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-¿Qué te parece, cielo? - me preguntó mi madre alegremente. ¿Me lo dice enserio?-¿Qué me parece? ¿tú que crees mamá? ¡no puede ser con él!.
-¿Por qué no? - Esta vez preguntó mi padre.
Veía cómo 'él' estaba nervioso, no paraba de moverse. Sus padres hablaban con 'él' para decirle que se tranquilizara.
-Papá, sabes perfectamente QUIÉN es. ¿Cómo y dónde trabajaré ahora?
-Eso no es problema. No trabajas.
-¿Qué?, ni loca permitiré eso. Me gusta mi trabajo, por lo menos hasta hace dos minutos. ¿Por eso conseguí el trabajo? ¿para que él me conociera y yo también?
-Mira Ela a mi tampoco me gusta esto, ¿vale?. Cállate y termina con todo esto. - ahora quien habló fue 'él', estaba enfadado, sabía que tenía que casarse conmigo y no me dijo nada.
-Eres un estúpido. ¿Lo sabes?, podrías haberme avisado hace una semana, así... así... así me lo habría planteado. ¡Joder papá! -me dirigí a mi padre que miraba nuestra discusión.
-Ya está todo echo y todo hablado. -Mi padre fue tajante. Éste o ninguno. -Tenéis un mes para llevaros mejor. No podéis ser pareja sin llevarse bien, por dios.
-¿Tú lo aceptas Tom?, ¿de verdad aceptas todo esto?, si ni siquiera me dirigías la palabra en la oficina. Dios. Qué dolor de cabeza de verdad... Mirar, con vuestro permiso me retiro a mi habitación.
Tom no decía nada. Sólo estaba callado.
-Estela. - me paró mi padre. - Os he conseguido una casa a las afueras para que paséis un mes vosotros solos. Esto es algo que vosotros dos debéis solucionar.
-Si no hay más remedio, acepto. Pero no pienso dormir con él. No, no, no. -decía enfatizando el no.
-Mejor. -Dijo Tom, como si hubiese ganado una pelea.
-Nadie ha pedido tu opinión. -Sí. Lo sé, soné un poco cría. -Con permiso señores Redner. Encantada de conocerles. -Me acerqué a ellos y les dí un beso.
Me dirigía a mi habitación cuando Marisa me paró en las escaleras.
-¿Es enserio?... - me preguntó preocupada.
-Sí. Y no hay un 'no' por respuesta o marcha atrás.
Me fui directa a mi habitación con Marisa, que me acompañó toda la noche.
♦♦♦♦♦
Ya era Sábado y como le dije a mamá, iría a buscar un vestido de novia, aunque me planteo seriamente si comprármelo.
Me levanté de la cama y fui al aseo con la ropa que escogí para ponerme. Un vestido casual, nada provocativo ni de fiesta. Salí del aseo y cogí mi móvil del cuarto y me dirigí a la habitación de Marisa.
-¿Marisa?, ¿puedo pasar? -esperé a que me respondiera pero no recibí respuesta. Así que la dejé descansar y bajé a desayunar.
Mi sorpresa fue al entrar al salón, que estaban todos desayunando. Incluso Tom, ¿se quedó a pasar la noche con su familia?. Marisa también estaba. Muy bien perra, ni siquiera me avisas...
-Buenos días a todos. -Dije para nada contenta. Fui hacia mis padres y les dí un beso. Me senté al lado de mi padre que presidia la mesa junto al padre de Tom. -Hola papá.
-Buenos días, cielo. ¿Has dormido bien? - Mi madre me sonreía como si no hubiese pasado nada.
-He dormido mejor otras veces, mamá. -Mi madre calló y siguió desayunando.
Estuvimos todos callados mientras desayunábamos. Menos mi madre y Marisa, que hablaban sobre el vestido de novia y la celebración. Yo no estaba de humor hoy para verme el vestido, pero no tenía más remedio. Le prometí a Marisa que hoy iríamos ya que mañana se va de vuelta a España...
