Memoria del corazón.

Capítulo 8: Fuerza Corrupta.

Amigos, este será un capitulo de doble duración, lo que significa que será muy largo. Gracias por leer.

Adentrándose en un brillo aterrador, Rouge encontró un cuarto casi vacío, solo conteniendo un enorme tubo de cristal. Una cuantiosa cantidad de líquido inundaba una excéntrica forma suspendida en el centro del cilindro. Algo parecido a una esmeralda, un prisma color granate.

La habitación era iluminada por la escabrosa gema, generando múltiples sombras aterradoras, más una predominaba entre todas, una silueta que miraba tétricamente el tubo sin moverse, y el único sospechoso posible que había era Eggman. El villano estaba completamente quieto mirando aquella esmeralda, absorto e inmutable frente al cristal.

—¿Te gusta? —Preguntó al aire el científico —Es una esmeralda del caos sintética, mejor y más fuerte que esos cristales viejos, ¡Es perfecta!

La rasposa voz del villano resultaba distinta, sonaba enojado, algo que no cuadraba con su discurso, pero, pese a lo extraño de su actuar, de alguna forma había descubierto a Rouge sin siquiera mirarle de frente y tampoco estaba actuando o siquiera moviéndose, solo permanecía de pie frente al tubo con la esmeralda.

La joven sentía como el impulso de huir se incrementaba solo con ver ese extraño prisma, además la misión estaba prácticamente completada, pero algo la retenía, una sensación de pesadez en sus piernas que la murciélago confundió con temor.

Espasmódicamente, la cabeza del villano giró cual muñeco de ventrílocuo, como si su cuello, resistiéndose a la torsión, se viera forzado a hacer esa rotación. Los ojos de Eggman se encontraban completamente vacíos, sin pupilas, más por alguna razón, Rouge sabía que la estaba mirando.

—Muy brillante sí, pero ¿de qué está hecha si es sintética? —Preguntó la murciélago, buscando sacarle información al loco científico.

El hombre regresó su rostro frente al tubo de cristal, dejándose ver por el reflejo de este. Como si convulsionara su rostro, sus gestos reflejados cambiaban aleatoriamente mientas una tétrica sonrisa se dibujaba forzadamente en lo que ahora era una mueca de tristeza y miedo, usando la reflexión del tubo para dirigirse a la murcuelago.

—De maldad —Respondió con un chillido el científico. La sonrisa de Eggman que deformaba su rostro parecía tan artificial como si alguien, con sus dedos, estuviera forzándolo a hacer esa mueca desde su espalda.

Las cosas se habían salido de control, Eggman jugó con fuerzas que no comprendía. Las esmeraldas del caos siempre se habían caracterizado por poseer una fuerza mística indescriptible, regida por la esmeralda maestra, el interferir con esa ley natural generaría un desequilibrio en el orden del todo, la falsa esmeralda en verdad estaba hecha con maldad pura e incontrolable, misma que se había apoderado del hombre.

La esmeralda del caos falsa controlaba fácilmente al villano, lo que significaba que la conciencia de Eggman no era más que un juego para la potencia de esa siniestra piedra. Una extraña concentración de miasma en el aire incrementó alrededor de la murciélago tras unos instantes de estar ahí, como si estuviera viva la nube de partículas oscuras, parecía que al terrible prisma le agradaba el aura de Rouge. La energía de la esmeralda encontraba una resonancia en el alma de esa joven qué por mucho tiempo había cometido actos de egoísmo y diversión, más que ahora tenía un secreto que era como el aroma de un festín para la corrupta fuerza de la gema.

La energía de la esmeralda falsa empezó a rodear a Rouge en efímeros momentos, comenzó a seducir su espíritu dejándose llevar por los más bajos sentimientos que albergaba, dejando que la obscuridad la imbuyera en odio y codicia. Esa energía silente necesitaba más negatividad para crecer, necesitaba imbuir a más seres, requería herramientas para llegar al exterior y arrasar con los corazones de cualquiera con quien se cruzara.