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Le pido a Marisa disculpas por la tardanza, le digo que había vuelto a discutir con Tom. No quería contarle lo que acababa de pasar hasta unos días...Estamos en un restaurante elegante comiendo marisco, al lado de un ventanal enorme donde se puede ver un lago con personas paseando. Marisa se está poniendo las botas, es decir, está comiendo a gusto.
-Cuéntame como fue el mes en Londres... me hubiese gustado haberme quedado allí para ir de compras y visitar los monumentos...
-Estuvo bien, no tan normal como si viviera sola, pero bien, Tom iba por su lado y yo por el mio.
-¿Y se habéis podido resistir a la tentación? porque yo con un hombre así no lo podría resistir... -me mira con una sonrisa pícara.
-Pues si, lo hemos llevado bien. Ni él ha intentado nada ni yo tampoco. Cada uno por su lado....
-¿Estás bien? -pregunta Marisa.- Estás rara desde que me he ido de tu casa, ¿tan fuerte ha sido la pelea con Tom? -Me río al pensar en la palabra fuerte... Fuerte me ha embestido, eso sí.- ¿Por qué te ríes?, yo también quiero saberlo -sonríe Marisa.
-No nada, pensando en mi hermano... -miento.
-Oh, venga ya, ¡dímelo! -Se ríe.
-Vale, vale, sí. -le digo en voz alta, y varias personas nos miran. -Nos hemos acostado -le digo en un susurro. -Nos hemos acostado, pero solo hoy. Ahora, bueno hace un rato. Ha sido raro, ¿vale?. Hemos empezado a discutir cuando me iba a ir y se ha acercado y... y me ha besado y me ha gustado y hemos acabado en la cama... yo... yo no sé no ha acabado bien. Ya no estaba en casa cuando iba a salir. -Marisa me mira anonadada, sin decir palabra. Después de beber de su copa de vino me mira y se ríe.
-¿En serio?, o sea, de todas las veces que habéis tenido ocasión para hacer eso, ¿lo habéis hecho hoy?, ¿cuándo estabáis enfadados?- se ríe y llama al camarero para que nos dé la cuenta.
-Sí. Ha sido un impulso de esos tontos, no hemos hablado de eso y tendremos que hacerlo. -empezamos a recoger nuestro bolso y abrigos. Pagamos y salimos del restaurante.
Entramos a un bar donde nos sentamos en la parte superior, donde hay billar, futbolín y buen ambiente de copas. En la parte de abajo es distinto. Marisa y yo nos sentamos alejadas de los juegos en una mesa para dos. Enseguida viene un camarero.
-¿Qué van a pedir? -el camarero apunta nuestros cubatas y se va.
-Yo te quería contar una cosita...- Me dice Marisa un poco nerviosa.
-¿Qué pasa?
-Bueno, verás... es... estoy acostandome con Alex desde que volví... De vez en cuando lo hacemos...
-Oh, vaya... -no sé que decirle.- ¿Y qué problema hay?
-Creo que me está empezando a gustar, pero yo no le gusto, me lo dijo el otro día. El problema es ese, que aunque me lo dijo yo sigo yendo detrás y al final acabamos acostándonos.
-Marisa, Alex es amigo de Tom, básicamente los dos son iguales. Mereces algo mejor, algo que vaya a ser de verdad.
-Ya, pero, no quiero a otro, lo quiero a él... -me dice triste.
-Bueno, nunca es tarde para hacerle cambiar de opinión... -sonrío y el camarero viene con nuestras bebidas.
Hablamos de todo y nada cuando el camarero nos trae unos cubatas más... -Hola señoritas, estos cubatas son de aquellos hombres del fondo. -Eran hombres de negocios también, uno llevaba un traje de color canela y otro de color azul oscuro. Marisa los saludó y con la mano los invitó a sentarse con nosotras.
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Destino
RomanceEl destino es el culpable de muchas cosas. Pero también es el mejor para otras. En esta historia el destino le juega una mala pasada a Estela. Su voz interior le advierte de que se enamore, que se case... pero ella ni quiere ni puede, ya que su vid...