Capitulo 9.

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Caminaba de arriba a bajo por el pasillo del hospital, estaba frente a la puerta del pediatra que atendía a Michael y me encontraba muy nerviosa esperando a que el señor Damián y la señora Harrison salieran de ahí; mordí mis uñas bruscamente mientras rogaba porque el bebé estuviera bien.
La puerta del consultorio se abrió y el señor Damián salió con el bebé en los brazos y su cuñada salía detrás de él con una receta en su mano; Michael estaba profundamente dormido en los brazos de su tío mientras nos encaminábamos a la farmacia dentro del hospital. Al parecer la señora Harrison se había puesto algo nerviosa y le había recetado algo para ella también.

-Samantha, por favor sostenga al bebé mientras conduzco- dijo el jefe tendiéndome a Michael- Sube al auto Janice, te llevaremos a casa y obligaré a Dean que se quede todo el día con ustedes- gruñó mientras se ayudaba a la señora Harrison a subirse al auto.
-¿Quién es Dean?- pregunté desconcertada
-Mi hermano y su esposo- contestó Damián ayudándome a subir en el asiento del copiloto con Michael en brazos.
-No es necesario- dijo Janice mientras su rostro se ponía de un raro tono verde
-¿Quieres vomitar?- pregunté alarmada
-No- respondió- estoy bien
-Bueno- dijo Damián- andando.

Encendió el auto y salió rápidamente de ahí, las llantas rechinaban en el asfalto y salía humo de ellas. Las calles están llenas como de costumbre, así que a pesar de que la casa estaba cerca del consultorio; tardamos mucho en llegar.
La casa era muy bonita, tenía un jardín hermoso y había un montón de juguetes regados por el pasto, Michael despertó.

La señora Harrison entró a la casa y dejé al bebé en su cuna, mientras el señor Damián y yo esperábamos a que el otro señor Boucheld llegara.
Era un hombre alto, aunque medía algunos centímetros menos que el señor Damián, Dean tenía el cabello oscuro y sus ojos eran verdes… muy verdes, era muy atractivo, aunque a comparación de su esposa, él era al menos unos ocho años más joven, y vaya que se le notaba. 
El señor Dean era una copia exacta del señor Damián- aunque rasgos algo diferentes también- físicamente eran idénticos, podrían ser gemelos. Pero había algo que los diferenciaba al uno del otro, y era muy notorio.
Su sonrisa.
El señor Dean sonreía sin parar desde que llegó y vio a su hijo y su esposa, sus ojos brillaban como si dos enormes faroles hubieran sido encendidos se le miraba muy feliz.
Pero el señor Damián no.
L parecía siempre estar amargado con todos y con todos, era como si la felicidad no hubiera sido hecha para él, como si solo estuviera destinado a ser infeliz en la vida.
¿Qué tan justo puede ser? Digo, mirar a su hermano y su cuñada ser felices, con su hijo y disfrutar del amor, verlos besándose y abrazándose mientras él no tendía- tal vez nunca- alguien con quien compartir eso. Debía ser duro.

-Es hora de irnos señorita Tellem- murmuró despidiéndose de su familia con su mano.- hasta luego bebé Michael- besó la cabeza del bebé.
-Adiós- dije hacia ellos mientras era prácticamente arrastrada hacia el auto.- Auch- me quejé cuando soltó mi brazo.
-Lo siento- murmuró subiéndose al auto- Abrocha tu cinturón- gruñó mientras le hacía caso.
-¿Estás bien?- pregunté cansada.
-¿Por qué debería no estarlo?- Suspiró.
-Tu cara no parece decir nada bueno.
-La suya no es la más hermosa del mundo- gruñó, cerré fuertemente la boca y bajé la cabeza mientras me apegaba lo más posible a mi puerta.-Lo siento- murmuró unos segundos después- No quería decir eso.
-Si lo quería, señor Boucheld- contesté- Uno siempre dice lo que piensa cuando está enojado- mantuve mi voz calmada.- Y entiendo que opine eso- reí irónicamente- la mayoría de las personas también piensan igual.
-No quería decir eso- repitió.- Solo estaba muy enfadado con todo.
-¿Con todo?
-Bueno, con todo no- suspiró.
-Entonces, ¿con qué o con quién?
-Con mi hermano
-¿Con su hermano?- pregunté asombrada- ¿por qué?
-Por tener la vida que siempre desee.

Me mantuve callada unos segundos sin saber que decir, intenté no moverme de mi lugar, y suspiré cansada un rato después. Necesitaba decir algo, no podía quedarme callada una vez más.

-¿Sabe lo que usted necesita?- pregunté
-¿Qué es?
-Encontrar el amor de nuevo- respondí- necesita fijarse en mujer bonita, con buenos sentimientos y agradable- sonreí- ese tipo de mujer por la que la mayoría de los hombres suspira, con la que cualquiera sueña. Ese tipo de chica a la que usted podrá mostrar ante la sociedad y sentirse orgulloso por ella- lo miré a la cara- necesita enamorarse por segunda vez, debemos creer en las segundas oportunidades e intentarlo con nuevas personas. Usted necesita volver a vivir.- murmuré y sonreí.
-Ya he encontrado a esa chica
-¿En serio?- pregunté asombrada
-Sí, ¿quieres saber quién es?
-Por supuesto- contesté
-Esa mujer eres tú.

Christmases when you were mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora