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Heather no podía creer que Bill haya sido capaz de arrastrar a Richie y Eddie dentro de la casa del pozo con él. Aunque admitió que son personas influenciables, y que probablemente muy en el fondo, dejando su cobardía, harían todo lo posible por mantener a salvo a sus amigos de lo que sea a lo que se están enfrentando. Podrían haber salido corriendo en el momento que le tocaron las ramas más cortas, pero aún así no lo hicieron.

La pequeña Weasley estaba de acuerdo con Bill, había que enfrentar al payaso. Pero esta no era la manera correcta de hacerlo. ¿Y si aparecía? ¿Qué pasaría si ataca a alguno de los chicos?

Denbrough no tenía ningún plan de respaldo, él sólo iba cegado por su afán encontrar a Georgie, y no tenía en cuenta el peligro en que expone a sus amigos al ir desarmado y sin premeditarlo.

Estaba procupada por los tres, incluso aunque que Bill no sea tan agradable para ella. Tenía valentía y potencial, pero eso no lo hace inteligente. Bill no sería nada sin sus compañeros.

Heather no podía mirar a Beverly a la cara, no se atrevía. Sentía como sus ojos empezaban a cristalizarse y las manos le temblaban con tan sólo pensar lo que había sucedido el día anterior junto con la pelirroja. Sumando el momento de tensión que estaban viviendo, probablemente rompería en llanto en cualquier momento y sería el centro de atención.

Beverly estaba sentada en la entrada de la casa, movía su pierna derecha ansiosamente; Heather sólo reposaba a unos pasos a la izquierda, apoyada en la pared, con su cabeza gacha y evitando la mirada de todos los presentes.

Al parecer el único en notar su angustia fue Stanley, que luego se acercó a abrazarla.

Heath podía sentir el miedo de él a través del calor que emanaba su cuerpo; su corazón estaba corriendo una carrera con el de ella. Ambos se sentían perturbados, pero por diferentes razones, aunque en algún punto su síntoma se conectaba.

Heather se permitió soltar sus lágrimas retenidas por su orgullo, mojando el hombro de la remera de Stanley.

-Lo siento -murmuró entre lágrimas.- No quería arruinar tu ropa -se lamentó, pero aún no se alejaba de su figura.

-Déjalo salir, Heath. Entiendo como te sientes...

Con una de sus manos comenzó a acariciar suavemente su cabello, en forma de consuelo y cariño.

Allí Heather se dio cuenta que el apoyo de Richie no era lo suficientemente satisfactorio para ella, sino que necesitaría más cariño que ese si quería que la grieta yaciente en su corazón cicatrice por completo.

De un momento a otro, se encontraban dentro de la casa, guiados por Beverly, que le había enterrado un fierro al payaso aterrorizante que los perseguía desde el comienzo del verano.

Beverly, Richie y Heather corrieron hacia Eddie, quien sostenía su brazo horriblemente roto y a la vez gritaba del miedo.

-¡Eddie, mírame! -gritó Richie atormentado, colocándose a su lado tratando de calmar sus aires.

-¡Nos va a atrapar!

El extraño payaso con cara de bebé diabólico se acercaba a su sitio, e hizo saltar a Berverly, quien tapaba su rostro con terror. Éste se vuelve bruscamente hacía donde se encontraba Ben, con la mala suerte que el fierro que atravesaba toda su cabeza en forma horizontal causara un corte diagonal en el abdomen de Ben, quien cae inmediatamente y antes de caer como bolsa de papas al suelo es atajado por Mike.

Eso ya no se encontraba en el campo de visión de los Perdedores. Bill lo notó, nunca le había dejado de ver un segundo, no quería que se escapara.

yellow hearts ❥ beverly marshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora