Capítulo # 11

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Capítulo # 11: Blood

No hay mucho que decir de eso Olya― respondió el hombre.

Tienes razón, me presento soy Olya la llave numero...bueno eso no es algo que sea importante― la mujer se paseó alrededor de Stiles como analizándole― no eres rubio ni de ojos claros

― Lo sé Zvetan lo recalcó cuando me contó la historia.

Esta en la genética― dijo el hombre― una parte de la primer llave está en la genética de cada llave...pero, supongo que es el hecho de que se alteró la cadena.

― Stiles― el menor viró su cabeza donde estaba Derek quien estaba en shock.

Un alfa con mi sangre― dijo Gleb― uno de los pocos que quedan.

― Derek Hale― se presentó el lobo.

Thalía― susurró el mayor― ella era tan pura y lo sigue siendo.

― ¿Has visto a mi madre?

Si, desde aquel fatídico día― dijo refiriéndose al incendio de la mansión― no te culpo casi caigo también.

― No entiendo para qué se presentan ante nosotros.

Para que desde ya sellen su amor, ellos tratarán de separarlos como lo hicieron con nosotros.

― ¿Amor?

― Yo y Derek

Lo deben hacer, sus almas no son suyas del todo, llevan un hilo rojo atado a ellas, nosotros lo teníamos y miles antes lo tuvieron― respondió ella.

― Pero no es nuestro caso― aclaró Derek.

― No lo es― aseguró el menor.

Lo hay, que no haya nacido es algo que no me compete― mencionó la mujer― si llegaron acá no fue una casualidad es obra de una fuerza mayor.

― De hecho― interrumpió el lobo― la sociedad que busca a Stiles mandó a alguien para interrumpir su entrenamiento Zvetan dijo que tenía solo diez segundos para salvarlo entonces solo salté dentro del portal y luego estábamos acá.

Entonces... ¿No han cumplido todo el entrenamiento? ― Ellos negaron los mayores se miraron entre asombrados y asustados― esta es la última etapa del entrenamiento ya que por lo general en una de ellas se encuentra a su alma gemela. Entonces juntos pasan por el final del entrenamiento y en la cúspide declaran su amor.

― Entonces esto debía pasar― mencionó en un susurro Derek― ¿Es necesario hacer el pacto ahora?

Lo es― mencionó el hombre― si es como dicen deberán encontrar el camino a la primer prueba.

Sin embargo el amor no puede ser algo que se jura porque sí, debe ser algo que se sienta― respondió la hermosísima mujer― yo no quiero ser pesimista pero siendo la llave sé que se siente estar entre la espada y la pared.

― ¿No podemos solo- ― antes de que el menor terminara la frase tuvo un fuerte dolor en su pecho, era tan molesto que llegaba a ser asfixiante. Y esa repentina acción del menor obtuvo una muy rápida reacción por parte del licántropo que optó por poner sus manos en el pecho y la espalda, con esta última haciendo una leve masaje.

― ¿Te duele mucho? ― preguntó y el menor solo asintió. La mano que estaba en su espalda ahora se encontraba en su brazo acunando así al menor― ¿Por qué le está doliendo?

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