Capítulo 7

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-Serás zorra -dice David mirándome con repugnancia.

Tal como lo dijo, Alex se separa rápidamente de mí y le da con el puño cerrado en la nariz. David mareado en el suelo y sangrando.

-¿Eres tonto? Le hiciste daño... -dije algo confundida.

-Se lo merece, por insultarte -responde Alex tocándose los nudillos-. Nunca más en tu vida vuelvas a insultar a una mujer, malnacido -dice refiriéndose a David.

Alex entra en una de las habitaciones. David se levanta como puede, baja las escaleras y supongo que irá a ponerse hielo para que le baje la inflamación. Yo entro a mi habitación, al lado está Irene dormida junto a Thomas, me dijo que no había problema que yo me acostara en la cama de al lado porque no hay habitaciones suficientes para todos.

Me pongo el pijama y me siento en la cama, me quedo un rato mirando a un punto fijo, totalmente confundida por todo lo que me estaba pasando con él. Me acuesto y los pensamientos inundan mi mente; me encanta tanto, cada vez que lo tengo delante pierdo el control de mi cuerpo y siento que mi corazón se me sale del pecho. Si no hubiera sido por la interrupción de David, sus labios que ya rozaban los míos, se hubieran fundido en un intenso beso, deseo tanto probar su sabor, sentir sus labios carnosos y su lengua rodeando la mía.

-Sofía, me encantas, te deseo tanto mí amor -dice él mirándome a los ojos. Se sienta en la cama y me acaricia la mejilla suavemente.

-Soy toda tuya -respondo mientras mi cuerpo pierde todo su control y realmente soy sólo suya, él puede manejarme a su manera.

Me toca los labios y baja sus manos por mis pechos, se queda un rato tocándolos mientras su lengua pasa por mi cuello y yo me estremezco. Quita mi camiseta y...

Los rayos solares entran en la habitación y consiguen despertarme, parece ser que anoche me dormí pensando en él, además estaba soñando y ni siquiera en el sueño me besa, hasta en los sueños me sale todo mal. Pienso mientras me froto los ojos y me destapo.

-Oye nena, ¿Qué hiciste anoche que te ví acostarte a las seis de la mañana? -susurra Irene desde la cama de al lado levantando las cejas.

-Pensé que estabas dormida, y sólo venía del baño -respondo levantándome de la cama.

-Sí, ya, del baño. ¿Con quién? -se ríe.

-No soy como tú que se tira a todo lo que se menea -respondo.

Me dirijo al baño, hago mis necesidades, me lavo la cara y siento que me duele mucho la cabeza, debido a todo el alcohol que ingerí ayer. Bajo las escaleras hacia la cocina, me preparo un café y justo al lado de la cafetera veo una nota.

"Sé que estás deseando de verme otra vez, tanto como yo lo deseo. Llámame preciosa".

Y su número de teléfono debajo. No puedo mentir tenía ganas de besar sus labios mil veces y sin parar, sentir su erección dentro de mí, ganas de lamer esos músculos y notarlos contra mis pechos, tenía ganas de sentirlo a él completo. Pero no le voy a dar el gusto de llamarlo y que piense que soy como las mujeres fáciles con las que está acostumbrado a tratar.

****

Cuando llegué a mi casa, mi madre me hizo un interrogatorio, yo le dije que estuve en casa de Irene y después en el cine. Ya estaba harta de ser la chica buena, que hacía todo lo que su madre le decía y que todavía no había tenido relaciones sexuales. Quería que Alex me penetrara, lo quería a más no poder. No sé que me pasó, pero quería provocarlo, me encantaba hacerlo, jamás hice y pensé eso de un chico.

Tenía mucho que estudiar y trabajos que empezar, pero me dolía mucho la cabeza y decidí dormirme. Cuando me desperté eran las ocho de la tarde, no puede ser, no he hecho nada y encima mañana tengo una prueba de inglés. Lo peor que seguía pensando en él y me moría de ganas por volver a oír su voz.

¿Amor o Lujuria?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora