Hechizado

2.5K 32 9
                                    

7. Hechizado.

Me pregunto cada día que cosas de mi aun no están rotas.

Mi alma lo está al menos.

Vacía.

Había muerto hace 4 años.

Solo sigo vivo-muerto por él.

Se oye injusto echarle la culpa cuando ni siquiera pretendía matarme.

De hecho creo que él es el único que nunca me querrá matar.

Mi padre lo llama "depresión", es curioso viniendo de ese hombre, quien solamente le echa la culpa a mi mente, como si él no tuviera nada que ver...casi me hace reír.

Es singular como las personas usan la palabra depresión sin saber que significa, las personas con depresión sienten que todo es igual siempre, que nada nunca cambiará, es una sensación de vacío; yo me siento como si todo fuera una agonía continua, cada músculo que acciono, cada vez que mi cerebro reproduce en las noche dulces recuerdos junto a él, duele. Eso no es sentir "nada".

A los catorce años mi madrastra, Lucy, me llevó al psicólogo, ella es una buena persona, demasiado buena, no podía entender como una mujer así decidió casarse con un hombre machista, alcohólico, odioso como mi padre.

Mary era mi psicóloga, no sé porque rayos me llevaban a un psicólogo, si no podía contar mi vida.

No podía permitirme simplemente llegar y decirle "oiga, señora, sabía que soy un mago y que cuando tenía cuatro años casi me mataron?, ah y estoy enamorado de un hombre, que fue mi mejor amigo jajá"

Mierda no.

—Stephen Carter?—pregunta una mujer con cara de pocos amigos mirando sus uñas a medio pintar de un color rosa, me quedo congelado un momento sin que las palabras puedan salir. Tomó una bocanada de aire para tranquilizarme, joder, esto ya lo he hecho antes, solo debo decir soy yo.

—aja...—respondo atontado, siempre me pasa lo mismo cuando llego a este lugar, el miedo de encontrarme con ese estúpido rubio llena mi mente por completo, ni siquiera pudo hablar, mi psicóloga lo llama "entrar en pánico".

Quizás sí debería apuntarme a esos grupos religiosos para niños antisociales a los que mi padre me iba a obligar a asistir.

Mis manos comienzan a su sudar, la chica levanta su mirada y medio me sonríe, medio bufa, mira la computadora frente suyo y luego busca una hoja en su escritorio.

—aquí está el horario de este año, llevas tres años en este instituto, no?, ya debes conocer la sala 3, en unas horas llegara tu equipaje—dice ella entregándome la hoja, que tiene manchas rosas esparcidas. Asiento con rapidez, sacó de mi bolsillo mi varita y conjuro un hechizo rápido, al sentir mi magia el portón de metal oxidado con lindas rosas enroscándose a los costados se abre para mí.

Entré con sigilo mirando el interior justo como el año anterior, el patio principal era gigante, lleno de pasto y algunas flores, también había algunas hadas revoloteando por todos lados, muchos alumnos se sentaban en el pasto a admirar el paisaje.

yo no era de esos alumnos, prefiero los lugares calmados y callados como la biblioteca o las salas del lado este, donde casi nadie va; una vez mi psicóloga me dijo que quizás era "asocial" y tenía ansiedad social, sabía dentro de mí que eso no era del todo cierto, antes del accidente en primaria con Víctor, era bastante sociable, pero luego de lo que pasó con aquella bruja decidí meterme en una burbuja, aislado del mundo, para así no dañar a nadie nunca más.

suspire bajando la cabeza con ansiedad, camine rogando que nadie me viera, que nadie supiera que estaba aquí de nuevo, sabía que Bryan y Taylor no dejaría de molestarme nunca, se divertían viéndome sufrir, muchas veces le dije a mi padre sobre estos abusos, pero el muy bastardo me repetía que tenía que volverme más fuerte, que no podía llorar como una nena toda mi vida, por dios, ¿desde cuándo llorar era de chicas?, imbéciles como él podrían decir algo así; recuerdo como en año nuevo con Lizzi estábamos comiendo patatas al estofado con carne de res, mi padre estaba refiriéndose a mí como "enfermo mental" a mi tía y a mi abuelo Vlad, recuerdo como me puse a llorar mientras masticaba una patata.

Relatos HomoeroticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora