Destino

Capítulo 4.- Preparativos

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Eran las 10 de la noche cuando salí de la oficina. Hacía un poco de frío a pesar de ser Octubre.

Llegué al portal de mi edificio y recibí un mensaje de Marisa:

"Oye tía, estoy en tu portal y no me abres, ¿estás en casa?. Ábreme plisssssss"

Subí las escaleras y me la encotré em pijama.

-¿Qué haces aquí tan tarde?- Le dije.

-¡Se me ha ocurrido algo genial y quería contártelo!, además quería saber qué tal tu primer día como secretaria del todopoderoso. -Me decía mientras entrábamos en casa.

-Ah, pues bien. Acabo de terminar y estoy un poco cansada... Aunque pensando, ha sido un día de perros. ¿Y sabes porqué?, porque no he conocido a mi jefe como tenía pensado. Ah y oye, me mentiste respecto a su personalidad.

-¿Y eso?, lo acabas de conocer, dale tiempo ¿no?.

-Mira te cuento... -Le conté todo lo ocurrido con mi jefe y como lo he conocido- Tía acabo de terminar. AHORA. El primer día y termino ahora. Yo creo que me odia, ¿pero sabes?. YO TAMBIÉN, já. Además, ¿quién está en horario laboral con una piligui? -Esto último lo dije algo enfadada.

Marisa me miró unos segundos sin entender, porque se lo dije muy rápido. Acto seguido, se empezó a reír como nunca.

-¿Qué te parece tan gracioso? -Le dije entrecerrando los ojos.

- Traaaanquila, no es para tanto -Me dice riéndose.- Eso es una buena forma para empezar el trabajo y la relación laboral con el jefe. Dale tiempo, porque del odio al amor hay un pasito pequeñito. -Me dice

-¿Qué?. ¿Qué dices Mari?, no creo que pase ese "pasito pequeñito"-Lo hice con un gesto entrecomillado con los dedos.- hacia el amor con él. ES MI J-E-F-E. Y además, no me gusta como es.

-Oh, claro, lo que usted diga. Dale tiempo a que te conozca y te tratará como las demás -Me guiñó un ojo.

-Olvídalo. -Cogí un cojín del sofá y se lo tiré. Ambas reímos.

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Al rato estaba en la cocina cenando una ensalada de tomate y tacos de queso mientras ella se tomaba la leche.

-He pensado que podríamos hacer una fiestas de bienvenida en tu honor. -Me dice sonriendo y dando palmas.

-Oh, no se. ¿Aquí en mi casa?

-Claro, sólo si tú quieres... Compramos bebida, pizza, algo para cenar, y estará bien. Y así tendremos la oportunidad de conocer a algunos compañero de la empresa... -Me dice guiñandome un ojo.

- Bueno, vale. ¿Este sábado?

-Vale vale vale, ¡gracias!. Me voy a dormir. Gracias por el vaso de leche. -Se levantó y se fue.

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Pasaron los días y Tom me dejaba hasta tarde haciendo trabajo atrasado. ¿No se supone que su hermana se encargaba de cosas así?, no tenía vida social. Lo sé exageraba, pero veía poco a Marisa, sólo cuando entraba en la empresa.

Ya era Sábado, ¡por fin!, ya por la tarde estaba moviendo muebles para la gran fiesta de bienvenida. Estaba preparando los tentenpiés, o sea, los aperitivos, y las bebidas.

Tocaron la puerta y vi que era Marisa y entró. Me saludó alegremente y puso su radio con la música de un CD.

♦♦♦♦♦

Ya eran las 10 cuando iban llegando los invitados, casi todos eran hombres, poquitas mujeres. Ya me había presentado a casi todos cuando me quedé asombrada. Entraron Alex y Tom. ¿Qué hacían aquí?.

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