Capítulo 6

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ADARA

Jackson salió del aula con las miradas de los únicos presentes sobre el. Leah tenía una expresión neutra, no estaba ni asqueada ni complacida con la situación, sin embargo, yo me encontraba extrañamente nerviosa y con un mal presentimiento en mi mente. Sabia que Jackson de ahora en más no nos dejaría en paz.

Lo que sobró de las clases pasaron de manera normal, con las típicas miradas sobre nosotras y las quejas de Alena por las clases continúas. A la hora de la salida, me encontré con mis hermanas conversando entre ellas.

— Natasha no nos dejara ir, así aun es mejor escaparnos —contó Kirsten, mientras movía sus manos repetidas veces.

— Será mejor que no se entere, estaremos en problema si eso pasara —continuó Leah con una sonrisa. Alena estaba a un lado, revisando su celular mientras reía de algunas fotos graciosas.

— ¿De qué hablan? —pregunté  tan solo llegué a su lado. Leah pego un brinquito y Kirsten se mantuvo seria como siempre, pero con una sonrisa burlona.

— De nada...

— Iremos a una fiesta, ¿te apuntas? —soltó la castaña interrumpiendo a Kirsten.

Mis piernas temblaron un poco al escuchar eso. ¿Planeaban ir a una fiesta, después de todo lo ocurrido?

— ¿Hablan en serio?

— Si, es en serio —respondió Leah—. Planeamos escaparnos mañana por la noche.

Las miré amenazante, tanto así, que Alena levantó la mirada de su celular y se encontró con la escena. Sabía que ella iría a la fiesta, no porque tuviera ganas, si no porque prefería eso a quedarse aburrida en la mansión.

— Vaya, puedo sentir la tensión —bromeó ella, pero al ver que nadie se inmutaba, decidió volver su mirada al celular un poco incómoda.

El camino a la mansión resultó extraño gracias a los planes de mis hermanas de salir de fiesta. Varios recuerdos comenzaron a atormentar mi mente, logré evitarlos tratando de pensar en otras cosas.

El resto del día transcurrió normal, exceptuando los típicos regaños de nuestra madre a nosotras y hacia Percy, sin contar a Leah.

— No sé como decirle a mamá que se está pasando de la raya con ustedes —dijo Leah, una vez que Natasha salió del comedor.

— Puedes decirle que es una pe...

— ¡Se nos acabaron los sinónimos! —chillo Kirsten, mientras que Anne, que pasaba con una bandeja por allí, tapaba la boca de Alena antes de que soltara algo indebido.

Sin contar todo lo ocurrido a lo largo del día, la hora de dormir fue lo peor sin duda. Ya eran pasadas las doce de la noche y no había podido pegar un ojo.

A mi mala suerte, a estas horas de la noche no encontraba ninguna distracción para no pensar en aquel día en que empezó todo.

Sabía que aquí nadie podía hacerme daño, pero los recuerdos no deberán de rondar en mi mente como si fuera una vieja canción pegadiza.

Vamos, Adara, es solo esta noche... No pasará nada. Iremos todas y nos cuidaremos —aún seguía pensando en como había aceptado una propuesta así con unas simples palabras.

Todo se reproducía en mi mente  mente como una película de acción. Cada suceso, cada escena, seguía rondando en mi mente, así fuera de lo más mínimo.

Deberías relajarte, cariño —sentía el aire frío rozar con mi cuello, igual que el susurro de aquel hombre aquella noche. Aunque sabía que no había nadie conmigo, se sentía muy real.

Las hermanas ThyssenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora