Capítulo 23.- Sin fin

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Salgo de la ducha como nueva. En todos los sentidos. Estoy en la cama sentada, poniéndome las medias negras y después mis tacones color oro. Hoy tenía una comida con ese chico tan importante que me dijo Álvaro... Sí. El que iba a financiar el proyecto de... Oh mierda. Si era Tom...

Me levanto de un salto para salir a la cocina. Iba vestida con una falda negra y una camiseta de color oro apagado, no muy llamativo. Además, llevaba una americana negra y los tacones. Unos de mis preferidos.

Veo que en la cocina no está, pero si están sus llaves lo que imagino que estará en su despacho. Cuando voy a tocar la puerta, oigo una voz de mujer. ¿Será su secretaria?, porque como sea ella le arranco el pelo.

Entro sin tocar la puerta. Y veo a la pelirroja, que me sonríe por educación. No por respeto hacía Tom. Y a Alex, que me sonríe y me escanea. ¿Qué hacen aquí a las 7 de la mañana?

-Eh... Hola. -Sonrío.

-¡Hola Ela! -se levanta del sofá la pelirroja y se dirige a mi, a darme la mano.

-Soy Estela. -la mato con la mirada. Miro su mano en el aire aún, pero no se la doy. Ella acto seguido la quita.

-Oh, perdón, soñora Redner. - ¿Qué mierdas acaba de decir?, ¡si aún no estoy casada!

-Señorita Mae.

-Oh, claro, pensaba que... - me mira con cara triste y se va a sentar.

Veo a Alex que se ríe, mirando a Tom. El cuál no tiene cara de muchos amigos.

-¿Podemos hablar Tom? -me mira por unos segundos y se levanta. Viene a mi y salimos hacia la habitación. Donde cierra Tom la puerta.

-¿Qué pasa? -se sienta en el diván, mientras yo voy a mi joyero.

-Hoy tengo una comida con un hombre muy importante, que va a financiar un proyecto de uno de mis compañeros de trabajo. - Termino de ponerme los pendientes y lo miro por el espejo. Él me esta mirando el... Trasero. -¿Tom?

-Pues no se, no deja nada a la imaginación. -me mira y sonríe. Yo me giro y lo miro a los ojos.

-Tom, no te estoy hablando de la falda. Eres un pervertido. -Voy hacia el aseo a maquillarme.

-No estoy hablando de la falda. Eres una provocadora. -Se levanta del diván y viene al aseo. - Y si tu pregunta es si soy yo... Sí. Soy yo. -me coge el pintalabios que me iba a poner y lo deja en el mármol. Me gira y me besa, pero no como cuando estábamos en la ducha. Peor y a la vez mejor.

Me sube la falda con la mano derecha, mientras que con otra me coge la cara para besarme. Pasa la mano derecha por mi tanga, y desliza dos dedos por mi intimidad. Haciendo que me estremeciera. Siento de nuevo la necesidad de tenerlo dentro otra vez.

Quizás me ha leído el pensamiento, porque quita la mano izquierda de mi rostro para desabrocharse los pantalones. Y bajar su bóxer. Después, con las dos manos me sube al lavabo y me penetra. Fuerte y sin descanso. Siento como esta de hincando su miembro y como eyaculará en segundos. Pero para. Para y me deja con las ganas.

-Esto es como castigo. -me dice mientras vuelve a entrar en mi hasta el fondo. Sintiendo su líquido extenderse por mi interior. Gime en mi boca y yo quiero correrme. Dios... Qué intenso. ¿Qué he hecho?

-¿Por... Por qué? -le digo con ojos cristalinos. Sentía esa necesidad que no me ha proporcionado. -¿qué he hecho? -Sale de mi y nos limpia.

Después se arregla y me coge y me lleva al dormitorio. Me mira y sonríe.

-Me has hecho enfadar mucho cuando le has hablado así a Carolina. Además, dentro de poco serás la Señora Redner. Eso me ha excitado muchísimo oírlo. Porque no me lo había imaginado antes...

