C A P Í T U L O. T R E S

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Soy una cobarde...una completa cobarde. Dos días han pasado y no he entrado en "The Hallway". Después de contarle a Waves la conversación con Harry, se ha dado cuenta de que él es el motivo por el cual declino las invitaciones de café después del trabajo y me ha amenazado con otro cambio de cerradura si no entraba esta tarde a tomarme un café con ella, así que aquí estoy, atravesando la puerta del único café de Pimrose Hills que me da pánico... Antes de lo ocurrido con Ian, me sentía muy segura de mí misma. Me gustaba subirme a los tacones, pintarme los labios de rojo intenso y que los chicos se girasen para poder mirarme, pero hasta eso me ha robado el muy...

Me reúno con Waves, que ya ha pedido mi café, y le preguntó que tal le ha ido el día. A medida que va pasando el tiempo, y tras fijarme sí él está o no, me siento mucho más tranquila, así que desconecto del entorno que me rodeo y me centro en mi conversación con mi amiga. Me cuenta que está harta de que la semana pase tan lenta y que no soporte que todavía estemos a jueves. La verdad es que coincido con ella, necesito que sea fin de semana para apagar el teléfono y no saber nada de nadie de la oficina. Le cuento que he decidido apuntarme al gimnasio, yo si que estoy harta, pero de tener una vida tan mmmmm  sedentaria, por no decir aburrida. De casa al trabajo y del trabajo a casa, exceptuando que ahora Waves pretendía hacer de estos cafés una rutina. Entonces sería de casa al trabajo, del trabajo al café y del café a casa... Además, después de la ruptura, y de todos los helados de chocolate que me he pimplado yo sola, no está de más que empiece a hacer deporte. Comerse un solo bote de helado a los 18 no es lo mismo que hacerlo a los 26. 

El barman se acerca, nos saluda y vuelve a dejarnos los cafés que estábamos tomando, no los habíamos pedido, pero todo cobró sentido cuando me percaté que mi servilleta, a diferencia de la de mi amiga, estaba garabateada. Antes de que ella se diera cuenta, la cogí y la escondí en mi bolso lo más rápido que pude. Me gustaba tenerlo como secreto. Me gustaba que fuese algo privado entre E y yo, fuera quien fuera...

-Buenas tardes, señoritas.

-Harry, hola -saludé mientras me atragantaba con mi latte, se estaba volviendo en costumbre.

-Olivia -me sonrió.- ¿cómo has estado? No te he visto desde el lunes...

-La verdad es que...- entonces Waves carraspeó recordándome que no estaba sola con Harry- Perdona, ella es Waves, mi mejor amiga y compañera de piso. 

-Encantado de conocerte, Waves -le tendió su mano. Por supuesto ella se la estrechó gustosa.

-El placer es todo mío... Es una alegría poder conocerte finalmente. La verdad es que me alegro de ponerle cara al chico de los hoyuelos - Le di una patada en la pierna. No podía creerme lo que me estaba haciendo. Ella. Mi mejor amiga me estaba dejando en evidencia delante de él. El chico que me traía loca desde la noche de las citas rápidas. ¿Cómo se le ocurría? 

-Así que has oído hablar de mí eh... -la madre que la parió, no sabe la que le espera cuando lleguemos a casa.- Me alegra saberlo. Y soy sincero cuando te digo que espero que seas mi aliada.

-¿Tienes algo que proponer?

-Me gustaría tener el número de Olivia. El otro día se lo pedí de la manera más sutil posible, pero fallé en mi intento. De hecho me arrepentí, pero estaba tranquilo ya que me dijo que la vería por aquí...sin embargo llevo dos días esperando por ella. ¿Crees que puedas ayudarme? 

-Claro que sí, Livie, ¿tienes una servilleta y un boli a mano? - ¿Cómo tenía el descaro de pedirme eso?- Ah no, espera.- Sacó una libreta y un bolígrafo de su bolso y anotó mi número de teléfono...

-Perdón, siento interrumpir pero, estoy aquí.

Harry, que había estado ligeramente volteado hacia Waves, encaró conmigo.

-Lo siento, Olivia...

-Por favor, vuelve a decirlo.-  joder, ¡lo había dicho en voz alta!,

-Lo siento, Olivia - repitió mientras sonreía muy pagado de sí mismo- pero a grandes males, grandes remedios. Los dos sabíamos que no ibas a dármelo - apoyó las manos en la mesa y se acercó a mí, tanto que sentía su aliento mentolado en mi cara- pero también sabemos que no iba a parar hasta tenerlo. -¿Pero qué les pasa a mis piernas cada vez que este hombre está cerca?. A falta de mi respuesta... - Nos vemos Olivia- me picó el ojo- Waves. -Se despidió de mi amiga mientras me daba la espalda y me dejaba allí sentada, sin sentido de la estabilidad y pensando, única y exclusivamente en como sonaba mi nombre en sus labios. Realmente tenía que grabarlo.

- De nada, Oliva. De nada. -se burló mi amiga.

-Yo a tí te mato- dije mientras le lanzaba la servilleta más cercana que tenía. -¿Tienes idea de lo mal que me lo acabas de hacer pasar ?

- Y tú, ¿tienes idea de como te lo haría pasar si no le hicieras caso a ese tío?, ¿pero tú has visto cómo está de tremendo? Amiga, si no lo quieres dilo ya, y yo me encargo de él...

- Y una mierda. Es mío

-¡Ja! - gritó mi amiga - Al menos tienes la decencia de aceptarlo. Amiga, olvídate de apagar el móvil este fin de semana... ¡Esto huele a cita!

Después de dejar que Waves se burlara un poco más de mí, nos fuimos de camino al piso. Le comenté que había visto que el ático que estaba en nuestro mismo edificio estaba alquilándose, así que, sin necesidad de convencerla, decidimos que al día siguiente, antes de pasar por "The Hallway" pasaríamos a verlo. La verdad es que necesitaba cambiar de piso. En mis asquerosos días de bajona no podía evitar recordar cuantas veces nos quedamos Ian y yo en el piso de Waves cuando ella salía de viaje... necesitaba poder darme una ducha sin sentir el asco de haberla compartido con él. Así que sí, la idea de mudarnos me emocionaba. Me tomé un té con leche, me senté en mi cama a revisar los correos para la mañana siguiente y, cuando me disponía a releer mi nota favorita, recordé que hoy tenía una nueva. La saqué del bolsillo interior del bolso, la desdoblé con cuidado y me encontré con la misma caligrafía, con una pequeña cita literaria y con la misma firma. 

"-Que nadie presuma de saber traducir los sentimientos de una mujer joven al obtener la seguridad de un amor para el que apenas se atrevía a guardar una esperanza .

  -E"

Otra cita de Jane Austen. E estaba intentando acabar conmigo... No tenía ni idea de quién me mandaba estas notas, pero de lo que sí estaba segura era de que esta noche, me reencontraría con él en mis sueño.

Buenas noches, E. 

El chico de los hoyuelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora