CUANDO CAE LA NOCHE

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La noche había llegado al complejo, las luces de la cuidad se podían apreciar desde la habitación principal, era una vista realmente hermosa, en todo el sentido. Tony siempre, antes de dormir, admiraba aquel paisaje, era como un pequeño recordatorio de lo que protegía junto con la persona que amaba. Ese día, más que nada, necesitaba de ese pequeño respiro.

El castaño estaba tan lacónico que no pudo sentir el momento exacto en el que unos delgados, pero fuertes brazos, lo rodeaban. Aquel pequeño sentir lo había llenado de una paz increíble que solo lo podía tener alrededor de él, era su todo, su alma gemela, que a pesar de ser tan diferentes, se complementaban entre ellos.

-Supongo que al Señor Stark le hace falta un pequeño abrazo de su pequeño Underoos, ¿verdad? - aquella melodiosa voz había inundado todos sus oídos trayendo consigo sosiego aquellos pensamientos destructivos que le llegaron a la cabeza.

- ¿Cómo no necesitarlo después de tan largo día? - confesó con un suspiro que sacaba todo tipo de males dentro de sí mismo.

Peter tenía un poder único sobre él, que hubo un momento donde temió de este, pero era su Peter, él jamás le haría daño aunque se lo pidiera. Porque él era así, una persona muy noble, del corazón más puro que podía conocer, si, tenía sus errores pero su amor por el menor era tan grande que esos errores lo hacían tan único, tan inigualable, tan magnifico, tan...suyo, puesto que él le pertenecía, a pesar de lo egoísta y posesivo que sonara, esa era la realidad.

-Sabes... en el taller me preguntaste de Gwen... sé que no es momento de decírtelo pero si no lo hago ahora, créeme que jamás volveré a tocar el tema - susurró Peter un tanto afligido, lo cual no era muy común en el menor.

No se había sentido muy cómodo tomando el tema.

-No tienes que hacerlo si no quieres - le recordó Tony, volteando al chico para tener de frente, de esa manera poder darle un poco de seguridad y tranquilidad que siempre había recibido.

La mirada del menor se posó en él, demostrando la angustia que reflejaba aquella conversación. Sonrió, era la única manera que se le había ocurrido para reconfortar al menor, aunque sea un poco.

- Tengo que hacerlo- respondió con un poco más de seguridad en sus palabras, lo cual llegaron a convencerlo de proseguir con aquella ignorada charla.

-Nos conocimos en clases de ciencia en quinto grado... era muy inteligente e incluso un poco más que yo, era increíble.

Y Peter inicio con su relato, era alucinante como sus ojos se iluminaban al mencionarla, su voz se llenaba de una ternura y admiración al momento de pronunciar su nombre con un tiempo de dedicación a ella. Le contó cómo había tenido una pequeña rivalidad con la rubia por saber quién destacaba en clases de química o biología, como ella le había defendido de los abusadores que lo habían golpeado, enterándose en ese momento de que Peter fue abusado en su niñez y adolescencia. También como su amistad había nacido en el momento de un castigo por haber casi incendiado el laboratorio y todo lo que vivió junto con ella, y ahí se dio cuenta de que no podía odiar a esa muchacha que hacía que Peter le admirara, pues él también empezaba hacerlo, es que era inigualable a comparación con él y por un momento pensó que ella era mucho mejor para Peter que él

-Ella fue una de las primeras personas que descubrió mi otra identidad- reveló el menor con pena - me defendió de su padre muchas veces cuando portaba el uniforme e incluso me ayudó a conseguir el trabajo en el diario - sí, ella era increíble.

PRUEBA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora