05

53 17 2
                                    

A la mañana siguiente desperté lo suficientemente temprano como para notar como era que los marinos limpiaban la cubierta con las mismas ganas que tenían de bajarse los pantalones públicamente. Todos parecían querer caer muertos de sueño.

—¿Qué fue lo que pasó anoche?— le pregunté a Dallon al notar que los hombres estaban completamente agotados —Creo que bebieron demasiado y se desvelaron jugando cartas— contestó este, inspeccionando el mapa que había trazado la noche anterior sobre el curso que llevábamos hasta ese momento.

A penas llevábamos cuatro días en altamar y habíamos pasado por más de lo que han pasado marinos toda su vida.

—¿Y los piratas?— le cuestioné —A ellos parece que el alcohol no les surte efecto, así que los dejé limpiando las galeras y contabilizando los daños del barco. Creo que tendremos que parar por lo menos un día para poder hacer reparaciones, el mástil superior está dañado y la vela menor tiene un agujero que nos corta velocidad—

—¿Sugieres que paremos justo en medio del océano a hacer reparaciones?— cuestioné, dándole un sorbo a mi copa de vino —No hay islas marcadas en el mapa, y si continuamos con esto los daños serán más graves. Debemos de parar.— solté un suspiro y masajee ligeramente mis sienes —Bien, en cuanto terminen de limpiar la cubierta nos detendremos y quiero esas reparaciones listas antes de que caiga la noche— sentencié.

—Luce de mal humor, capitán— se burló Dallon, tomando vino de mi copa —Estoy de mal humor, Dallon. Los malditos piratas destrozaron el barco y según mis cuentas tardaremos mes y medio en llegar al Nuevo Mundo si no encontramos más incidentes—

—Bueno, pues si usted, capitán, le hubiera hecho caso a su apuesto y muy inteligente primer oficial, no tendríamos porque parar a hacer ninguna reparación y ningún hombre estaría ebrio por presencia de ex-piratas— le di un ligero golpe a Dallon en el hombro —Deja de actuar como si fueras un idiota— le dije.

Dallon soltó una pequeña risita y pasó su brazo por mi hombro —Hablando de cosas apuestas, piratas y malas decisiones ¿Qué tal te fue con nuestro recluso favorito?— solté un bufido —Ni me lo recuerdes, ese chico es el epicentro de todos mis problemas— me lamenté.

—¿Es que fue tan insufrible? Dime que hizo ¿Te arrojó la cena en la cara?— sonreí ligeramente y arrojé a Dallon lejos de mi —Al menos no fue tan idiota como para hacerlo, se comió la cena pero insinuó que quería tener sexo con él— Dallon soltó una carcajada —¿Y no quieres hacerlo?— se burló.

—Te cortaré la garganta si vuelves a insinuar eso— lo amenacé, haciendo que este levantara las manos —Solo digo, Josh, tendremos cinco meses o quizá seis en este barco, es obvio que pronto todos tendremos que disponer de lo que tengamos al alcance, y no me negaría a entrar en ese chico—

—¡Ahg! Por mi puedes disponer así del chico ¿Qué más da? Pero es como una maldita cobra venenosa, en cuanto estés sobre él seguro que te mata, te lo advierto.

—¿Lo intentaste?— se burló.

—¡Dallon! ¿Cómo osas llamarte mi mejor amigo si crees que yo sería capaz de hacer eso? ¡Es un pirata!

—Y es apuesto.

—¡Y es...! ¡No!— grité, haciendo que Dallon enarcara una ceja y se cruzara de brazos —Puede que el chico sea apuesto, pero es como una maldición, su cara nos va a llevar a la ruina. En cuanto veamos alguna isla en el camino lo colgaremos y sacaremos a ese demonio del barco—

—Si estás tan preocupado por eso ¿Por qué no solo lanzarlo al mar?

—Aún no descarto completamente que sea una sirena.

Dallon soltó una risita aguda, bastante impropia de él y asintió —Bien, entonces espero que la sirena no te vuelva loco, amigo. ¿Le bajarás la cena hoy?— miré hacia el camino que conducía a la parte baja del barco, específicamente a las celdas. Recordé que Tyler aún debía de decirme su apellido.

Tenemos que mantener a la sirena con vida ¿No?

CaptiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora