Una cálida tarde con viento suave rebosaba de calma en un lejano paramo, algunas hojas verdes danzaban en la brisa mientras el sol aun iluminaba. La quietud de la escena parecía inmutable y serena, al menos hasta que un loco atravesó el sosiego del panorama a toda velocidad.
—¡Te vuelves lento, insufrible parasito azul! —gritó un hombre corpulento montado en un deslizador rojo, huyendo a toda velocidad.
El grupo de Sonic estaba en persecución de aquel villano que irrumpió con estridencia el paisaje. El bandido había conseguido robar otra esmeralda del caos, como ya lo había hecho en otras ocasiones.
El erizo azul y su amigo amarillo le seguían por aire usando su aeronave, El Tornado; Knuckles, Amy y Sticks continuaban la persecución por tierra usando las cadenas láser que había diseñado Tails, aunque para su mala fortuna no eran los únicos interesados en la esmeralda robada; la caza recompensas Rouge estaba tras de ellos mandada por la organización militar G.U.N, y por motivos personales, como quedarse con la esmeralda en el proceso.
La agente volaba a la izquierda del Tornado, miraba a Sonic en un ala y a Tails en su cabina. El cargo que poseía la murciélago en la misión era crucial; más esto no le impidió el acercarse a molestar al compañero del erizo, como solía hacer.
—Y... ¿qué hace una criaturita tan linda como tú en esta situación eh? —Bromeó la cándida agente mientras se deslizaba por el aire cercano al tornado.
—¿Q-que dijiste? —cuestionó el zorro mientras se sonrojaba.
—Nada, cariño —respondió con jugueteó la murciélago —Me adelanto. No te quedes muy atrás
Rouge le guiñó un ojo a Tails rebasando con gran facilidad al tornado, dejando atrás a los chicos.
—N-no soy lindo... —Refunfuñaba entre dientes el molesto y avergonzado zorro.
—Si lo eres Tails, pero que no se te suba a la cabeza, amigo—exclamó la voz del erizo azul. Sonic asomó su cabeza hacia la cabina de su compañero para divertirse un poco. Tails no pudo más que esconder su rostro entre sus hombros mientras continuaba pilotando.
El deslizador que usaba el villano estaba malogrado, varios impactos dados por los héroes lo habían dejado casi inoperable. Los perseguidores estaban cerca de alcanzar al maniaco, el deslizador había entrado a un cañón lleno de encrespados, pero sin salida, era su oportunidad de retenerlo.
Tanto el grupo de Sonic como Rouge estaban muy cerca de capturar a Eggman, su camino estaba trunco por muros de roca y el tornado en el aire. Las rocas eran demasiado altas y verticales para que el deslizador subiera lo suficientemente rápido para escapar; Sonic saltó del tornado para reunirse con los demás mientras el zorro se mantenía en vuelo, a espera de cualquier movimiento extraño por parte del villano, la murciélago siguió al erizo para bajar y encarar a quien perseguían.
—Bien cabeza de huevo, ¿porque no nos ahorras el ir a patear tu trasero y nos entregas la esmeralda?, ya estamos viejos para esto, bueno al menos tu más que yo —gritó Sonic confiando, estaba enfrentando a Eggman con presunción y confianza.
El maniaco lanzó una risotada. La barriga del villano saltaba conforme sus bocanadas de aire se recargaban. Nadie tenía por entendido la razón de que Eggman estuviese burlándose, más allá de pensar que se había vuelto loco.
—¡Tontos!, ¿en verdad creían que venía sin ningún rumbo a mi captura? En verdad no tienen cerebro, los años de experiencia me dan la ventaja parásitos —burló el hombre, presionando un enorme botón de su deslizador —¡Muéstrate CR45!
Apenas el villano terminó de gritar la frase, unos chirriantes sonidos de maquinaria comenzaron a retumbar entre las rocas. Un ligero temblor comenzó de la nada. La gigantesca pared de piedra que en un principio era un camino sin salida se abrió como una compuerta, revelando un enorme hangar del cual un robot gigante salió.
ESTÁS LEYENDO
Memoria del corazón.
Fiksi PenggemarUn acto desinteresado llevó a Rouge a encontrar algo que jamas pensó robar, pero que sin duda jamas dejará atrás. Un relato basado en un futuro no muy lejano de Sonic boom.