Terminamos de desayunar y yo me retiré a mi cuarto con Marisa.
-Eres una mala persona, ¿por qué no me has avisado?
-Pues pensaba que no querrías desayunar porque estaba él también...
-En verdad no lo sabía. Pero bueno, ya está todo hecho. Voy a retocarme y salimos.
-Vale, te espero abajo -Pero antes de salir de mi habitación, Tom decidió tocar la puerta.
-¿Se puede pasar? -se calló a recibir mi respuesta, pero no la recibió. -¿Estela, estás? -volvió a callar.
-¿No le abres? -me dijo Marisa en un susurro. -¿le digo que estás ocupada?
-Si si, díselo, no quiero verlo. -le contesté en un susurro.
Marisa se dirigió a la puerta y yo al aseo. A los pocos minutos entró al aseo cuando yo iba a salir.
-Ela, dice que tu padre te necesita en el despacho.
-De acuerdo, voy. Te espero abajo. -¿Y ahora que querrá mi padre?...
Bajé las escaleras y me fui al despacho. Esperé unos minutos y entré.
-Dime papá, ¿qué necesi...? -con él estaban Tom y su padre. Los tres sentados en el sofá que tiene mi padre junto a la chimenea.
-Aquí tienes. -se levantó y me tendió unas llaves. -Son las llaves de vuestra nueva casa, temporalmente. -nos mira a los dos. -Mañana por la noche os iréis.
-Oh, que chachi... -dije irónicamente. No me gustaba la idea de compartir casa con mi 'jefe'. Mi padre me miró mal, y tuve que sentirlo. -Lo siento. De acuerdo papá, tú ganas. Yo vivo un mes con él y ya, no se hable más.
-Ya sabes que no es sólo un mes.
-Sí. Vale. Lo sé. Si me permites voy con Marisa a verm... A comprar ropa.-no quería decir nada sobre la boda.
-De acuerdo, pásalo bien. Y elige el indicado. -se despidió con un beso en la frente, y yo me despedí de los presentes en la sala.
♦♦♦♦♦
Estuvimos todo el día y parte de la tarde de compras. Fui a varias tiendas de vestidos de novia, pero ninguno me gustaba o no me quedaba bien. Así que, decidí esperarme a más tarde para encontrar de nuevo mi vestido.
Marisa y yo comimos en una pizzería, y como he dicho, seguimos una parte de la tarde de compras.
A las 6 de la tarde decidimos que ya no podíamos andar, y que era mejor volver a casa y que ella descansara para mañana.
Entramos a casa, y allí seguía. Estaba claro que mañana nosotros también nos iríamos a esa nueva casa... Me fui a mi habitación a dejar las tres bolsas de ropa y una de zapatos y me dispuse a hacer la maleta. Marisa también hizo lo mismo.
En mi maleta metí vestidos elegantes, ropa cómoda para estar por casa, ya que no creo que salga mucho... y algún que otro atuendo casual. Estaba emparejando mi neceser cuando tocaron mi puerta.
-Estela, soy Tom. ¿Puedo... pasar? -no le contesté. -Si no quieres hablar ahora, hablaremos mañana. -esperó a que dijera algo, pero no respondí. -Bien, pues, mañana hablamos. Buenas noches.
Me sentí un poco triste por irse así, pero quería hablar con él y darle dos tortazos por no decirme nada. Seguí arreglando mi neceser y no bajé a cenar. Ni tampoco Marisa me avisó, así que, una de dos. O estaba durmiendo, o bajó sin mi.
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Destino
RomantizmEl destino es el culpable de muchas cosas. Pero también es el mejor para otras. En esta historia el destino le juega una mala pasada a Estela. Su voz interior le advierte de que se enamore, que se case... pero ella ni quiere ni puede, ya que su vid...