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Me desperté de golpe cuando sentí que me caía de la cama, y al final me caí.-¡Oh, joder! -grité asustada, pero me tapé la boca para que los padres de Tom no me escucharan, pero creo que fallé. Tom me miraba desde la cama sonriendo.
-Buenos días amor mío... - se levantó de la cama con unos pantalones de pijama y una camisa de cuadros y se dirigió al aseo.
-Estúpido -susurré a mi misma.
-Te he oído... -me dice Tom desde el aseo.
-Ohhh, pues me alegro -genial. Navidad y ya había empezado mal el día. Me levanté y me dirigí al armario para buscar un atuendo para ponerme. Tom salió del aseo y se vistió mientras yo iba a ducharme
15 minutos después salí del aseo arreglada y Tom estaba vestido con traje esperando... ¿esperandome?
-¿Qué haces aquí aún, no has bajado a desayunar?
-Vamos a salir con mis padres a desayunar. Ven, acércate. - me dijo feliz, con una sonrisa dulce en su cara.
Me acerqué a él, y me puse frente a él. Él me giró mirando hacia el espejo de al lado del armario y me echó el pelo hacia un lado. Me miró a los ojos, que los tenía rebosantes de felicidad.
-¿Qué pasa? - Le pregunté, me daba miedo tanta felicidad.
-Tengo tu regalo de navidad -me susurró al oído mientras esparcía pequeños besos por mi cuello. Después, puso su mano delante de mi y me enseño lo que tenía. Era un colgante de oro que llevaba un corazón.
-Tom, no tenías que haberme comprado nada, no tienes por que hacerlo... - me hizo callar con un dedo en mis labios.
-Me da igual lo que digas. Quería que tuvieras algo mío. No algo especial, pero esto me pareció lo adecuado para ti. Aunque mereces más que esto. -me miró a través del espejo y me sonrió. Yo le sonreí.
-Eres... eres tonto, ¿eh? -me giré hacía él. - ¿Ahora qué hago yo?. Porque no te he comprado nada, eres un aguafiestas... -sonrió y yo me estremecí. Sin saber por qué le miré a los ojos azules, los cuales tenía dilatados. Me acerqué un poco más a él para con un beso sellar el momento de ahora, pero nos interrumpieron. Él que había cerrado los ojos, los abrió lentamente y me miró. Sabía que eso así no terminaría.
-Tom, Estela. Nosotros nos dirigimos al restaurante, os esperamos allí -dijo el padre de Tom.
Tom fue hacía la puerta y la abrió vi a su padre asentir y se fue. Yo me giré de nuevo al espejo y toqué el colgante. Era precioso. Fino y elegante.
Tom se acercó a mi nuevamente y me miró. Me abrazó y me dio un beso en el pelo.
-Nos esperan abajo, les he dicho que no tardaríamos. - Le sonreí y le miré. Él me cogió de la mano y bajamos hacia el coche.
Ya estábamos de vuelta en casa después del desayuno. Despedimos a los padres de Tom fuera de la casa y nosotros entramos.
-Ha estado bien el día, ¿no? -me preguntó Tom mientras se estaba deshaciendo de la corbata. Yo que estaba dejando las llaves en la mesa le miré y me dirigí a él.
-No no no, no te la quites, mis padres vienen a comer, ¿recuerdas?. Además luego se quedan a dormir... -Resopló y yo sonreí. - No tenías que haber fingido la escena de ponerme el collar. Ni nos veían ni nos escuchaban...
-¿Quién ha dicho que estaba fingiendo? -me quedé callada y parada unos segundos.
Él de mientras me quitó el abrigo y lo puso en el sofá. Volvió a mi y me miró a los ojos. Entonces en unos segundos sentía sus labios en los mios. Poco a poco la situación se volvía más calurosa, tenía calor. Le empecé a quitar a Tom la chaqueta del traje, le deshice la corbata y le quité la camisa, pero botón por botón. No quería ser bruta.
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Destino
RomanceEl destino es el culpable de muchas cosas. Pero también es el mejor para otras. En esta historia el destino le juega una mala pasada a Estela. Su voz interior le advierte de que se enamore, que se case... pero ella ni quiere ni puede, ya que su vid...