o n c e

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Había dado tres vueltas a la misma manzana y el convertible no dejaba de seguirlo, Jin no estaba asustado, solo se sentía nervioso. Luego de lo sucedido en la bodega de bebidas Jungkook había quedado en una especie de shock mientras Jin se iba rápido de allí, desde entonces la relación con Jungkook se notaba tensa y entorpecida, no habían vuelto a hablar pero Jin podía asegurar que Jungkook no le quitaba los ojos de encima, no es algo que le moleste a un hombre narcisista como él, pero luego de lo hecho y considerando la edad de Jungkook, se sentía un tanto culpable.

Pero huir de la situación no arreglaría nada, debía dejar las cosas claras y así alejar al menor, porque Jungkook podía estar para comérselo, pero no era Jin quién debía degustarlo.

Se detuvo y esperó a que el convertible se orillara en la calle, a medida que caminó la puerta se abrió.

- ¿Te doy un aventón? - La sínica y coqueta sonrisa del pelinegro enmarcaba su perfecta cara, con su vestimenta negra y ajustada, dentro de un lujoso y hermoso auto. Una imágen que derritiría a cualquiera sin duda.

- Deja de seguirme. -

- Yo sólo estoy dando un paseo, ya sabes, para gastar las llantas nuevas-

- No digas tonterías, a drede he dado tres recorridos más y los has estado siguiendo, te detuviste apenas yo lo hice; me estás siguiendo. - Ante ello Jungkook no sabía que responder así que asintió levemente.

- Sube. -

- ¡No! acabo de decirte que-

- Y yo acabo de escucharte, ahora sube. - El tono de Jungkook no había sido aquél que se asimilaba a un mocoso puerto, no, había sonado dominante, fuerte... y a Jin le gustó.










...










Pequeñas gotas de lluvia caían sobre el el auto, Jimin contaba las que podía al caer por el vidrio, desde fuera podía ver a Yoongi pagar en la caja de la farmacéutica y luego salir corriendo para no mojarse una vez la lluvia aumento.

- Hace un frío horrible afuera. - Comentó mientras abría la bolsa y sacaba su contenido. Jimin no dijo nada, solo lo miro en su labor de destapar el frasco de alcohol, abrir la caja de gasas y curitas, y hacer bolitas de algodón. - Esto será un poco incómodo aquí. -

- No vas a llevarme a tu casa. -

- Bien, entonces comienza a quitarte la ropa aquí frente a todos para que yo pueda curarte. - Ambos se miraron pero el primero en apartar fue Jimin.

- No tienes que hacerlo... -

- Claro que sí, eres mi Jiminnie y debo cuidarte. -

- Yoongi... - El pelirosa le dio una mirada suplicante y el otro tomó una de sus manos para dejar un beso.

- No haré nada más que curarte, lo prometo. Después puedo llevarte a tu casa y te dejaré en paz. Al menos hasta mañana. - Jimin sabía que no mentía, Yoongi nunca rompia sus promesas.

- Está bien. -

Dejaron que la radio llenara el vacío de sus voces, Jimin dejó que Yoongi descansará una de sus manos sobre su rodilla durante todo el camino, cuando llegaron al estacionamiento del edificio bajaron corriendo hasta la entrada pues seguía lloviendo, subieron por las escaleras puesto que el cuidador no los dejó usar el ascensor por estar mojados, fue en el tercer piso que Yoongi guió a Jimin frente una puerta azul marino con el número 33, abrió y lo dejó pasar primero para luego cerrar él.

- ¿Qué te parece? - El pelirosa dio un vistazo a todo el lugar. No era muy grande, solo lo suficiente para una persona o una pareja sin hijos, era de un estilo getto, completamente blanco, el piso en azulejo parecido al mármol, tenía un sofá mediano de cuero blanco, un escritorio con computadora fija y un piano a la esquina del enorme ventanal, vacío pero estructuradamente lleno.

- Tocas el piano ¿cómo es qué no sabía eso? -

- Nunca has parecido ni un poco interesado en mi vida... - Jimin asintió lentamente, triste. - ¿Quieres un vistazo a todo el lugar? -

- Claro. -

Le mostró su vacía estancia y su seco jardín, su cocina equipada con lindas alacenas y electrodomésticos aún así teniendo sólo un cartón de leche en el refrigerador, paquetes de platos, vasos y palillos desechables, cuando Jimin estaba por preguntar el porqué de su vacío Yoongi respondió con un "no paso mucho tiempo aquí en realidad." cuando la realidad era "gastó demasiado por verte como para poder vivir, pero con verte estoy bien."

Luego le mostró su habitación, un poco más grande que la estancia pero con una pequeña cama individual pegada a la ventana, una mesita de noche con una lámpara y el control del televisor que estaba al frente de la cama, también había un armario de madera ya vieja y luego el pequeño cuarto sanitario.

- Es diferente a como lo imagine. -

- ¿Cómo lo imaginabas? - Yoongi se sentó a la orilla de la cama y dio golpecitos a su lado invitando a Jimin.

- Obscuro y sucio. - Sinceró yendo con él. - Pero me gusta como es. -

- Y qué hay de mí ¿también te gusto yo? - El pelirosa río negando y dejó un beso en la mejilla del peliazul.

- Tal vez... un poco, eres obcecionado y raro, pero me gustas así. - Yoongi fue acercando su rostro hasta juntar sus labios en un tierno y superficial beso.

- Debo curarte... - Murmuró entre besos para luego separarse y salir de la habitación en busca de la bolsa con el alcohol y lo demás. Cuando volvió dejó todo sobre la mesita de noche. - Quítate la ropa por favor. -

Jimin le hizo caso. Habían pasado tantos años desde la primera vez que se vieron desunidos y todas las ocasiones que se habían vuelto a ver que Jimin estaba seguro que Yoongi conocía cada rincón de su cuerpo y cada lunar en su piel. Quedó en simples bóxer y Yoongi lo cubrió con el cobertor de la cama. Vertió alcohol en los algodones y los pasó cuidadosamente por cada erida viva de Jimin, este cerro los ojos. No quería ser testigo de la reacción de Yoongi al ver su maltratado cuerpo.

Cuando el ardor estimuló sus botones soltó un gemido de dolor y tuvo que morder sus labios para evitar decir más. Yoongi por su parte estaba enfadado, triste y empático a la situación física de Jimin.

No terminaba de entender como podía haber gente tan enferma que sintiera placer con el dolor de los demás. Pero lo que más le carcomia era el porqué Jimin accedía a esos tratos, sabía que era un tipo de trabajo "especial" y privado que no se les ofrecía a todos los clientes del bar debido a la forma en que los chicos terminaban.

Terminó su trabajo y vistió de nuevo a Jimin, quién había terminado por quedarse dormido y Yoongi no tuvo el corazón para despertarlo. Dio un beso sobre su frente y se acostó con él para abrazarlo.

Faltaría a trabajar, pero ya inventaría una excusa, y siempre estaba Hoseok para cubrirlo.








B U G A .vh/ym/jnkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora