Capítulo 6: Del sueño a la realidad.

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Mientras la situación de Rouge y Tails parecía estar floreciendo a su manera, lastimosamente esto no era igual con el grupo de Sonic, quienes cansados y sin animo habían pasado la mayor parte de su tiempo buscando a su compañero, siendo el mayor afectado el erizo azul, que, aunque solo hubieran transcurrido dos días, le parecía una eternidad sin su mejor amigo.

Sonic se encontraba melancólico, tanto Amy como Sticks intentaron animarlo sin muchos resultados, Inclusive Knuckles seguía buscando, sin poder creer lo que había pasado. El ambiente era pesado, Eggman nunca había hecho algo así, lo intentó demasiadas ocasiones, pero siempre fallaba con un error tonto o una explosión que le ennegrecía la cara.

—Me confié... que Eggman fallara todo el tiempo no significaba que ganaríamos siempre... —se reprochaba el erizo azul. Sonic era muy despreocupado, pero esta vez se le notaba sumamente afectado, dolido.

Las circunstancias eran complicadas para Sonic y los demás. Amy había pasado el día con el erizo azul para intentar aliviar sus sentimientos sin un cambio significativo. Incluso Amy invitó a Sonic a pasar la noche en su casa, cosa que en cualquier otra circunstancia hubiese sido rechazada sin pensar, más la soledad que resentía su corazón le incentivó a aceptar la invitación.

El cabizbajo erizo siguió a Amy hasta su pórtico, pero algo detuvo a los muchachos frente a la puerta, había algo en el suelo, un paquete pequeño que no estaba cuando la eriza salió. Era extraño que el correo llegara a esa parte de la isla. Era sospechoso.

El paquete no tenía ningún tipo de notificación sobre que o para quien era, ni estampillas, solo era una caja en blanco. Eso podría ser otra trampa del loco de Eggman o solo que el correo comenzó a abarcar más zonas; esto debido a la ciudad que se había establecido hacía pocos años. Todas las posibilidades que se reunían en la mente de Amy y Sonic chocaban intranquilas una contra la otra mientras miraban el paquete en la puerta.

—Sonic, ¿Qué deberíamos hacer? —preguntó con desconfianza la erizo rosa.

—Quédate atrás Amy, veré que es —dijo el erizo acercándose al paquete; levantó la tapa de la caja con precaución, pero tras un vistazo arrancó la tapa de cartón quedándose impávido ante lo que contenía. El erizo azul exhaló pesadamente su aliento. Un toque de alivio se podía escuchar en su respiración. Amy estaba expectante de lo que ocurriría hasta que miró a Sonic girando hacia ella, con lágrimas en los ojos.

—¿Sonic?, ¿Qué pasa? —preguntó confusa la erizo. Amy se notaba preocupada de que Sonic se estuviera volviendo loco por la pérdida de Tails, aunque pronto sabría el porqué de su semblante menos agobiado; dentro del paquete se encontraban los rotos googles de Tails, lo que significaba que no había sido destruido en la explosión, podría estar en otra parte. Si el correo no fue quien entregó ese paquete, eso significaba que alguien tuvo que llegar hasta allí. Necesitaban saber cómo había llegado eso a la puerta de Amy.

La erizo corrió para avisar a los demás lo que habían encontrado; Sonic se mantuvo mirando al cielo un momento, con un atisbo de esperanza en su semblante. Con algo más de calma, el grupo de Sonic se reunió para hablar de lo que encontraron los erizos, y nuevamente, tras dos días de fatiga, el grupo pudo descansar un poco, recuperando energías para saber que hacer al día siguiente.

Mientras todos descansaban a su ritmo, los sueños de Rouge en comparación eran caóticos; la murciélago recordaba una y otra vez el momento en que Tails saltaba para rescatarla y acto seguido, el momento en que se despedirían cuando recobrará su memoria, una pesadilla que se repetía sin fin dentro de sus pensamientos hasta que la mañana bañó sus ojos con luz, entrando por la ventana.

Rouge despertó con su respiración agitada, dejando un sentimiento de temor y desespero en la joven que aún no discernía la realidad del todo. La joven miró hacia su costado con gran premura en busca del zorro, pero este no se encontraba ahí. En completo pánico, la murciélago recorrió todo rincón de la habitación con sus ojos en busca del rastro del joven zorro.

Memoria del corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora