Analizando el amor

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8.  Analizando el amor.

Lo eh estado pensando mucho, ¿que tengo de especial?, sólo soy un hombre, un ser humano, mi existencia se reduce a polvo de estrella y nada infinita.

No tengo nada especial.

Cada vez que lo pienso, miró mis ojos en el espejo, mi cabello, mis facciones, pero ¿no ahí millones y billones de personas que pueden ser iguales a mi?, pueden tener ojos incluso más llamativos, cuerpos esculpidos, brazos tonificados, hombres que salen en los comerciales por ejemplo.

No soy guapo, ni bello, no poseo ningún tipo de belleza; aquí esta el problema: tampoco  una personalidad que destaqué, no soy una persona demasiado chillona, no tengo tantos amigos, como todas las personas a veces estoy bien y ah veces mal.

No hay nada particular.

No me puedo considerar una persona feliz, porque luego me siento triste y ya no entro en una categoría de "chico alegre", de todas formas ¿no ahí trillones y millones de personas más alegres que yo?.

¿Entonces que es lo especial en mi?

Si se lo preguntará a Nicholas, diría que son mis ojos, tan " dulces y cálidos", mis labios suaves, mis palabras profundas y mis análisis al mundo; pero ¿yo no soy el que quiere mostrarse así?, ¿no soy yo el que quiere hacerse ver como un tipo profundo y analítico?.

¿Que es lo verdadero?.

¿Que es lo único?.

Cada día todos cambiamos, nadie es igual a su YO de ayer, porque cada día todas nuestras células mueren y nacen en un ciclo interminable, volviéndonos constantes cambios.

Nicholas toca mi hombro para que le preste atención, me doy cuenta de que eh estado escribiendo sin parar horas, mis dedos tiemblan mientras tocando el teclado con precisión.

—ten toma café, deberías descansar un poco Timy—dice el rubio pasándole una taza humeante, sus ojos atentos a mi de un color esmeralda me llaman seductores; no se porque, pero ccda vez que lo miró me enamoro de nuevo.

—si, si, ya estoy terminando—dijo tomando un sorbo del café, introduciendo la cafeína a mi sistema, el calor pasa por mi garganta, aliviado el dolor que sentía.

—eso me dijiste ayer y antes de ayer, ¿no crees que es tiempo para tu esposo?—pregunta él con una ceja alzada, mostrando su anillo dorado.

Sonrió divertido, me encanta cuando Nicholas se pone caprichoso, como un niño pequeño al que le falta atención; me hace sentir mal, siento que ah veces no soy un el esposo ideal para él.

—si, perdón—respondo parándome de mi escritorio, dejo que me abracé y me guíe hasta a sala, prende la tele donde se reproduce una canción bastante antigua.

La reconozco de inmediato, con una sonrisa toma mi mano derecha y con su otra mano toma mi cadera, empezamos un baile improvisado, tranquilo, siguiendo un ritmo constante.

Vamos de derecha a izquierda, juntos, reímos divertidos, mirándonos a los ojos con amor puro.

—sigues bailando igual de mal—susurra en mi oído, lo escrutó con la mirada antes de golpear su pecho.

Se que tiene razón.

—callate!—chilló sacándole la lengua, seguimos moviéndonos de un lado a otros girando y moviendo nuestros pies.

—te amo—dice de repente, detenemos el baile improvisado, acerca su cuerpo al mío y toma mi rostro entre sus manos.

Besa mis labios suavemente, un beso dulce y tranquilo.

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