OCTAVA PARTE

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   OCTAVA PARTE: AMOR Y OTRAS DESGRACIAS. 

-¡Te dije que era su nuevo novio!

-¡Tampoco era para que lo dijeras tan alto, idiota!

Esas voces eran muy conocidas, sonaban a aquellos chicos que había conocido en el bar, y aunque la lluvia permitía muy poca audición, tanto él como Jaebum lograron escuchar a los intrusos, lo que los llevo a girar a verlos; siendo la primera vez que algo llamaba la atención del mayor de todos

-¿Qué hacen aquí?- La voz de Jaebum sonaba sin vida, pero fue lo suficiente bueno, una buena señal de que algo parecía aun importarle y crearle reacción.

Lo cual fue perfecto y adecuado como para que Jinyoung se apartara de él e inmediatamente se pusiera de pie. No quería invadir su espacio, bastante vergüenza estaba viviendo al ser atrapado en esa situación por aquellos menores, que pese a no llegar a ver nada extremadamente raro, se mantenían mirando atentos todo, sobre todo Bambam, quien no quitaba su visión de sus acciones y lo seguía con sus ojos con cautela; como si ahora Jinyoung se hubiera convertido en su presa.

Según Bambam y su cabeza, tenía motivos para no confiar de buenas a primeras en un extraño. Él no era inocente como Yugy, aunque guardara la esperanza de que la humanidad no estaba del todo perdida, todo aquel que se relacionaba con Hund era un caso perdido, entre psicópatas que no aceptaban el rechazo y enamorados en busca de una oportunidad, veía ese desfile de personas muy seguido alrededor del bar. Algunos los veía tener éxito, como el desconocido que tenía enfrente, pero otros, con muy poca suerte, habían sido rechazados ni bien iniciada la charla, y como era Jaebum, el pelirrojo sabia que no se andaba con rodeos, si las cosas se ponían pesadas él no era el mejor diciendo ¨déjame en paz¨, por lo que, por las dudas, tuvo que venir a cerciorarse de que no habían cometido un error en darle tantos datos al sujeto.

Sin importar empaparse, sin pensar en si serian bien recibidos o no, su deber era evitar una catástrofe y por supuesto, prevenir que el mayor matara a Yugyeom por ser tan descuidado al mandarle un loco.

-Creí decirles que debían irse apenas yo entrara ¿Por qué demonios no están en sus casas aun?- El regaño fue claro y directo. Jaebum había vuelto y para su mala suerte los menores habían visto todo ese momento penoso.- Creo que quieren que los mate.

-Veo que volviste a ser tu.- La voz de Jinyoung interrumpió en la charla, y por primera vez en todo lo que iba su encuentro, los ojos de Jaebum se posaron fijamente en los suyos. Pese a la lluvia y lo poco que le dejaba ver, el castaño notaba frio saliendo de aquella mirada. Visión que se posaba en su cuello.-

-¿Ustedes se conocen? – Bambam era esta vez quien se metía en la atmosfera, primero porque toda esa seriedad no era digno de dos personas que se conocieran, lo cual lo llevaba a maldecir a Yugy por ser tan confiado y no creer en sus presentimientos. Pero en segundo lugar estaba el hecho de que sentía un poco de compasión de aquel sujeto que conoció en el bar, por mucho que les haya engañado, no parecía un mal sujeto y no quería que algo le pasara.-

-Claro que nos conocemos.- Afirmo el moreno. Sin saber que hacia Jinyoung ahí, ni tampoco como es que había llegado, lo más llamativo era que el sujeto que acababa de casi violar y matar hace unas horas atrás, no solo volvía a aparecerse sin problemas frente a él, también lo había ayudado. No importaba lo tan sumergido que estaba con sus ideas, claro que había sentido los brazos de aquel sujeto rodearlo y alentarlo a volver, solo que no tenía suficientes ánimos como para pensar en otra cosa que no fuera lo de siempre; en el purgatorio.- Así como le pregunte a Bambam y a Yugy ¿Qué haces aquí?

PERRO NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora