Capítulo 03

2.6K 270 72
                                    

A las afueras de la ciudad, lejos de la zona central e incluso más allá de la zona urbana, cruzando el puente y junto a la carretera principal de Townsville, había un antiguo carro escondido en las orillas del bosque, oculto entre las oscuras sombras de la naturaleza.

Era un carro clásico color negro mate; tenía todas sus luces apagadas para permanecer escondido, y permitir así, que aquellas oscuras almas que lo habitaban se mezclarán entre sus penumbras. 

Brat, la menor, aprovechaba el lujo de poder sentarse al frente, cosa que rara vez sucedía. La joven ataba con cuidado su cabello largo y rubio, haciendo dos altos y descuidados chongos, dejando caer mechones con descuido por su rostro. Amante de los maquillajes extravagantes, poseía brillos azul índigo en sus párpados, el mismo fuerte color de sus ojos; y sus labios estaban pintados de un llamativo rojo sangre. 

Y a su lado, al frente al volante, estaba Berserk, la mayor. De cabello pelirrojo y lacio, largo hasta su cadera, con un copete recto al frente. Su maquillaje era sutil, sus abundantes pecas se veían a simple vista, y el sonrojo de sus mejillas era natural. Pero poseía un par de ojos brillantes color rosa que llamaban la atención. Berserk se retocaba el labial rojo carmesí con una profunda concentración, moviendo sus labios para esparcirlo de manera uniforme. Cerró el pintalabios y suspiró, acomodando su flequillo antes de guardar el espejo, y mirar a su hermana.

La rubia continuaba definiendo detalles en su cabello, mientras tarareaba una canción y agitaba la cabeza con furor, escuchando escandalosa música a través de los auriculares.

—Brat —le llamó—, te hará daño escuchar la música tan alta. —Berserk era capaz de escuchar la agitada melodía, quizá el profundo silencio ayudaba a propagar el sonido, pero de igual forma el volumen era brutal.

Y claramente, Brat no fue capaz de escucharla, únicamente continuó danzando.

Berserk contempló el repetirle su comentario, o directamente arrebatarle los audífonos, pero su mente divagaba con inquietud en otra cosa: a lo lejos, cerca del centro de la ciudad, había un par de estelas que se dibujaban danzando entre los edificios, y no podía retirar su atención de aquel color rojo brillante. Por un momento en su mente se plasmaron una serie de ideas inquietantes, tanto, que se removió incómoda en su asiento, asustada de sus propios pensamientos, y un escalofrío golpeó su espina dorsal. Un instinto la llevó a mirar hacia a un lado y pegó un brinco asustada cuando observó la penetrante mirada de Brat observándola. 

—Estas planeando algo —murmuró la rubia, sonriente. Regresó a su asiento y sacó un bote de chocolate, con descaro metió sus dedos para enseguida sacarlos y lamerlos—. ¿Qué pretendes? —cuestionó, curiosa.

—Ya sabes que lo mejor es tener todo contemplado, no me gustan los imprevistos —mintió.

—Ay Berserk, Berserk, Berserk... Siempre tienes que tener tu mente ocupada. Dime, hermana, ¿de qué huyen tus pensamientos? 

La pelirroja permaneció en silencio antes de voltearla a ver. Inmediatamente bufó.

—Estás llena de chocolate —intentó cambiar el tema.

De la guantera sacó una bolsa de toallas húmedas, y de inmediato procedió a limpiar el rostro de Brat, quien sonreía con cinismo.

—Deja de huir, no hay a dónde escapar. Si esos pensamientos están dentro de ti, es porque ya te alcanzaron desde hace rato...

La pelirroja se quedó estática un momento ante sus palabras, consciente de que era verdad. Su mente, por más que intentaba silenciarla, era más escandalosa. 

—Deja de decir tonterías, Brat. Es que sólo me preocupa Brute —volvió a mentir, pero pareció suficiente para cesar la curiosa mente de su hermana. 

Shadows | PPG & RRB | NUEVA VESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora