Prólogo

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Toda mi infancia fue horrible, ser un hombre lobo huerfano y sin manada no es algo porque festejar.

Mi familia murió junto con toda la manada a la que pertenecía, por lo tanto quedé solo en este mundo, en un horfanáto de un barrio de porquería.

Me sentía tan solo, era el único licántropo allí, aunque es natural, los cachorros cuando mueren sus padres y no tienen manada ellos usualmente mueren, es triste, pero es así la cruda realidad.

Para mi desgracia un cachorro de cambia forma jamás sería adoptado y mucho menos por los de su propia raza...

Nosotros los mitad lobos, rechazamos la idea de adoptar debido a que no tienen nuestro aroma, nada que compruebe que son de nuestros cachorros, por lo tanto, signica que ser huerfano es una eterna maldición.

Tenía 5 años cuando en un río inició mi nueva vida...

Kacchan!, ¡dame tu mano!"

"Sueltame Deku, jamás aceptaré la ayuda de un huerfano sin manada, de un... ¡salvaje!"

No entendía, qué le había hecho para ser tratado así, pero ahora entiendo ese carácter orgulloso, resultaba que Kacchan era un Alfa y no cualquiera, él era el próximo líder de la manada "Luna de Rubí"

Esas palabras me afectaron, ¿salvaje?

Sí, si lo era... al no tener manada ya era catalogado de esa manera, pero ¿cómo un cachorro de 5 años puede ingresar a una manada?... ¡¿alguien puede responderme esa pregunta?!

Luego de esas palabras comencé a correr, recuerdo haberme transformado en un Lobo y luego tropecé con unas piedras y caí al río...

Desperté en un extraño lugar, todavía estaba en mi forma de lobo, recuerdo que estaba repleto de Vampiros y animales extraños.

¿Por qué habían Vampiros? en el Reino en el que yo vivía no habitaban estas aterradoras criaturas.

"100 monedas de oro por este magnifico ejemplar de cachorro de lobo de los frondosos bosques del Reino Rubí" Dijo el hombre.

Me estaban subastando, pero no tenían idea de que era un licántropo, aunque daba lo mismo si me comprasen, nadie hubiera venido a buscarme.

"Doy 1000 monedas de oro" Dijo un hombre con mascara, junto con un adolescente de ojos rojos como la sangre y cabello entre celeste y grisaseo... daban miedo.

"1000 monedas de oro a la una, a las 2 y a las..."

"10000 monedas de oro" Interrumpió un Vampiro alto y musculoso, que sobre su cabeza se encontraba una corona de oro... era el Rey de los Vampiros, El temído Rey Enji Todoroki.

Y de esa manera terminé convirtiendome en el regalo de cumpleaños número 5 del príncipe Shoto Todoroki. Aunque no duré mucho porque cuando me llevó y me presentó como la nueva mascota volví a mi forma humana.

Fue todo un caos, al parecer a los Vampiros no le agradan los Licántropos, ya que el Rey me iba a matar, pero no pudo ya que la princesa Fuyumi y Shoto se interpusieron.

El Rey me aceptó como un sirviente del palacio, pero dijo que me observaría, porque no cofiaba en mi especie, al menos teníamos eso en común.

El tiempo pasó y Shoto se convirtió en mi mejor amigo, también conocí a su prometida, su nombre era Momo Yaoyorozu, ella inmediatamente me trató como si fuera uno de ellos, fue mi primera amiga...

Los otros sirvientes no se llavaban bien conmigo, me miraban con desprecio, era natural si un Vampiro fuera el sirviente de un licántropo lo tratarían de la misma manera.

A mis 10 años el Rey comenzó a notar lo fuerte que era y el tamaño que tenía en mi forma de Lobo, fue en ese instante en el que él, me comenzó a entrenar junto con Shoto.

Después de años de entrenamiento él Rey me nombró como el guardaespaldas de Shoto, era gracioso porque mi amigo era muy fuerte, pero acepté ya que era la manera en la que podía darle mi gratitud al Rey.

A veces me sentía más un Vampiro que un Licántropo, de seguro era por la falta de compañía entre mi propia especie, aunque no importaba, no me interesaba saber de ellos.

Ahora tengo 15 años, y en una semana comenzaré mi primera misión como el guardaespaldas de Shoto.


Nota

Si recién empezaste a leer y quieres seguir leyendo la historia, desde el capítulo 4 en adelante están desordenados, así que lean los títulos de cada capítulo para así poder guiarse, no deseo que se enreden por el orden en que se encuentra. 


Los protegeréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora