VIGÉSIMA SÉPTIMA PARTE

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 VIGÉSIMA SÉPTIMA PARTE: UN LUGAR EN EL MUNDO.

-Vamos, ponte cómodo.- Dijo Jaebum.

Luego de una ducha llena de gemidos y vapor, los jóvenes habían decidido salir de su cómodo spa personal para ir hacia la gran casa de madera. Jaebum más que nadie había sugerido que era mejor quedarse a que volver a esas horas de la noche y Jinyoung luego de ver que eran ya casi las diez de la noche no vio porque objetar a eso. Le preocupaba la ropa, pero pensándolo varios segundos llego a la conclusión de que no sería molestia andar desnudo si fuera el caso, dudaba que Jaebum pudiera negarse a eso y sentirse intimidad; ese hombre apenas se ponía ropa al parecer.

Cuando tomaron sus cosas y se vistieron nuevamente, salieron tomados de la mano para encontrarse con los guardias aun de pie en la puerta.

-¿No se piensan largar? ¿O quieren que les patee el culo para que se vayan?- Les pregunto el mayor sin intenciones de ser cortes con ellos.

Jinyoung les hecho una mirada a los sujetos y pudo ver como sonreía mientras analizaban a los dos. Seguro captaron sus cabellos mojados, sus vestimentas a medio arreglar y eso parecía hacerles mucha gracia. Un deseo interno de romperles la cara apareció en la cabeza del menor. Era obvio que pensaban que vino solo para follar, y si bien en parte fue cierto porque ocurrió, estos sujetos lo observaban como si de una prostituta se tratase, lo analizaban, lo comían con la mirada, le sonreían de manera socarrona; y no es que se creyera mucho, pero Jinyoung juraba que si dijeran algo seria ¨ ¿Y ahora puede ser mi turno?

La sola idea le desagradaba y lo hacía rabiar.

-¿No vas a tu departamento?- Se atrevió a preguntar uno de los sujetos. Mirándolo, este nunca había hablado cuando Jinyoung estuvo presente así que fue una novedad para él encontrarse con su voz aguda, pero sin dejar de tener un tono de hombre.- No pienso volver por ti si te quedas.

-No necesito de mis niñeras. Puedo conseguir un auto donde quiera.- Exclamo tajante Jaebum.- Así que lárguense.

Tirando de la mano de Jinyoung, lo llevo por los prados verdes, estaba oscureciendo así que el color del pasto cambiaba poco a poco a uno más oscuro y tras llegar a la casa, subiendo las escaleras, Jaebum abrió la puerta sin ningún problema, encendiendo las luces para mostrar una típica escalera de madera que iba hacia arriba; con umbrales a cada lado que iban a diferentes habitaciones. Muy grande para ser solo de una persona; pensó el menor. Caminaron hacia la izquierda para pasar a la sala remodelada. Un sofá negro en L adornaba parte del lugar, delante había una pequeña mesa, mas adelante una enorme televisión plasma y algunos equipos de sonido alrededor; ni hablar de la chimenea remodelada con puertas de vidrio. La pintura era normal, blanca a juego con el exterior, pero este estaba mucho más cuidado y no se veían gritas por falta de color como en las maderas de afuera.

La vivienda por fuera le traía recuerdos a la cabeza de Jinyoung. Típica casa grande, de dos pisos, quizás una azotea, con un balcón largo que conectaba a las puertas de los cuartos seguramente, también pórtico rustico con columnas de madera que sostenían el techo sobre la entrada y el piso de la plataforma. Su decoración de campo en el exterior dejaba mucho a desear, nadie que viera a Jaebum diría que podría pegar con ese estilo, él se parecía más al interior que al exterior dañado; aunque había escuchado decir que para conocer bien a la persona tienes que ver su hogar y podría tomar ese consejo en cuenta.

Todo gritaba rustico por fuera y moderno por dentro. Un animal y un humano; pensó.

La casa le hacía acordar a cuando una vez, por puro hacer callar a su hermana, se había sentado con ella para ver una película, de esas cursis que las mujeres ven y luego lloran; Diario de Noa, o algo así se llamaba.

PERRO NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora