VIGÉSIMA TERCERA PARTE

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VIGÉSIMA TERCERA PARTE: CELO ANIMAL

El aire era mínimo, sus fuerzas casi nulas, Jinyoung tuvo que dar sus últimos esfuerzos para subir y acomodar su ropa, estar mínimamente presentable, para salir con cuidado de ese lugar, sujetándose de todo lo que tenía cerca hasta llegar a la puerta; paredes, vides, seca manos.

-¡Aquí estas!- Esa voz le sonó conocida, pero no llego a ver de quien se trataba, trastabillo apenas asomo su nariz fuera y cayó al suelo, siendo atrapado por suerte por el sujeto, que luego descubrió que se trataba de uno de los amigos de Jaebum; gracias a dios.- ¡Dios mío! ¿Qué te paso?

Ojala fuera más fácil responder esa pregunta, sobre todo porque su cuerpo era difícil de entender ahora mismo, ardía, juraba que tenia 50 grados de temperatura, su aliento se volvía cada vez más escaso, difícil, mientras que sus sentidos, todos, estaban en un pensamiento, encontrar a Jaebum.

-Jaebum....- Alcanzo a decir con lo poco que quedaba de su voz. El músico se quedo mirando al joven en sus brazos sin llegar a entender que decían sus labios, mirándolo extrañado, Jinyoung continuaba moviendo su boca y al tipo no le quedo otra que agacharse un poco para oírlo con más claridad.- Jaebum... busca... búscalo.

-¿El estuvo contigo?- La pregunta estaba de mas, pero el sujeto se alejo aunque fuera un segundo para mirar la cara del menor y notar que seguía hablando, balbuceando con la mirada perdida; no tuvo más remedio que volver a inclinarse para oír que quería.-

-Se fue.... Jaebum... debes encontrarlo...- No había que conocer a Jinyoung como para que el músico supiera que estaba preocupado, lo noto cuando volvió a alejarse y verlo dormirse en sus brazos.-

-¡Niño! – El hombre alarmado comenzó a mover el cuerpo inmóvil, tocándole la cara para que despierte.- ¡Jinyoung no te duermas! – Exigió y miro a los lados para ver si encontraba a alguien que lo ayudara, mas no vio nadie conocido, lo que lo llevo a tomar el plan b.-  Mierda.  Solo resiste, ya lo resuelvo.-Aunque fuera tonto, tenia la esperanza que Jinyoung lo siguiera oyendo en lo profundo de su sueño.

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Fuera del lugar las cosas no eran más tranquilas, ni por asomo.

En el medio del callejón poco iluminado, frio, una batalla campal se estaba desarrollando y esta vez no había un ganador definido. El bastardo, como Jaebum lo llamaba, era un astuto luchador, por no decir que tenía las tácticas precisas de un peleador, pero basadas primordialmente en la lucha, como si alguna vez se hubiera dedicado profesionalmente a ello y lo notaba ¿Cómo? Nadie que no supiera de peleas sabría como detener su patada al estomago y sostener su pierna para derribarlo al suelo.

Sus años como Hund le dieron experiencia en leer a su contrincante, y ese tipo sabia más de lo que aparentaba, era bueno, pero eso no lo intimido para nada; cuando conoces la cara de la muerte, ya nada luego de eso puede asustarte.

Frase típica, pero muy cierta entre los peleadores clandestinos.

Aun si recibía una que otra patada luego de caer al suelo, protegió su cabeza lo suficiente como para tener una visión y cuando encontró el momento justo, con un rápido movimiento, deslizo su pierna derecha para pegar justo en el tobillo; fuerte, lo justo para desequilibrar y pegar otra patada en los huevos. Bajo, quizás pudo hacerlo mejor. Pero en las peleas de calle no cuenta donde golpeas ¿O sí? Lo importante es hacer doler, y fue lo principal que hizo cuando se subió encima y empezó a repartir puños en todo ese rostro; hasta no ver la sangre en la nariz no se detuvo.

Ver sangre era índice de derrame y cuando la gente pierde sangre, se marea.

Ese instante fue preciso, aprovechando se levanto y conecto una patada justo en la cabeza del joven, sin dudarlo. Sin pensar en otra cosa que no fuera dejarlo en el suelo e inconsciente.

PERRO NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora