Capítulo 4

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Un día.

El jugador fantasma recibió una invitación para el cumpleaños de Kise, la encontró justo en la puerta de su casillero y por supuesto que deseaba ir con su amigo extrovertido sin embargo tenía mucho miedo de que Nash se diera cuenta de sus planes, a este hombre posesivo no le agradaba el hecho de que estuviese con la generación de los milagros o cerca de ellos incluso escucharlos nombrar le generaba una rabia incontrolable, por eso evitaba completamente fastidiar al rubio.

Probablemente para el mago ser parte de su familia y hermanastro, lo convertía en un trozo de carne suyo, tal si fuese su propiedad y bueno puedes dañar o cuidar lo que crees que por derecho te pertenece.

El jugador fantasma pensó que lo mejor sería preguntarle a su padre si le daba permiso de ir a la fiesta, así quizá el mago no podría negarle la salida u obligarle a quedarse si no se enteraba de lo que sucedía antes por supuesto era arriesgado, pero lo hacía por una buena razón. Asimismo, en la mañana cuando estaban comiendo en el desayuno, le pregunto a su progenitor aprovechando que el mago se estaba bañando, no escucharía la conversación de esa forma— ¿Padre?

—¿Qué quieres hijo? - dijo el otro mientras leía el periódico.

El jugador fantasma jugó con su cereal— Se que dijiste que estaba castigado, pero Kise-kun cumple años y me ha invitado a la fiesta ¿Puedo ir?

—A pesar de que Nash me ha dicho que esos hombres son malas influencias y quieren dañarte de maneras indescriptibles. Te doy permiso porque sé que ese chico rubio que revolotea a tu alrededor parece quererte mucho y de seguro está esperándote todo ansioso, dado me lo has pedido. No deseo arruinar la fiesta de cumpleaños de tu amigo. Le diré a Nash que te vaya a dejar con su nuevo automóvil— completo el padre con tranquilidad.

De verdad su padre no conocía realmente al mago, no veía más allá de sus máscaras de hombre amable, de hijo perfecto...Y tras su amoralidad existía un monstruo que le hacia la vida imposible, le encadenaba literal y metafóricamente.

Kuroko se erizo ante aquellas palabras, si el mago se daba cuenta no le iba a permitir ir a la fiesta y probablemente terminaría en violencia— No te preocupes, me iré caminando. La casa de Kise-kun queda muy cerca de aquí.

—Como quieras ¿A qué hora es? —Le preguntó.

El jugador fantasma añadió—Entre unas horas, pienso irme después de salir de la preparatoria.

—Ve, pero no llegues tarde. Se que tu madre te permitía arribar a la hora que te diera la gana, pero mi amada esposa dice que es necesario que llegues temprano por tu seguridad... Eres muy joven y no deseamos que te pase nada malo— recalco el hombre.

El jugador fantasma pensaba que estaba más seguro afuera de su residencia que dentro con una bestia rubia que le lastimaba y lo trataba como una cosa sin valor ¡Definitivamente le pasaban más cosas malas en la comodidad de su casa, por desgracia no estaba seguro en ningún lado!

Kuroko asistió mientras el mago bajaba las escaleras con el cabello mojado, tomo algo de café sin decir nada, la sombra se estremeció completamente rígida ante su llegada o su poderosa presencia... El mago le gustaba andar en bóxer por toda la casa, eso no era bueno cuando estaban solos por miles de razones que los pervertidos puedan imaginar y reconocía tenía un físico envidiable, con sus estúpidos músculos que le sometían.

El padre se mantenía hablando con el rubio de quien sabe qué, a cierta hora el mago se dirigió al automóvil y Kuroko lo siguió con la cabeza gacha como de costumbre, parecía ser una persona totalmente sumisa, no era para menos Nash le había infringido tantos castigos que no era capaz de seguir desobedeciendo como al inicio... Se había vuelto un perro obediente. Que patético y miserable. Al principio como era intrépido intento muchas veces contrariarlo y defenderse sin embargo Nash era creativo con la manera suya de lastimarle y luego después de un tiempo se cansó de pelear porque ya no veía salida a sus problemas.
Se resigno

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora