Una de las sensaciones más extrañas es cuando te despiertas desorientada, sin recordar cuando fue el momento justo en el cual que has quedado dormido, y lo peor de todo, estás en una casa desconocida.
Muevo la cocha de encima de mí y pego y un brinco en la cama. Mi cabello está enredado y mi ropa está muy arrugada por el movimiento nocturno, no recuerdo que sucedió concretamente.
-Mierda- murmuro al darme cuenta que estoy en una gran y lujosa habitación. Un espejo se encuentra justo frente a mí y puedo notar mi horrible aspecto mañanero, Tomo una bata de una de las sillas y me deshago de mi arrugada ropa para después cubrirme con la bata.
Salgo corriendo por el pasillo mientras busco una salida o a alguien para poder salir de ahí. Me detengo abruptamente en una de las puertas y ahora lo recuerdo muy bien. El señor Boucheld está en una de las habitaciones con la puerta abierta mientras se abrocha su linda camisa y se pone su corbata, observo su fuerte pecho y sus amplios hombros, me quedo como encantada por algunos segundo y después recapacito.
Me doy la vuelta para buscar ayuda con otra persona y su voz me hace detenerme.
Lo pienso algunos segundos y no tengo más que dos opciones:
1: Correr
2: Correr aún más.
Pero no lo hago. Me quedo paralizada en el lugar donde estoy sin siquiera darme la vuelta.
-Samantha- dice con voz fuerte.- ¿Qué hace corriendo por los pasillos?- escucho burla en su voz.
-Buscaba la pequeña puerta para llegar al país de las maravillas- contesté irónica dándome la vuelva hacia él. Una pequeña sonrisa asomaba en sus labios.
-¿No es demasiado grande para entrar por esa pequeñísima puerta?- rascó su cabeza con una de sus manos.
-Tal vez- dudé- aunque soy muy baja- dije pensativa.
-Usted no es baja- dijo con el ceño fruncido, y reí como una loca maniática
-¿No lo soy?- pregunté riendo aún.- ¡Demonios!- carcajee- soy más baja que la mayoría de las mujeres de mi edad… ¡Mido 1.56!- reí aún más fuerte haciéndolo retroceder algunos pasos
-No eres baja- dijo tuteándome- tienes la estatura perfecta que buscan la mayoría de los hombres para sus amantes- su voz seria me hizo parar de reír. En algún momento de la conversación se había parado muy junto a mí.
-Bueno- dudé- pues entonces lo siento por ellos- dije- no soy de esa clase de mujeres que creen que los hombres y el sexo son lo mejor del mundo y lo único que importa.
-Lo sé- contestó- y eso es lo que me agrada de ti- sonrió ligeramente- sé algo de lo que has pasado, no podría decir que te conozco, o sé concretamente lo que has vivido, porque no es así. Sólo sé que a pesar de venir de una familia con no muchos recursos, te aferraste a la idea de estudiar una carrera para devolver a tus padres lo que te han dado… y más. Sé que eres tan inteligente que el siguiente año probablemente tendrás tu propia empresa… sé que eres especial, y aún no sé cuál es la maldita razón- gruñó mientras pegaba su frente a la mía- hay una maldita cosa que me hace observarte… es como si hubiera algo en ti que dijera “Es ella, es ella”, pero, ¿eres tú? ¿Qué eres tú? Demonios, ¿a qué se refiere esa maldita voz?- su voz se hace cada vez más débil.
-No es necesario decir todo eso, o querer denominar ese sentimiento.- murmuré- tal vez te recuerdo a alguien- sonreí- y por eso sientes eso hacia mí.
-Lo haces
-¿Qué cosa?-pregunté
-Te pareces a ella. La misma voz… la misma estatura las mismas ansias locas. Físicamente son como el agua y el aceite, pero sentimentalmente…. Dios, caí tan enamorado- murmuró
-No debemos caer enamorados, porque todo lo que cae se rompe- cité una frase de Taylor Swift- No es para menos que te sientas así- me encogí de hombros- era tu esposa.
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Christmases when you were mine.
RomanceSinopsis. Damián Boucheld es un joven empresario, a sus apenas 25 años ha logrado llegar a la cima construyendo su propio imperio. Su esposa murió cuando ambos tenían 21, y desde entonces él ha sido el hombre de hierro a quien todos temen, nunca sal...