un sequito de personas que adulen tu estilo de vida, tu forma de arte; no, la vida se trata de causar unas pocas lagrimas con ese mal poema que escribiste a las tres de la mañana cuando estabas inspirada, de que la persona amada explote de emoción porque una vez más lo poetizaste. O al menos de eso quiero que se trate la mía.

El desastre según la real academia de la lengua española es una situación que—valga la redundancia—causa una gran desgracia a quien lo padece, un suceso infeliz y lamentable, ¿y saben qué? Que en mi poemario el desastre lo vamos a definir como tres mujeres diferentes, que a su manera lograron que los catastrofistas se arrancaran los cabellos para tratar de teorizarlas, ¿qué más da? Es mi poemario a fin y al cabo.

Espero que a final de cuentas, llores el desastre así como yo, lo rías, lo ames, porque mis balas son las letras que lees ahora.

Con amor para quien sea que lo lea;

Alex. 

Tres Maneras De Explicarte El Desastre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora