Flor podrida

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18. Flor podrida

La lluvia caía suavemente en el rostro de Dean quien miraba sin ningún tipo de interés las calles despoblada, su caminata lenta y casi relajado lo hacen pasar desapercibido por todos a su alrededor, cuando escucha un extraño sonido proveniente de un callejón.

Por un momento detiene su caminata y ve el callejón sin salido con cierto interés, sigue el sonido que le había llamado la atención; era extraño era el sonido de la carne siendo perforada, un sonido entremezclado, viscoso, algo liquido cayendo y un sonido gutural.

Quedo entonces frente a un monstruo, de más de dos metros, quien en una de sus manos tenía a un chico de no más de dos años entre sus garras, el chico totalmente desmembrado, con uno de sus brazos colgando, sus ojos blancos llenos de sangre y los labios devorados.

Dean quedo paralizado sin poder crees lo que sus ojos veían, tuvo que tapar su boca para no vomitar lo que había almorzado hace unas horas, el sonido de la carne siendo perforada y los huesos siendo quebradas, el asqueroso sonido de la sangre cayendo a borbotones del cuerpo inerte.

—Vete de acá—dijo una voz a sus espaldas, entonces las luces de los faroles desaparecieron totalmente y una sombra alta y ágil apareció delante del pelirrojo, los ojos del desconocido brillaron a la luz de la luna de un bello color violáceo; el hombre suspirando coloco su larga  bufanda en la cabeza de Dean, antes de desenvainar una katana común y apuntar al demonio.

El pelirrojo por un momento cree que el hombre se volvió loco, pues ni con la katana mas filosa podría atravesar a un demonio de dos metros, pero se sorprende al ver que de un solo movimiento pudo derribar al monstruo, quien literalmente se desvaneció en el aire.

—estas bien? —pregunto el hombre acomodando su cabello largo y negro, le dirige una mirada fría y le extiende su mano derecha, Dean aun en shock tomo con cierto temor la mano helada del mayor.

—s...si—susurro Dean parándose y sintiendo un mareo anormal, el olor de la sangre y la carne del cuerpo en descomposición lo golpearon con brutalidad,  de nuevo coloco su mano en su boca para evitar vomitar.

Mierda, mierda y más mierda.

—vete a casa y olvida lo que viste hoy—dijo el varonil hombre con voz seca, dándose la vuelta listo para irse, cuando la mano del adolescente lo detiene a medio camino.

—cual...cuál es tu nombre? —pregunta el pelirrojo con interés en su salvador, quien lo mira despectivo.

—para que mierda quieres saber eso mocoso? —cuestiono Chase cruzándose de brazos, frustrado; primero la maldita de Nicolle lo manda a monitorear un pueblucho de mierda y ahora tiene que aguantar a un bobo mocoso humano, ¿quizás debería tomarse unas vacaciones de todo esto? , esos últimos días no hacían más que aumentar su estrés y más cuando los putos puntos muertos se reproducían como cucarachas.

—Solo para agradecerte—dijo Dean totalmente emocionado, Chase lo miro por unos segundos y luego de suspirar se acerco al pelirrojo.

—Chase Camus—susurró con cuidado en el oído del humano, acaricio la cabeza del menor como la de un perro y luego se esfumo, dejando a un sorprendido Dean emocionado.

Chase miro de reojo por última vez al humano, dándose  cuenta por primera vez que el pelirrojo lo había visto a pesar de ser un puto cazador, ¿eso significaba algo?, en un reflejo subconsciente miro su muñeca con un elegante 5 tatuado permanente en su piel, un recordatorio de que en algún momento se encontraría con el "amor de su vida"—aunque esa estúpida historia de almas unidas después de la muerte le sonaba ridículo.

Mientras Chase seguía su trabajo, Dean caminando con pasos lentos y casi estoicos se detiene a palpar su pecho izquierdo sintiendo un inusual dolor; al levantar un poco su camisa ve un claro tatuaje de un 5, ¿que rayos?, el maldito tatuaje le arde como los mil demonios y se ilumina de un color dorado.

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