Otra cosa es lo provocativa que vas vestida para esa comida que tenemos luego... Y no podía resistirme. Así, que no he dejado que te corrieras por esos motivos. Llámame loco. Pero... Loco por ti. Y que sol... -me tiro a él y lo beso. Él no se lo esperaba, y ni yo misma. Pero me ha dicho que está loco por mi. ¡Joder, me lo ha dicho!

-Tú me pones loca -sonrío. -Pero otras tantas me vuelves loca de amor. De todo lo que te quiero y todo lo que te he echado de menos. No te quiero. Te a...- Tom sonríe antes de besarme. Creo que estaba con los ojos cristalinos.

-¿Sabes?, yo también te quiero, no, no, TE AMO. Sí, te amo. Y por un sin fin de cosas te necesito. -Siento que se relaja. Y yo también.

Por fin, nos hemos dejado claro lo que sentimos y que lo que no queríamos que pasara va a pasar con nuestro consentimiento. Por fin, soy feliz por casarme con alguien a quien quiero y que me querrá y respetará. Nos abrazamos y reímos.

-Luego te recompensaré el malvado castigo que te he impuesto. -sonríe y se levanta. Me da un beso. -Voy a seguir con los asuntos que tenía pendientes antes de que entraras y me descolocaras. Nos vemos en la comida. -Sale y yo me quedo en la habitación. Con unos sentimientos liberados y un poco frustrada.

••••••••••

Eran las 12. Y estaba terminando de pasar a ordenador unos pedidos.

-Hola Estela. -me sonríe Álvaro. -¿Estás preparada para esa comida que nos va a ayudar a financiar un genial proyecto?.

-Oh sí, claro. -le sonrío. Cojo mi bolso y salimos de la oficina.

-No te veo muy entusiasmada. ¿Estas mejor que ayer? - me dice mientras vamos por la calle de camino al restaurante.

-Si y no. Estoy estupenda -emocionalmente- pero un poco cansada. Hoy mi novio me ha sacado a correr y no soy persona.

Se ríe y no me pregunta. Gracias a D...

-Espero que me lo presentes algún día. -Vale, me he equivocado.

-Si tú supieras... -digo a lo bajini. Pero me ha escuchado.

-¿Hay algo que quieras contarme? - le miré y baje la vista. Me pare enmedio de la acera y él hizo lo mismo.

-Verás Álvaro... La persona que va a financiar el proyecto es mi prometido. - me callé y lo miré. - Yo no sabía nada, él estaba de viaje y cuando volvió me lo encontré en casa y yo no sabia que él iba a la gala benéfica. Yo de... -me calla. Y ríe.

-Tranquila Estela. No te preocupes. No le diré nada a los demás.

-De verdad Álvaro, no lo hace por mi, lo hace por el chico, es un genio y merece esto. Que sea financiado para que saque lo mejor de él.

-Vale, vale, tranquila. ¿Vamos?

-Sí claro. Retomamos el camino y llegamos al restaurante.

Cuando entramos al restaurante, veo un ambiente muy romántico. Flores por todos lados y mesas con parejas. Miro a Álvaro.

-¿Es San Valentín? -abro los ojos cuando viene el Maitre.

-¿Mesa para dos? -nos sonríe y negamos.

-Una mesa reservada a nombre de Thomas Redner. -el Maitre va al panel donde tiene anotadas las reservas y mira.

-¿El señorito Thomas Collin Redner? - Yo me quedo de piedra. ¿Collin?, ¿desde cuándo tiene dos nombres?. Yo asentí con la cabeza y nos llevo a la mesa reservada. De seis personas.

Álvaro y yo nos sentamos a esperar. En segundos vino Izan. Nuestro genio. Y después de diez minutos vinieron. Thomas, Alejando y Carolina.

-Buenas perdonen la tardanza. -Dijo Tom. Se sentó Carolina a mi derecha, que me sonrió. Tom y Alejandro. Álvaro a mi izquierda e Izan.

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