Destino

Capítulo 7.- Decisiones

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Ya era una nueva semana de nuevo.

Un nuevo Lunes que empezar. Sólo quedaban dos semanas para volver de nuevo a Londres, otra vez, sigo pensando que mi padre me va a dar la noticia de "mi boda" con alguien. En realidad, llamarme rara, pero me daba igual casarme con alguien que desconocía. Mientras él me dejara en paz me daba igual. Lo que me preocupaba era el sexo. ¿Querrá que tenga sexo con ese desconocido y tuviera hijos?, ¿de verdad sería feliz así?.

Me levanté pensando en eso. En mi felicidad si me tenía que casar con alguien a quien desconozco. En si una vez con el anillo en el dedo me hará feliz, en si llegaré a quererlo y forme parte de mi corazón.

Me asusté. Me asusté mucho. Tengo que encontrar a alguien en estas dos semanas para presentarle a mi padre y que me dejara vivir con quien deseo. Pero lo veo difícil, no sé quién. Ni cómo hacerlo. Pienso en Alex pero no puedo, es un compañero. Sé que me he acostado con él y me pone loca, pero no sé si realmente es con quien debo mentir a mi padre y a él. Yo no podré quererlo como creo que él me quiere a mi. Aunque eso lo tengo en duda y debería preguntarle. Sí. Hoy tengo decidido preguntarle.

Me doy una ducha mientras me aclaro las ideas. Es todo muy confuso... Debería haber pensado ésto antes, ¿cómo no se me había pasado por la cabeza?, joder Ela, qué cabeza tienes.

Lo primero que veo al entrar a la oficina es a Marisa, muy alegre ella y charlando con unos compañeros. La saludo y voy a mi rincón del trabajo...

-Buenos días señorita Mae, entre. Necesito comunicarle una cosa. -Al oírlo salté de la silla. Qué susto. No había oído sus pasos venir hacia el despacho.

-Vale. -Entré tras él y cerré la puerta- Dígame señor qué necesita. -Qué raro se me hacía hablarle a mi jefe cuando el sábado estuvo en mi casa.

-Verás, dentro de dos semanas me voy a Londres. Mi padre debe hablar conmigo de unos... Bueno, asuntos familiares, no le incumbe. -me lo dice serio. Pero, ¿éste se cree que me importa su vida privada? -Bueno, necesito que me reserve dos plazas de avión. Quizás vaya en fin de semana, pero quien sabe lo que puede suceder. Si no vuelvo en ese fin de semana, deberá estar atenta a las llamadas y hacer lo que una secretaria hace. Estaría en contacto con usted por si necesita ayuda.

-De acuerdo. ¿Para qué día lo reservo?

-Aún no lo se, déjame que pregunte. Puede salir, gracias.

Salgo del despacho y sigo lo que estaba haciendo. A la media hora, me suena el teléfono. Es mi padre.

-Oh papá, hola, ¿qué tal estáis?

-Hola mi niña, estamos muy bien, esperando tu llegada, ya queda poco para tu cumpleaños y hemos pensado que podrías venir el segundo fin de semana de Diciembre. Sé que no será el mismo día de tu cumpleaños pero no hay problema, hemos hecho una fiesta para celebrarlo, ¿qué te parece?

-Estoy encantada, claro que sí. Podría ir viernes, es fiesta en toda España y así podré disfrutar de vosotros un día más.

-Vale de acuerdo. Por cierto, ¿vas a venir acompañada o necesitas que te busque acompañante?

-Eh... -Mierda. Me ha pillado, ¿ahora qué le digo? -Bueno papá... no... no sé de qué querrás hablarme el día de mi cumpleaños, qué o a quién quieres regalarme, pero... ¿podrías darme más tiempo? -No sé si sabe de qué hablo. Pero yo se lo digo.

-¿Más tiempo?, Estela Mae. Te dí un plazo limite. Una fecha. No me gusta que me digan que sí y luego se arrepientan. Lo sabes. -Vale, de acuerdo. Sí sabe de qué hablo y ya sé de qué quería hablarme para el día de mi cumpleaños.

-Pero papá, me lo he planteado hoy. No sabía hasta hoy lo que de verdad me hará feliz en mi vida privada, ¿de verdad quiero casarme con alguien a quien no sé si realmente querré?

-Estela. Has tenido muchos años hasta hoy de pensarlo. Sabes que nuestra familia siempre ha sido muy conservadora sobre el matrimonio. Te he dado mucha libertad, y sólo has gozado tú de eso, sé que no vas a llegar virgen al matrimonio, mamá no lo sabe. Debes casarte ya. Darnos nietos y...

-Papá, papá. Por favor. No quiero hablar de esto en el trabajo. Ya lo hablaremos el día antes de la fiesta. Por favor...

-De acuerdo Estela. Pero piensa en lo que te he dicho. Yo me case con tu madre sin conocerla. Pero gracias al tiempo nos fuimos conociendo y ahora nos queremos. Espero que hagas lo mismo. Hasta el día de tu cumpleaños. Te quiero.

Dicho eso me dejó un mal sabor de boca. Me siento mal, es verdad, mi padre me ha dado mucha libertad y estoy muy mimada, pero eso no me convierte en una estúpida. He hecho muchas cosas porque quería y me he ganado yo todas las cosas, mi padre no ha influido en mis estudios ni en mi trabajo.

¿Y ahora qué?, ¿me dejo casar con un desconocido?, o ¿tengo que buscar el amor ya?. Dicen que el amor no se busca, viene solo.

De acuerdo. Ya lo tengo claro. Me casaré con quien mi padre desée, así la empresa familiar seguirá adelante. Y si me tengo que esforzar por conocer a esa persona con la que pasaré mi vida, lo haré.

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