Capítulo 5

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Nash no amaba, posee.

Su amor era tan retorcido como obsesivo, pero ¿Qué se puede esperar de un hombre violento? Relativamente guardaba la calma, no era tan impulsivo cuando debía sin embargo había instantes donde se descontrolaba, ese día precisamente paso justamente ese lamentable hecho; el mago considero que Kuroko le había traicionado yéndose con el enemigo y esto era imperdonable, ameritaba ser castigado con el peso justo.

¿Cómo se atrevía a ir en su contra, a escaparse para verse con esos tipos?

Inaudito

Llegando a su casa en la noche, no era tan tarde sin embargo cuando abrió la puerta de su casa. Fue golpeado fuertemente en la pared, su cuerpo se estremeció ante tal golpe
Sabía exactamente quien era y que debía estar furioso ahora mismo, no iba a mentir que sus miedos comenzaron a ser correctos, pero desde el principio sabía que eso pasaría.

Su rostro pegaba a la pared, el mago lo tenía aplastado hacia atrás y su mano sostenía su garganta y su aliento caliente comenzaba a hacerlo sentir aterrorizado. El rubio susurro a su oído de forma intimidante mientras le tenía atrapado—¿De verdad crees que te puedes ir con esos bastardos sin sufrir las consecuencias? No eres tan idiota para saberlo quizá no te he educado lo suficiente o aun no sabes lo que soy capaz

—Yo no estaba con ellos— mintió, su instinto de supervivencia le gritaba que debía hacer algo para despistarle.

—Oh de verdad — advirtió sarcásticamente— Ahora me mientes, pequeño dork Si tu estúpido padre me dijo que fuiste con un rubio que te ama con todo su corazón y desea verte además el hecho de que tienes el abrigo de otro hombre— grito enojado, tirándole lejos.

El jugador fantasma intento correr a su habitación no obstante el musculoso espécimen lo jalo, kuroko cayó al piso arrastrándose, pero el desgraciado lo tomó del tobillo alzándolo hasta ponerlo a la mesa como si fuese un animal que iría a sacrificar y en ello se quitó el cinturón, bajo el pantalón del niño el cual se mantenía apoyado en dicho tablero y sin previo aviso lo golpeo, una y otra vez con toda la ira retenida en su interior... No le importo hacerle daño con la hebilla después de todo para eso lo hacía, darle una lesión que nunca olvidaría. El cuero impactando la piel y el sórdido del jadeo, del golpe y la furia desmedida eran lo único que se escuchaba a través del silencio sepulcral.

La sombra cerró los ojos con fuerza intentando no darle gusto si bien no aguanto mucho tiempo, termino gritando entre sollozos ante el dolor tan grande porque eran latigazos indiscriminados llenos de furia y luego en lo que parecían horas finalmente se detuvo y fue para tocarle... Kuroko agarrado en la mesa, con su cara recostada, las lágrimas destilando únicamente se quedó quieto sabiendo que eso no terminaría tan fácil. Nash cuando se enojaba era incontrolable, como un fuego en un bosque, arrasaba con todo y no dejaba nada a su paso

Había pasado tanto tiempo en ese tormento, tantos días sufriendo. Que ya ni siquiera gritaba por ayuda y forcejeaba porque era inútil.
Nadie le rescataría
Fue tan sublime pensar en la fantasía de poder salir de allí, de ser libre de aquellas cadenas... Como desearía haberle dicho todo Aomine la verdad, pero tenía miedo de que se enterara de todas las asquerosidades y el sometimiento, era una humillación la cual nunca terminaría.

Kuroko le dolía todo y el mago le jalo el cabello para que estuviese recostado a su cuerpo esbelto— Quiero que me mires.

Le voltio, sus rodillas se sentían como gelatina, la sangre destilaba y el jugador fantasma yacía lleno de terror, su cuerpo se estremeció, sus piernas temblaban más ante los golpes imperceptibles o toda aquella agresión. El jugador fantasma se obligó a mirar sus ojos llenos de fuego, de rabia y de lujuria semejantes a un volcán a punto de estallar y quemarle.

En la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora