Capítulo 10

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El jugador fantasma miro con asombro aquella figura que echaba tanto de menos, yacía frente a la puerta con una mirada extraña en su rostro como si pensara que estaba viendo un fantasma o una alucinación, el tiempo se detenía en ese momento del recuentro como la primera vez que se encontraron en medio de una cancha, la tristeza fue más grande para no ver la luz roja que ardía como fuego incesante.

Tetsuya sin pensarlo corrió a abrazarlo mientras seguía llorando desconsolado, agarro su abrigo aferrándose tal si temiera que en cualquier momento el tigre desapareciera en el aire sin dejar rastros.

El pelirrojo acaricio la espalda para consolarlo, sus dedos se deslizaron por aquella piel pálida y fría, siempre le pareció lindo que fuese pequeño porque de esa manera podía envolverlo, cambia tan bien en sus brazos como si allí perteneciera.

Al terminar de separarse en aquel fortuito afecto cariñoso, la luz fue a traer un paño poniéndoselo en la cabeza del otro y secándole el cabello húmedo.

¡El tigre siempre pendiente de su seguridad! ¡Era una de las personas que más se preocupaba y resultaba ser susceptible tanto como Kise, quien se mantenía pendiente también!

Cuando se calmó, le dijo acariciando su cara fría inspeccionándole— Tiempo sin vernos, has crecido desde la última vez.

La sombra no respondió, aunque quería decirle por ejemplo que lo había extrañado todos los días y que el mago le había roto el teléfono si bien no se atrevió, todavía no creía que fuese real incluso debía tocar su pecho musculoso de vez en cuando solo para cerciorarse que no fuese producto de una mal jugada de su mente.

—Mirate ¡Estas todo mojado, te vas a enfermar! Ve a bañarte, puedes poner algo de mi ropa y cuando salgas hablaremos. - dijo con un tono amable, no fruto del pánico o la histeria.

Tetsuya pensó que probablemente el tigre se había enterado sobre que se "casaría con el enemigo" Después de todo, el muy maldito del mago envió invitaciones de la boda a cada uno de sus conocidos como si fuera un juego divertido y ¿Cómo se supone que se casara si Nash era su tutor legal? Bueno con un poco de dinero puede hacer cualquier cosa.

Kagami le trajo ropa, mirando su piel llena de laceraciones y claro el hecho de que estaba básicamente desnudo con señas de que había tenido relaciones con alguien, el jugador fantasma se puso rojo, sonrojándose fuertemente y le daba vergüenza la mirada del otro hombre. ¡Se sentía sucio! ¡No quería que su luz le viera en esas fachas!

Lo bueno era que Nash no sabía sobre Taiga o no lo recordaba suficiente como para buscarlo en su casa, esperaba que su luz carmesí no lo echara a patadas u odiara por lo que se vio obligado a hacer, aunque este parecía actuar de forma comprensiva cosa que le hizo sentir más seguro.

Tomo la ropa ofrecida, fue al baño a quitarse su ropa mojada y dándose una ducha rápida, aún tiene bastantes magulladuras en su cuerpo que preferiría no recordar y estaba algo herido por la brutalidad del mago ¡Su cuerpo no es tan resistente a la bestialidad del tipo rudo! Se puso la ropa de Kagami que le quedaba demasiado grande más bien parecía una bata inmensa que le llegaba por las rodillas, sus piernas llenas de mordidas y algunos moretones se resaltaban entre lo blanco de su piel.

Con mucho miedo de enfrentarse al tigre y lo ansioso que se encontraba al verlo de nuevo, salió del cuarto dando unos pequeños pasos inclusive hacia un pequeño ruido al caminar con sus pies descalzos, es lo único que lo delataba daba su poca presencia y se sentó en una esquina del sillón jugueteando con sus dedos con nerviosismo.

Recordaba aquel lugar con nostalgia porque en ese mismo departamento había pasado buenos momentos, cuando tuvo su fiesta de cumpleaños o se reunían con la Seirin sin embargo esos instantes hermosos quedaban guardados en esas paredes, muy dentro de su mente... Se aferraba demasiado a ello para evitar que los recuerdos trágicos le inundaran y le deprimieran.

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora