Olivia James, conocida como Livie, acababa de romper su compromiso a dos meses de su boda, tras encontrarse con una escena desagradable y, a su vez, de lo más típico que pueda imaginarse. Su prometido Ian Andrews, con el que llevaba más de 8 años de relación, y Sarah Becker, su wedding planner, retozando y besándose como si no hubiera un mañana.
Tras una temporada de dramas románticos en Netflix y toneladas de helado de chocolate, su mejor amiga de la infancia, y ahora compañera de piso, Waves Fitz decide que ha llegado el momento de que Livie renaciera y diera una segunda oportunidad, si no al amor, a la pasión. Juntas fueron a un bar donde, durante 7 minutos, tendrían una serie de mini citas, la cual más patética.
A pesar de que Livie había dejado de creer en el amor, no era consciente de que, en ese mismo bar, conocería a la persona que volvería a traer emoción a su vida, pero no fue ninguno de los candidatos de las mini citas.
Cuando se cansó de tanta cita estúpida, fue a la barra buscando algo de consuelo con otro Cosmopolitan y, entonces, apareció él.
El chico de los hoyuelos.
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El chico de los hoyuelos
RomansaCuando se cansó de tanta cita estúpida, fue a la barra buscando algo de consuelo con otro Cosmopolitan y, entonces, apareció él. El chico de los hoyuelos.